ASOCIACIÓN ANTIDROGAS
“Ya no hay alrededor, ahora la venta de droga está adentro de las escuelas”
El titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, Claudio Izaguirre analizó cómo avanza el mal que intoxica a los niños y adolescentes en todo el país. “Tenemos un espacio de venta de drogas cada dos cuadras en todas las ciudades importantes del país y no tenemos centros de asistencia para adictos”, aseguró para graficar el marco general de lo que pasa.
“La realidad de Argentina es que no hay campañas preventivas sostenidas en el tiempo a través de los medios de comunicación, y por lo tanto no hay posibilidad alguna que los más jóvenes se enteren de los daños que producen las drogas”. Esa es una de las cuestiones relevantes que consideró el representante de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, Claudio Izaguirre, en una entrevista con El Chorrillero, donde analizó el avance de la comercialización en las provincias argentinas. La entidad que conduce difundió hace pocos meses que 15 mil alumnos venden adentro de las escuelas de todo el país.
El drama avanza, gana terreno. Y en San Luis todo eso pasa. En las instituciones educativas crece la violencia, y de la mano el consumo de las drogas y el alcohol. Los chicos lo experimentan a diario y también lo cuentan. Qué hacen las autoridades para cambiar el panorama… nadie lo sabe.
Cuando el mes pasado un alumno apuñaló a otro durante una discusión en el Colegio Santa María Eufrasia del Barrio Pucará, desde la Unión de Trabajadores de la Educación Provincial (UTEP) advirtieron que ese era solo uno de los tantos hechos que no trascienden. La mayoría quedan “puertas adentro”.
El gremio se basó en los relevamientos que promueve para conocer la situación de los docentes y estudiantes. Dieron fe de una “mayor presencia de armas”, y “desgraciadamente un aumento exponencial en el consumo de drogas y alcohol”. Lo primero es un elemento que usan “como defensa” justificada ante los hechos de inseguridad con los que se enfrentan cuando vuelven a sus casas: el robo constante de celulares o cualquier otro objeto personal, que puede ser alguna prenda de vestir.
La semana pasada el Gobierno de Alberto Rodríguez Saá consiguió la aprobación de la Ley de Desfederalización de la competencia penal en materia de estupefacientes. Eso significa que la Justicia provincial se hará cargo de investigar y juzgar los casos de narcomenudeo. “Entendemos que la Justicia no cuenta con las herramientas para resolverlo, y que sus objetivos son naturaleza federal para ir detrás de grandes bandas que operan en el país o internacionalmente. El narcomenudeo es una problemática local, es territorial, nosotros sabemos dónde se está vendiendo”, dijo a los medios el ministro de Seguridad, Luciano Anastasi.
“Antiguamente te mandaban una persona en la moto, que captaba. Pero eso es antiguo. Ahora se vende adentro de la escuela, poque encima la Policía no puede entrar”, dijo Izaguirre para analizar cómo se mueve la droga en el contexto escolar. Y acusó que “desde el Estado no se trabaja cuando denunciamos esto”.
Insistió que en “cualquier ciudad que se visite se va a encontrar con lo mismo”. Expuso que “no existe más el afuera, ahora la droga está adentro de la escuela”, que está desarrollada la comercialización, pero no hay centros especializados para atender personas con drogadicción.
Fue directo a la hora de responder por qué no se habla de todo esto: “Porque los gobiernos necesitan a la gente drogada para poder manejarlos, o sea que tenemos un espacio de venta de drogas cada dos cuadras en todas las ciudades importantes del país y no tenemos centros de asistencia para adictos”.
Apuntó que los lugares donde se vende “están a la vista de todo el mundo”, y criticó que los gobiernos “no avanzan sobre estos espacios”.
Izaguirre recordó que visitó la provincia por una conferencia que compartió junto a Juan Carlos Blumberg, el papá de Axel, a quien en marzo de 2004 lo secuestraron y después lo mataron. San Luis no era y nunca será una provincia cualquiera para Blumberg, porque la banda que terminó matando a su hijo eligió esta provincia para refugiarse. Pero eso se merece un capítulo aparte.
“Me acuerdo de haber caminado esos barrios señalados de venta de droga y no estaban a más de 30 cuadras de la Casa de Gobierno”, transmitió Izaguirre.
Consideró que si no se avanza sobre esos lugares “es porque la Justicia no quiere”.
