BARRIO POPULAR DE 400 FAMILIAS
El drama de los habitantes del Kilómetro 4; cansados de vivir sin agua
Cada vez que llega el verano la situación se repite. En las últimas horas cortaron una ruta para que la gestión del intendente Maximiliano Frontera construya las obras.
Las temperaturas de un verano anticipado hicieron más imposible la vida de los que menos tienen. En este caso de las 400 familias, en su gran mayoría humildes, que habitan el Kilómetro 4, un barrio popular ubicado en la periferia de la ciudad de Villa Mercedes.
Los antecedentes indican que el problema tiene “muchos años” y que cuando llega la época estival hay que padecer la falta de agua. “Hace 17 años que vivo en el barrio, y siempre pasa esto”, contó Gustavo.
La lluvia que llegó en la madrugada de este miércoles fue un alivio y una celebración. Aplacó el fuego y también la indignación que los llevó a cortar el tránsito en ambas calzadas de la ruta 2B, frente a la fábrica Niza. Fue en el día que Alberto Rodríguez Saá visitó la locomotora “La Puntana” en la Zona de Actividades Logísticas. Como pasa en otros lugares que recorre, las esquiva cada vez que la gente le quiere mostrar que vive con necesidades.
El reclamo lo acompañaron con quema de cubiertas, y así quisieron llamar la atención de las autoridades ante la envergadura del problema. En medio de un calor insoportable estuvieron siete días sin una gota de agua.
Hoy funcionarios municipales comunicaron el inicio de una obra que le daría a la zona el caudal suficiente. “Con la instalación de las nuevas cañerías se promete alimentar a todo el barrio”, dijo el vecino.
Por otra parte cuestionó que la gestión de Maximiliano Frontera “priorizó las cloacas” en otros vecindarios y no la falta del agua el Km4; por eso salieron a la calle.
“Hay políticos que vienen al barrio a sacarse fotos, decir que ayudan a la gente porque traen un bidón de cinco litros, pero con eso no hacemos nada. No podemos ir ni siquiera al baño”, transmitió una vecina durante la manifestación.
La gente está cansada de juntar agua para tener aunque sea lo indispensable. Casi la totalidad de las casas son humildes, muchas con baños improvisados y precarios, y los tachos azules que tienen en la puerta simbolizan la dificultad más insoportable del verano. Se nota que no es una realidad de ahora o una consecuencia de la sequía: los plásticos denotan el desgaste del tiempo.
Los primeros habitantes se instalaron ahí cuando ni siquiera había bajada de luz, y con los años tomó la forma de barrio que tiene hoy, con calles demarcadas y con una plaza, aunque no han podido superar muchos inconvenientes. Deben acudir a los reclamos constantes para conseguir soluciones.
Alrededor preocupan el basural que se forma en la última calle del barrio y el deficiente alumbrado público. Cerca de las 11 de la mañana los focos estaban prendidos, al revés de lo que debería pasar: “A la noche no funciona ni uno”.
“Imaginate debajo de un techo de chapa, con este calor y sin agua”, resumió la dueña de una casa donde vive con su pareja y sus hijos: son 11 en total.
Otros vecinos que dialogaron con El Chorrillero relataron que la Municipalidad entrega un bidón de agua de 5 litros por familia, porque el líquido que les dejan con el camión no es apto para el consumo humano. La cantidad resulta insuficiente si se tiene en cuenta que no hay grupos con menos de 4 hijos. El reparto se hace a través de un merendero.
Como otras localidades que padecen la falta de agua y que comenzaron a restringir el suministro, el municipio villamercedino salió a hacer multas para “disminuir el derroche”. Obra Sanitarias comunicó que en la última semana se labraron entre 30 y 35 infracciones diarias en diferentes partes de la ciudad. La mayoría obedece al llenado y vaciado de piletas con agua potable, y al riego de veredas y calles con el uso de mangueras.
Se reconoce que “el uso indebido del recurso genera baja presión”.
Fotos y videos: Cinthia Escudero