Rodolfo Hernández: el magnate "rey del TikTok" que se jacta de ir contra la politiquería
El candidato por la Liga de Gobernantes Anticorrupción, el ingeniero civil y empresario no participó de los debates, logró convencer a parte del electorado que está alejado de la política tradicional e hizo del discurso contra la corrupción su bandera de campaña.
El candidato a la Presidencia colombiana por la Liga de Gobernantes Anticorrupción, el ingeniero civil y empresario Rodolfo Hernández, se presenta como un hombre de sobrada fe cristiana y hasta puede pecar de soberbio: en su cuenta de la red Twitter se presenta como "futuro presidente de Colombia" y alardea de ser "el rey del TikTok". La primera de esas afirmaciones se confirmará o frustrará el domingo en la segunda vuelta electoral.
Aunque todos los sondeos anteriores a los comicios del 29 de mayo marcaban su levantada en la intención de votos, Hernández fue igualmente la sorpresa de la compulsa y ahora va por el premio mayor ante el progresista Gustavo Petro.
Fue casi todo mérito suyo: no participó de los debates, logró convencer al menos a parte del electorado que está alejado de la política tradicional –casi todos los medios locales lo tildan de "outsider" y varios extranjeros lo llaman "el Trump colombiano"- e hizo del discurso contra la corrupción su bandera de campaña.
La vida de Hernández estuvo, por un lado, marcada por la guerrilla, porque su padre estuvo más de 100 días secuestrado por las FARC y su única hija fue raptada y asesinada, se creía que por el ELN, aunque en las últimas semanas esa organización se desligó del hecho.
Por el otro, una idea del ahora candidato generó el primer paso de lo que sería luego su fortuna: otorgar créditos para la vivienda desde su propia empresa constructora.
Inscripto como candidato independiente y con un sello de nombre como mínimo curioso, Lógica, Ética y Estética, Hernández llegó en 2016 a la alcaldía de Bucaramanga, después de haber sido concejal del municipio de Piedracuesta.
De la noche de aquel triunfo en Bucaramanga –por apenas 77 mil votos- circula un dato risueño. Por varias horas nadie pudo ubicarlo, y existen dos versiones al respecto: que se escondió, temeroso de un asesinato, y que estaba por subirse a un avión para ir a Estados Unidos, convencido de su derrota.
Aunque propició el No en la consulta sobre el acuerdo de paz con las FARC, ahora no solo promete cumplir el entendimiento, sino que asegura que firmaría pronto otro con el ELN, al que hasta acá acusaba de haber matado a su hija Juliana en 2004. Una vez que se supo su llegada a la segunda vuelta, la organización insurgente explicó en un comunicado que no tuvo nada que ver con el hecho.
La presentación de su plan de Gobierno abre con el concepto de que "donde nadie roba, la plata alcanza", toda una definición de su eje anticorrupción, aunque en su paso por la alcaldía de Bucaramanga llegó a tener 34 procesos abiertos por la Procuraduría.
Su sitio personal de la web, bajo el subtítulo "Su limpia trayectoria", destaca que nunca tuvo contratos con el Estado, y sobre su triunfo en Bucaramanga subraya que fue una victoria "sobre la corrupción".
El discurso evidentemente llegó, porque en las últimas semanas la intención de voto del "ingeniero", como lo llama buen parte de los colombianos, fue creciendo primero hasta amenazar el segundo puesto de Federico Gutiérrez y después directamente relegándolo al tercer lugar.
Dueño de una inmensa fortuna que hizo en la industria de la construcción, de 77 años y con un discurso llano, no exento de groserías, a Hernández le gusta mostrarse como un outsider difícil de encasillar, aunque sus ideas lo ubican en la derecha.
Hasta acá, es de los pocos que puede mostrar al menos otras dos curiosidades: la ley colombiana permite la inscripción de candidatos independientes, a través de la junta de firmas, pero estos postulantes suelen perderse en el camino. No fue su caso ni cuando ganó en Bucaramanga ni ahora.
Y otra: Hernández se dio el lujo de estar fuera del país, haciendo campaña solo por redes: denunció un intento de asesinato y se fue a Miami. Todo a apenas 10 días del balotaje que puede depositarlo en el sillón principal del Palacio de Nariño. (Télam)