El lugar donde hirieron de muerte a Diego Gatica es conocido por los robos y actos de vandalismo
La zona es una de las más peligrosas del Corredor Vial “Eva Perón”, a partir de los hechos denunciados el último año.
El puente donde golpearon a Diego Gatica es el más cercano a Terrazas del Portezuelo, y está ubicado sobre el Corredor Vial “Eva Perón”. Por arriba pasa la avenida Santos Ortiz y al lado está el Barrio Monseñor Tibiletti.
Ese lugar es conocido por la inseguridad que lo rodea: por las piedras que arrojan a los vehículos y micros (causando daños materiales), y por los asaltos a transeúntes o ciclistas. Desde ese sector hay unos dos kilómetros hasta el ingreso a Casa de Gobierno. Es muy transitado si se tiene en cuenta que es el camino obligado para llegar, desde la ciudad de San Luis, hasta el Hospital “Dr. Ramón Carrillo”.
Todos los robos y hechos de vandalismo que sucedieron ahí fueron denunciados por las víctimas.
“Es tentar al demonio”, había relatado a El Chorrillero un deportista al referirse a ese sector. Sabían que pasar por ahí era poner en riesgo la vida, y por eso alertaron muchas veces a las autoridades. Pero ninguna queja fue suficiente para que eso cambiara. Más bien la inseguridad empeoró. La muerte del oficial de la Policía de San Luis a manos de los delincuentes es el ejemplo más cruel. Y desnudó cómo la seguridad de la provincia está vulnerada.
Llegar al sitio donde atacaron a Gatica genera tristeza. Están los rastros que permiten imaginar ese fatal y cobarde acto que los delincuentes cometieron en banda. Este domingo al mediodía, cuando se cumplía una semana de su fallecimiento, solo el paso de algunos autos interrumpía el silencio. Lo que llamaba la atención era un ramo de rosas que le dejaron a un costado de donde Gatica quedó herido de muerte. “Diego… descansa en paz y perdón”, dice el mensaje.
El lunes 5 de septiembre, él venía en su bicicleta, con dirección al Puente Blanco, cuando por lo menos seis sujetos lo frenaron justo ahí donde ya están acostumbrados a delinquir en banda. Eran las 19:30 aproximadamente. Estuvo seis días internado y conectado a un respirador artificial. El 11 de septiembre su cuerpo no resistió más.
Algunos días después se conocieron detalles que terminaron con las sospechas. El crimen se pudo evitar.
Ese día hubo varios llamados al 911 alertaron sobre la presencia sospechosa de varios jóvenes en ese lugar. Un automovilista contó a El Chorrillero que llamó a las 19:15 y pidió la presencia de policías. Temía lo que finalmente pasó. Ese grupo de chicos estaban esperando a su víctima, sentados en la pared que divide los dos carriles. Podía ser cualquiera. Pero le tocó a Diego, en la tarde que estaba de franco y había decido hacer un poco de gimnasia al aire libre.
Algún día las autoridades deberán responder por qué el auxilio no llegó a tiempo.
“A mí, a las 22 me rompieron el vidrio trasero del auto de una pedrada pero no frené. En fin años de lo mismo en esa zona”, relató Martín Reguera.
La empresa Blanca Paloma es una de las que denunció el vandalismo. Hizo hincapié que las unidades son atacadas en zonas puntuales de la ciudad, una es la que está en inmediaciones al Barrio Tibiletti. Acusaron que en las diferentes situaciones llamaron a la comisaría y al 911 pero no tuvieron respuestas. Las compañías, incluidas Sol Bus y María del Rosario pensaron en cambiar los recorridos.
El triste final del oficial de Policía generó una conmoción en la ciudad. Ya se realizaron dos marchas pidiendo justicia y seguridad.
Hay seis imputados por el hecho, de los cuales dos están con prisión preventiva por ecubrimiento (compraron la bicicleta). Está comprobado que además participaron dos menores, de 13 y 15, pero son inimpultables.
Fotos y videos: Facundo Rebol