Su hijo se cayó de un caballo, sufrió fractura de costillas y perforación de un pulmón; estuvo tres días sin que lo revisara un médico
El joven se cayó de un caballo en la zona rural de La Carolina, donde no había ambulancia ni médicos. Su papá tuvo que trasladarlo en auto hasta el Hospital “Ramón Carrillo” donde recién lo atendieron el martes.
La preocupación que vive Jorge Suárez desde el fin de semana lo obligó a hablar sobre las falencias en el sistema de salud provincial. Su hijo protagonizó un accidente el sábado pasado y no recibió la atención médica que necesitaba. En este escenario denunció abandono de persona.
Todo sucedió alrededor de las 19 de ese día, cuando el joven de 28 años se cayó de un caballo. A raíz del golpe, sufrió la fractura de cinco costillas y una de esas le perforó un pulmón. Llamó al servicio de emergencias de La Carolina, pero ante la falta de respuesta emprendió el viaje en su vehículo personal.
El hombre vive en una zona rural, a unos 35 kilómetros de la localidad. Cuando estaba en camino se encontró con la ambulancia, en la que se trasladaban el chofer y un enfermero porque no hay médicos en ese sector del departamento Pringles.
Si bien su hijo tenía dificultades para respirar en ese momento le aseguraron que no había inconvenientes en el pulmón y siguió el viaje. Ya en La Carolina la situación fue la misma. Precisó que “no le tomaron los signos vitales, ni la presión, ni le hicieron nada”.
Allí lo derivaron hasta El Trapiche, pero le dijeron que siguiera por sus propios medios porque el enfermero no podía acompañarlos. Sí fue custodiado por la ambulancia.
Cuando arribaron al destino nada cambió: “Me atendió un enfermero, lo bajé caminado (a su hijo), salió un médico, y apenas entré a la puerta lo hicieron bajar a la silla de rueda porque le iban a hacer una placa”. Luego de eso, el profesional le manifestó que tenía “hundimiento de tórax y costillas quebradas”.
En ese nosocomio le plantearon que tampoco contaban con ambulancia porque estaba haciendo un servicio que demandaría dos o tres horas. Por eso le recomendaron que fuera nuevamente de forma particular hasta el Hospital “Ramón Carrillo” en la ciudad de San Luis.
“El médico de El Trapiche tampoco le tomó los signos vitales, ni lo revisó y eso que les había dicho que tuvo pérdidas de conocimiento. No se preocuparon por eso tampoco, ni por los dolores”, cuestionó Suárez.
Ya en la capital puntana pudo ingresar de inmediato, eran alrededor de las 22. Pasó una hora y media cuando lo llamaron para ver a su hijo. Le transmitieron que “le habían puesto un drenaje en el pulmón porque ya tenía sangre, y también le administraron oxígeno”.
“Allá le tendrían que haber puesto oxígeno. Cuando el enfermero me encontró ya le faltaba el airea. Llovía torrencialmente y yo venía con los vidrios bajos porque el niño no podía respirar”, criticó el hombre.
Desde la noche del sábado hasta similar horario del martes, no tuvo novedades sobre el estado de salud del joven. En ese lapso de tiempo “ningún médico clínico, ni neurocirujano, aparecieron”. El fundamento que le dieron fue que el lunes era feriado.
Suárez sí reconoció la labor de los enfermeros, que se encargaron de controlarlo y colocarle morfina para calmar los dolores.
“Siento un abandono de persona total desde el momento que mi hijo tuvo el accidente. Son muchas horas. Estoy muy dolido, pero soy un tipo de campo con mucho respeto. Tengo mucho odio, mucha bronca porque es un ser humano, y le puede pasar a cualquier persona”, expresó.
En este sentido reclamó mejoras en el sistema de salud al que calificó como “un desastre”.
“Vivo en una zona rural donde tengo una sala a 100 metros de mi casa. Hace dos años que se quemó el aparato del internet y nunca más lo pusieron porque supuestamente no sé qué pasa, son cosas que no se ven, hay muchas cosas ocultas”, advirtió.
Asimismo, afirmó que decidió contarlo como “un grito desesperado” para que le den la atención necesaria a su hijo.