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Historias de San Luis: curanderos y curanderas y remedios caseros

En estos encuentros con curanderas, curanderos y la medicina tradicional, además de indagar sobre dolencias, algunos me contaban sobre los remedios caseros que usaban y que se usan.

por Nino Romero

elchorrillero.com

Actualizada: 13/08/2022 23:10

En estos encuentros con curanderas, curanderos y la medicina tradicional, además de indagar sobre dolencias, algunos me contaban sobre los remedios caseros que usaban y que se usan.

La fuente informativa era directamente la persona dedicada a estos menesteres, si bien hay muchos que he nombrado que no están en el mundo terrenal, pero sus hijos o descendientes tienen claros recuerdos.

Vamos con algunos ejemplos, aclarando que, si bien se trata de una medicina ancestral que perdura, siempre la opción debe ser la ciencia, los doctores en medicina ante las enfermedades.

Vamos a lo nuestro.

Pensar en colocar una cebolla cortada en rodajas en un plato dentro de la habitación donde va a dormir es bravo por el aroma, es algo usado para tratar la tos cuando es muy persistente.

“¡Y también para la congestión!”, enfatiza doña Amelia.

Algunos cuentan que también se puede poner una cebolla debajo de la almohada. Esto último “huele” más bravo.

Para mejorar de un “empacho o el hígado complicado”, siempre está la cinta mágica con la que te “miden y hacen la señal de la cruz”.

O la infaltable corbata por supuesto.

“Pero también una cataplasma de papa rayada con un poquito de sal fina en el estómago es un alivio para chicos y grandes”, señala una nieta de doña Petrona, alguien considerada una “especialista” en los temas digestivos.

Vale aclarar a esta altura del “vademécum” (o sea el listado de remedios caseros), que muchos curanderos y curanderas dicen curar de palabra, algunos a distancia, y en otros casos basta una foto.

Si tu piel sufre alguna quemadura, seguro te pusieron cera de abeja con yema de huevo.

O si te picó algún insecto colocan “tabaco de hormiga”. No tabaco para cigarrillos, sino de hormiga, que son deshechos de materia orgánica que sacan estos animalitos de sus hormigueros.

Cuando la preocupación es por tener los ojos irritados por algún factor externo como el viento, la tierra, el sol, “rodajas de papa en los ojos”, me dice doña Luisa.

Y atentos con la papa. Si te duele mucho la cabeza, rodajas de papa en la frente y en las sienes hasta que las papas se sequen.

Si. Ya sé lo que están pensando. Para mi “cabecita” una bolsa. Ya sé. No me diga nada.

Hay muchas sugerencias para las molestias de la garganta: azúcar con aceite, miel con aceite, té con limón, jengibre y miel que ayuda también en los estados gripales y congestiones.

Para la garganta, cada persona tiene su librito. Inclusive de palabra.

Y vamos a terminar esta historia de hoy volviendo a la nieta de doña Petrona. La especialista en temas gástricos.

Me cuenta Anita que su abuela identificaba a los problemas estomacales diciendo que la persona “tenía calor en el estómago”.

La sugerencia era azúcar tostada con agua caliente y carbón de pan (o sea pan quemado, en lo posible en brasas).

Con estos ingredientes se hace una infusión, hay que esperar que se enfríe y debe tomarse cada vez que tenga sed en lugar de agua.

Le cuento que algunos de estos “menjunjes” (como dicen algunos) los he probado cuando niño y han sido eficaces.

Si. El de las rodajas de papa en la cabeza también.

El próximo domingo si Dios quiere la seguimos. Y espero como siempre el aporte de los lectores a ninojromero@yahoo.com.ar

Pero reitero. Nunca deje de recurrir a la ciencia médica.

Estas son nada más que historias. Pero no de ficción.

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