Barba: “Aquí debemos venir para tomar gracia, recibir los dones que Dios nos quiera regalar y la fuerza”

Por primera vez se realizó la santa misa en el santuario de Paso del Rey, y fue presidida por el obispo de San Luis, Gabriel Barba. “Quiero acompañarlos y por eso estoy aquí. Deseo que podamos continuar las celebraciones en este predio e invito a los sacerdotes que cuando vengan hasta aquí ofrezcan a los peregrinos el alimento de la Eucaristía, y "con generosidad el sacramento del perdón”, dijo monseñor en medio de una multitud de fieles.

A 28 años de la primera aparición de la Virgen María de la Cobrera, la devoción crece en una medida que sobrepasa los límites provinciales. Por eso la movilización de esta tarde para dar testimonios de fe, fue tan grande y emocionante.

“La Cobrera será entonces, un lugar de encuentro con la Virgen, con Jesús y con nuestros hermanos en el camino de la fe. Aquí debemos venir para tomar gracia, recibir los dones que Dios nos quiera regalar y la fuerza para volver a nuestra realidad cotidiana, dispuestos a seguir a Jesús cada día cargando con la cruz que nos haya tocado para que se convierta en un instrumento de vida”, reflexionó Barba a lo largo de la homilía.

 

Consideró a ese, un lugar “de gozo y esperanza” porque la Virgen “es causa de nuestra alegría”.

Pidió “profundizar el camino de la oración”, para lo cual consideró al rezo del Rosario como “el instrumento que fortalezca a nuestras familias de lo que nos angustia, de lo que nos hace daño, porque la devoción a la Virgen María se hace oración”. Y propuso que eso sea un objetivo para las familias.

“Algunos podrán rezarlo cada día. A lo mejor otras familias lo harán con más distancia (una vez a la semana), cada familia sabrá cuál es su tiempo. Sin embargo, lo importante de esto será que el rezo del Rosario sea una oración compartida en muchos hogares. Les aseguro que esto va a cambiar a nuestras familias en el presente y en el futuro. Que no solo cuelgue de nuestros cuellos, o pasee en nuestros autos, sin ser rezados”, pidió.

En otro pasaje comentó que había mandado una carta al papa Francisco para contarle que se darían "pasos importantes" alrededor de la Virgen y la devoción, y que recibió el apoyo.

Mirando el contexto donde la María de la Cobrera quiso ser venerada, tuvo en cuenta que “son lugares propicios para la contemplación, para el silencio interior para escuchar la voz de Dios”, y lo comparó a la montaña “donde los profetas encontraban a Dios”.

“He podido vivir esa fuerte experiencia de encuentro de una naturaleza que ‘eleva’, que favorece el encuentro con lo religioso”, añadió.

“Venimos por María, al encuentro de Dios, para llevarlo en nuestro corazón, para expresarle muestras dolencias, para dejar aquí a los pies de María nuestras enfermedades, para poner aquí nuestras inquietudes que nos hacen daño, lo que nos preocupa, y también lo que nos anima. Por medio de María debemos encontrarnos con Jesús. Llegar a Él. Escuchar atentos qué nos dice, qué nos pide. Muchos de ustedes hace años que se acercan hasta aquí, y lo han hecho tantas veces”, señaló.

 

Casi al final dijo: “Quiero velar para que siempre sea este lugar, un lugar Eclesial. Que nos lleve a estar en comunión con la Iglesia bajo el cayado de Pedro, es decir, bajo el pastoreo de nuestro papa Francisco”.

Se comprometió como obispo a acompañar este camino Mariano “con la ayuda de nuestros pastores y de nuestros sacerdotes que puedan prestar sus servicios ministeriales desde este lugar”.