“La Policía pide las órdenes de allanamiento, y la Justicia no lo da porque hay jueces prendidos en la cobra de coimas”, añadió, y se refirió al ex juez Carlos Vicente Soto Dávila, acusado de conformar una organización criminal “para garantizarle la impunidad a personas vinculadas con maniobras de tráfico ilícito de estupefacientes”; y al ex juez Raúl Reinoso (de Orán, en Salta) que condenaron a 13 años de prisión efectiva, también por favorecer con resoluciones judiciales a narcotraficantes.
“No solo no me sorprende sino que es parte de lo que uno puede vivir en cualquier parte del país. Tenemos a papás que no se enojan, que no ponen limites, profesores que tienen la orden de mirar para otro lado, los maestros y desde el ministerio de Educación les dicen ‘usted va a dictar clases’, no a meterse con la droga por más que haya gente drogada o vendiendo droga en las escuelas”, denunció.
Profundizó que “ningún maestro puede meterse, mucho menos denunciar a un vendedor dentro de la escuela, y si hay una persona drogada dentro del aula, se llama a la ambulancia y punto”.
“Esta es la forma que tienen de poner solución a esta bestialidad”, añadió.
De acuerdo a la información nacional que maneja el organismo, “en las ciudades todos saben quiénes traen la droga”, y por lo tanto quiénes están detrás de los chicos que la venden.
“¿De dónde va a sacar droga un pibe? Se la da alguien, y eso le permite el consumo de manera gratuita, a través de la comercialización. Esta cosa tiene que ver con el estado que no quiere trabajar en la prevención y la asistencia de personas con adicción”, aseguró. Insistió que el narcotraficante “viene pagando comisiones importantes para el poder político, judicial y para las fuerzas de seguridad zonales”.
Relacionó este modo con lo que antes pasaba con la quiniela cuando era un juego ilegal: “Pagaba una comisión y se le permitía. De esta manera se los trata a los vendedores de droga”.
En este sentido valoró la importancia que tiene la sociedad “para poner límite a aquellos que envenenan a los pibes”.
Otras definiciones de Izaguirre:
“Cuando una sociedad rechaza, la gente empieza a sentirse incomoda… si vamos al restaurante y vemos que el vendedor está sentado, hay que irse y dejarlo solo. Pero no, el panadero le sigue vendiendo pan, el verdulero la verdura y el carnicero la carne. Entonces la sociedad también ayuda al vendedor a seguir con su negocio”.
“¿Qué podemos hacer? La denuncia, desde ya. Después abrir páginas, y poner los nombres y apellidos de los que venden, hacer fotocopias con los rostros y pegarlos en los postes avisando que venden drogas”.
“Cuando se habla de drogas, la gente se esconde debajo de la cama mientras le matan al hijo. Entonces lo que hicimos como sociedad es que los vendedores sigan para adelante… sin ningún tipo de inconveniente”.
“Si sos papá y ves todo eso, ¿qué te pasa que no hacés nada, que te callás la boca? Muchos papás miran para otro lado, se quedan mirando la televisión, una película mientras sus hijos están viviendo una época de tristeza y dolor. Cuando yo denuncio son los vendedores los que se esconden debajo de la cama. Estos tipos tienen miedo".
“La gente no ejerce el poder que tiene ¿Qué pasaría si la ciudad entera pone en evidencia al vendedor de droga, y cada vez que va a un lugar a comprar no lo atienden? ¿Qué pasaría en la ciudad? Seguramente la historia cambiaría rotundamente. Mientras tanto tenemos los chicos intoxicados dando vueltas".
“Eso lleva a desinhibiciones que permiten que se lastimen entre ellos. Es por el estado de locura producto del consumo. En principio lo que hace la marihuana es destrozar la memoria reciente, o sea que no me acuerdo lo que acaba de decir la profesora hace 15 minutos. Pero además adormece la parte frontal del cerebro, impidiendo el razonamiento”.
“La primera imagen que ven es la que compran… y actúan. La persona reacciona por lo que se imaginó y no por lo que realmente pasó. La historia en la cabeza de una persona obnubilada por el consumo de las drogas puede desatar cualquier desastre. Cárceles, hospitales o manicomios es el camino que produce el consumo de drogas”.
“La venta alcanzó a todas las provincias, por obra y gracia del poder político y judicial que lo permitieron. A ver si lo entendemos. Hay que ejercer el poder que tenemos como ciudadanos y escrachar a las autoridades judiciales porque todo pasa por ahí. Y si no, vamos a seguir enterrando hijos y nietos”.