Lo que significa la salida de Rusia de la ciudad de Jersón para la guerra en Ucrania
Por Tim Lister y Tara John (*)
Este viernes hubo escenas de júbilo en la ciudad de Jersón, en el sur de Ucrania, cuando las fuerzas ucranianas avanzaron por gran parte de la ciudad y sus alrededores, aparentemente encontrando poca o ninguna resistencia al recuperar la única capital regional capturada por Rusia este año.
Las fuerzas rusas se retiraron a la orilla oriental del río Dnipro, que atraviesa la amplia región, también llamada Jersón, que fue anexionada por Rusia en septiembre en violación de las leyes internacionales.
La retirada es otro revés humillante para el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el momento militar más importante en la guerra desde que las fuerzas ucranianas arrasaron la región norteña de Járkiv en septiembre.
¿Qué acaba de ocurrir?
La salida rusa fue ordenada el miércoles durante una reunión coreografiada en Moscú entre el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigu, y el general Sergey Surovikin, comandante de las fuerzas rusas en Ucrania, que fue mostrada por los medios estatales rusos.
Al abandonar la mitad occidental de Jersón, los rusos se han retirado de miles de kilómetros cuadrados, incluidas algunas de las mejores tierras agrícolas de Ucrania, que han ocupado desde los primeros días de la invasión.
Surovikin dijo que la retirada protegería las vidas de los civiles y de las tropas, que se han enfrentado a una castigadora contraofensiva ucraniana que ha atacado los depósitos de municiones y los puestos de mando rusos, obstaculizando sus líneas de suministro.
Las fuerzas rusas han cedido en pocos días cerca del 40% de la región de Jersón, que se extiende a lo largo del Dnipro.
Ahora que las fuerzas ucranianas han recuperado Jersón hasta el río Dnipro, las dos partes se enfrentan a través del río en una distancia de unos 250 kilómetros, desde la zona de la central nuclear de Zaporiyia hasta la orilla del mar Negro.
Lo que significa para Rusia
La retirada, aunque se presenta como una medida militar prudente para ahorrar recursos y permitir que se desplieguen en otros frentes, supone, sin embargo, un golpe para la campaña de Moscú en Ucrania.
Rusia se anexó hace apenas unas semanas la región de Jersón, incorporada ilegalmente a la Federación Rusa. Ahora unos 10.000 kilómetros cuadrados de tierra vuelven a estar en manos ucranianas, y la precisa artillería ucraniana suministrada por Occidente tiene a Crimea a su alcance.
Sin embargo, Rusia sigue controlando alrededor del 60% de la región de Jersón, al sur y al este del Dnipro, incluida la costa del mar de Azov. Mientras las tropas de Moscú controlen y fortifiquen la orilla oriental del Dnipro, las fuerzas ucranianas tendrán dificultades para dañar o interrumpir el canal que lleva agua dulce a Crimea.
El desplazamiento a la orilla oriental facilitará a Rusia el reabastecimiento de sus tropas y la recuperación de la defensa en profundidad. Cualquier intento de las fuerzas ucranianas de cruzar el Dnipro sería costoso hasta el punto de ser prohibitivo, ya que las fuerzas rusas están bien atrincheradas a lo largo de un tramo del río. Los fortines de vigilancia se han convertido en algo común; las trincheras aparecieron en las imágenes de satélite y los civiles fueron desalojados sin contemplaciones de las casas cercanas al río.
En Moscú, algunos comentaristas de línea dura han lamentado la retirada como una humillación y una vergüenza. Pero otros que antes criticaban al Ministerio de Defensa han aceptado la medida. El líder checheno Ramzan Kadyrov dijo que Surovikin había salvado a un millar de soldados y "tomó una decisión difícil pero correcta entre los sacrificios sin sentido en aras de los clamores y la salvación de las inestimables vidas de los soldados".
Kadyrov añadió que Jersón era un lugar difícil para luchar, especialmente sin rutas de reabastecimiento garantizadas.
Lo que significa para Ucrania
El presidente Volodymyr Zelensky aclamó este viernes como "un día histórico" para Ucrania. "Estamos recuperando el sur de nuestro país, estamos recuperando Jersón", dijo Zelensky.
El nuevo éxito de los militares ucranianos, tras el rápido avance por gran parte de Járkiv en septiembre, ayudará a reforzar el apoyo internacional al esfuerzo bélico de Ucrania, incluso cuando los funcionarios estadounidenses instan a Zelensky a suavizar su retórica sobre las negociaciones, si no sus principales demandas.
El éxito en Jersón también puede dar un respiro a las agotadas unidades ucranianas, así como permitir la reorientación de la atención en Donbás, donde continúan los feroces combates tanto en Luhansk como en Donetsk.
No obstante, Rusia tiene mucho armamento y decenas de miles de tropas recién movilizadas para enviar a la batalla, y su campaña contra la infraestructura ucraniana ha dejado el suministro de energía y agua pendiendo de un hilo en muchas regiones. Ucrania recibe poco a poco defensas aéreas avanzadas de donantes occidentales, pero tiene una enorme zona que defender.
Las autoridades ucranianas también tienen por delante una ingente tarea de reconstrucción en la ciudad de Jersón, donde las fuerzas rusas destruyeron infraestructuras críticas y dejaron un gran número de minas.
Este viernes, las imágenes satelitales de Maxar Technologies y otras fotos mostraron que al menos siete puentes, cuatro de ellos que cruzan el Dnipro, han sido destruidos en las últimas 24 horas.
También han aparecido nuevos daños en una presa clave que cruza el Dnipro en la ciudad de Nova Kakhovka, en la región de Jersón, en la orilla oriental del río. Durante semanas, ambas partes han acusado a la otra de planear la ruptura de la presa, que si se destruye provocaría grandes inundaciones en la orilla oriental y privaría a la central nuclear de Zaporiyia de agua para refrigerar sus reactores.
Ucrania sentó las bases de su victoria en Jersón durante el verano boreal, con incesantes ataques a larga distancia contra los depósitos de suministros rusos, los centros ferroviarios y los puentes. Ahora utiliza la misma táctica en Luhansk.
Los acontecimientos en Jersón y Járkiv han demostrado que los ucranianos poseen una agilidad táctica que parece ajena a la forma rusa de hacer la guerra, así como una inteligencia en el campo de batalla muy superior.
Los despiadados bombardeos rusos, especialmente en Donetsk y Luhansk, han matado sin duda a decenas de miles de soldados ucranianos desde que comenzó la invasión. Pero es difícil imaginar que un instrumento tan contundente logre el objetivo de Putin de llegar a las fronteras de Luhansk y Donetsk, especialmente cuando Ucrania ha cambiado las líneas del frente en el sur con tanta ventaja.
(*) CNN en español