Mundial de lujo: así es la economía de Qatar, uno de los países más ricos del mundo
La pequeña nación arábiga recibe a más de un millón de turistas para presenciar el Mundial de fútbol más caro de la historia. Con vastas reservas de gas, sus habitantes disfrutan de una enorme riqueza, pero el país también ha sido objeto de un intenso escrutinio público por sus políticas laborales hacia los migrantes.
Disfrutar de un cómodo superávit fiscal es un lujo que solo países como Qatar pueden darse en momentos en que, en gran parte del mundo, azotado por la inflación, soplan vientos de recesión.
A diferencia de muchos, este y otros productores petroleros del Golfo Pérsico están cosechando los beneficios de los altos precios del crudo, impulsados por la guerra en Ucrania.
Lo que una vez fue un puerto de extracción de perlas, se transformó casi a la velocidad de la luz en un centro ultramoderno luego del auge del gas natural en la década de 1990. No es para menos: Qatar comparte con Irán el desarrollo del campo submarino de gas natural más grande del mundo.
Rascacielos, hoteles de lujo y enormes centros comerciales pronto surgieron en el desierto y, en un esfuerzo por diversificar una economía basada en los hidrocarburos, la familia gobernante de Qatar realizó inversiones que van desde finanzas y tecnología hasta el club de fútbol francés Paris Saint-Germain o bienes raíces en Londres.
Esta riqueza de petróleo y gas ha generado un contrato social en el que los ciudadanos gozan de un estado bienestar desde la cuna hasta la tumba. Los qataríes disfrutan de ingresos libres de impuestos, trabajos gubernamentales bien remunerados, atención médica y educación superior gratuitas, así como generosos subsidios que cubren las facturas de servicios públicos y lujosos beneficios de jubilación.
Pero los beneficios cubren solo a una pequeña parte de la población. En Qatar, hay nueve extranjeros por cada nativo y la mayoría de ellos son migrantes de India, Bangladesh, Pakistán, Sri Lanka, Nepal y otros países del sur de Asia.
El mundial más caro (y polémico) de la historia
Se estima que, desde que ganó la candidatura para albergar el evento, Qatar ha invertido alrededor de 220 mil millones de dólares en infraestructura y otros proyectos de desarrollo, incluidos ocho estadios.
No obstante, este país ha visto frustrados sus sueños de que la Copa del Mundo mostrara a Doha como un lugar modelo para hacer negocios. En su lugar, ha sido un imán para la mala prensa por sus leyes laborales.
Las organizaciones defensoras de derechos humanos denuncian que los cientos de miles de trabajadores migrantes viven en habitaciones compartidas y vienen trabajando durante los largos meses de verano, con solo unas pocas horas de descanso al día.
Una crisis inmobiliaria que afecta a la población local
El gobierno qatarí dijo haber dispuesto unas 130.000 habitaciones para acoger el Mundial. Entre cruceros, campamentos en el desierto, habitaciones adaptadas en contenedores y hoteles en sitios cercanos como Dubai, los turistas fueron encontrando, difícilmente, su lugar para las cuatro semanas del evento deportivo.
Pero en el período previo al campeonato, la lucha por la vivienda no se limitó a los turistas. El frenesí inmobiliario hizo que los alquileres se disparan y que los residentes se quedaran sin sus propias casas.
"Los propietarios se están aprovechando al máximo de la situación y no hay nada para apoyar a las personas que viven aquí", explicó Mariam, una residente británica de 30 años cuyo propietario se negó a renovar su contrato anual en septiembre y luego cuadruplicó el canon mensual.
Los residentes sostienen que la creciente demanda y la escasez de habitaciones en la Copa del Mundo han hecho que los propietarios aumenten el precio de los alquileres en más del 40%, en muchos casos con poca anticipación, lo que ha obligado a los inquilinos a empacar y enfrentar un futuro incierto, al tiempo que se desarrolla el evento deportivo más grande del mundo en el país anfitrión más pequeño en la historia de los mundiales de fútbol.
Con AP y Reuters (France24)