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Historias de San Luis: el niño que llora en el cementerio

Todos los testimonios lo aseguran.

Carmelito Rojas.

por Nino Romero

elchorrillero.com

Actualizada: 15/10/2022 22:14

El niño Carmelito Rojas, sepultado en el Cementerio del Oeste de la ciudad de San Luis, llora. No hay ninguna duda que llora.

Lo hace cuando no hay nadie en camposanto.

El cementerio ahora se llama Del Rosario, pero tanto adultos como jóvenes aseguran que desde hace muchos años han escuchado el llanto que salía de la tumba donde está sepultado Carmelito Rojas.

La historia cuenta que este niño fue asesinado cuando tenía 14 años.

Su muerte ocurrió un 30 de noviembre de 1940.

Carmelito vivía en la calle Maipú, y ese día había salido con unos amigos a tirar piedras con unas hondas.

Eligieron un descampado de la Avenida España entre Ituzaingó e Hipólito Irigoyen, en una zona cercana donde actualmente se encuentra Vialidad Provincial.

Cuentan que algunas piedras se desviaron e impactaron en el techo y los vidrios de una casa donde vivía un militar de importante rango.

Dicen que fue uno de los hijos de ese militar quién salió de la casa y con un arma larga efectuó varios disparos.

Uno de ellos impactó en el pecho de Carmelo y determinó su muerte.

La persona que habría disparado padecía alteraciones mentales, que, sumado a influencias de la época, hicieron que el crimen quedara impune.

Carmelo vivía con sus padres y dos hermanas.

Trabajaba en una panadería para ayudar a su familia y estudiaba.

La muerte alteró la tranquila vida pueblerina de esos años.

Gran dolor y conmoción. Sepultura en el que era conocido como “El Cementerio de Los Pobres”, donde está su tumba.

No hay testimonios certeros de cómo nació la historia del niño que llora, pero por creencias de la época muchos lo consideraban “un angelito” y se acercaban al cementerio para pedirle “favores especiales”.

Y desde ese momento, varias familias aseveran haber recibido la ayuda que pidieron a Carmelito.

Mejorías en la salud, trabajo, abandonar adicciones, solución a problemas en los estudios le atribuyen al niño-adolescente.

Y los testimonios se han transmitido de generación en generación y han trascendido los límites provinciales.

Visitar la tumba de Carmelo Rojas es observar un lugar lleno de placas de agradecimiento, juguetes, flores y otros elementos como agradecimiento a esos favores recibidos.

tumba de Carmelo Rojas.

Sin dudas es uno de esos fenómenos populares en los que se refugia la gente en momentos de desesperación.

Y lo hace con fe.

Respecto al llanto, antiguos vecinos del cementerio no tienen dudas en contar que lo han escuchado por las noches.

Y le atribuyen al fenómeno múltiples interpretaciones.

Otros suman como testimonio que el vidrio de su lápida está siempre humedecido por dentro, aunque también sostienen que eso se debe a los elementos usados en la construcción.

¿Niño milagroso? Pasan tantas cosas a nuestro lado que cuesta entender o encontrarles explicaciones razonables. Y a veces no hay.

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