Sorgo y girasol ganan terreno a expensas de la soja y el maíz
Será una campaña atípica en San Luis, condicionada por la fuerte sequía y los ajustados márgenes económicos. Cultivos no tradicionales le quitarán unas 11 mil hectáreas productivas a los más difundidos, que están afectados por derechos de exportación y mayores costos de implantación.
La sequía extrema que afecta a gran parte del país sigue poniendo en aprietos a los productores agrícolas, llevándolos incluso a cambiar sus estrategias, recurriendo a cultivos no tan tradicionales en busca de rindes que puedan acercarse al menos a no perder dinero en la campaña estival que ya está en curso con pronóstico reservado debido a un clima que no da tregua.
San Luis es un claro ejemplo de que no va a ser un verano tradicional. Ni la soja, ni el maíz, van a repetir en los campos de la provincia la performance de 2021. No al menos en cuanto a la superficie que ocuparán, que será menor a la de un año atrás. Los reemplazos, aunque en menor medida, serán el girasol y el sorgo, cultivos que ofrecen mayor resistencia a la sequía y no tienen el costo de implantación tan alto como el maíz ni las retenciones que el Gobierno nacional le cobra a la soja. Otras cuatro mil hectáreas no anunciaron sus planes agrícolas, por lo que se supone que podrían haber pasado a la ganadería o bien quedar como tierras improductivas.
La oleaginosa, según el último Panorama Agrícola Semanal (PAS) que publicó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, tendrá una retracción de 10 mil hectáreas. Serán 222 mil, contra 232 mil de la campaña anterior. El 95% de ese total ya está sembrado (211.800) y a la espera de lluvias que puedan ayudar a su desarrollo. Es la región del país que registra el mayor avance, ya que el promedio nacional se ubica en el 37,1%. Es sabido que en San Luis desde hace muchos años la superficie que ocupa la soja es menor a la del maíz, al revés de lo que ocurre en el resto del país.
Esto se debe a varios factores, pero sobre todo influyen las costumbres de los productores, los beneficios que trae a los suelos en cuanto a la provisión de nutrientes y la posibilidad de comercializar el cereal en la provincia, en plantas industrializadoras como Diaser (lo utiliza para hacer bioetanol, que se mezcla con las naftas) o Glucovil, que lo tiene como insumo para diversos usos, entre ellos el jarabe que sirve de base a la fabricación de la gaseosa más consumida del mundo.
A diferencia de lo que pasó en la zona núcleo productiva (buena parte de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba), donde la falta de agua retrasó las labores hasta en un 30% y dejó muchos lotes fuera del cronograma debido a la falta de humedad en los perfiles, en San Luis se pudo sembrar dentro de las fechas previstas. La decisión de hacer menos soja pasó más porque los elevados derechos de exportación (33%) llevaron achicar su presencia en la rotación porque los márgenes económicos son muy escasos.
En el caso del maíz, la disminución estaría en el orden de las 5000 hectáreas (360 mil sembradas contra 365 mil de un año atrás), aunque es sabido que el cereal suele implantarse de manera tardía en San Luis para lograr más estabilidad en los rendimientos. Diciembre es el mes elegido por muchos productores para evitar que los calores extremos de enero tomen a las plantas en pleno período de floración, que es cuando se definen los rendimientos.
El riesgo existe siempre, claro, porque las heladas tempranas de marzo pueden afectar a los cultivos y provocar fuertes pérdidas. Pero en el semiárido no hay recetas ideales, los ingenieros agrónomos suelen guiarse por las estadísticas y éstas indican que el último mes del año ofrece algunas garantías más; y de paso es posible que las lluvias aparezcan por fin y llenen al menos el primer metro del suelo con agua útil que sería indispensable.
Por ahora está sembrado el 10,7% (38.520 hectáreas) de los estimado en cuanto a maíz, pero la actividad seguramente se incrementará de modo exponencial en los próximos días, ya que más cerca de fin de año los peligros que provoca el clima se acrecientan. El avance nacional promedio está en el orden del 32,7%, algo lógico ya que la progresión de siembra avanza de norte a sur dentro del área agrícola.
El terreno que dejan libre la soja y el maíz lo ganaron, en parte, el sorgo y el girasol. De todas maneras la superficie ocupada por cultivos de verano tendría una disminución de 4.000 hectáreas. El sorgo aumentará de 50 a 55 mil hectáreas su presencia, mientras que el girasol, que ya había experimentado un buen crecimiento en los últimos dos años, subiría de 42 a 48 mil.
El girasol se implanta temprano, por lo que ya está la campaña en marcha con el ciento por ciento sembrado; en tanto que el sorgo, que ganó en tecnología en los últimos años justamente en busca de más resistencia a la sequía, llega un 48% de avance, con 26.400 hectáreas que comenzarán a teñirse de rojo en poco tiempo más. Su multiplicidad de usos (silos, forraje) lo hace un cultivo apetecible, además de un mercado externo con potencial como para que los productores argentinos puedan colocar muchas toneladas en destino no tan tradicionales.