Dejaron sin efecto el cuarteo obligatorio de la carne vacuna
La medida era impracticable para las 400 plantas faenadoras que hay en el país. La presión de las provincias y los matarifes obligó al Gobierno nacional a dar marcha atrás. Ahora llega el tiempo de conciliar un plan para modernizar el comercio de carne, pero con la participación de toda la cadena.
El Gobierno nacional dio marcha atrás con la obligatoriedad de trozar la carne en piezas de hasta 32 kilos en los frigoríficos antes de llevarla a los comercios minoristas, una medida que debía entrar en vigencia el próximo lunes.
Era obvio que la historia iba a terminar de esta manera, ya que las negociaciones se llevaron a cabo apenas con una de las patas del enorme entramado que tiene la producción y venta de carne vacuna, el consorcio de frigoríficos exportadores ABC, mientras que el resto de la cadena la rechazaba por completo.
Es cierto que la medida iba en auxilio de los trabajadores del sector, que deben cargar pesadas medias reses de más de 100 kilos al hombro, por lo que también los gremios la apoyaban, con el argumento suplementario de que iba a ser un beneficio para la sanidad de la población, ya que se dejaría de “pasear” el producto al aire libre, expuesto a la contaminación de la calle. Pero era de imposible implementación en los tiempos que pretendían los interesados, porque además se requerían cuantiosas inversiones que las plantas más chicas no podían afrontar.
Son más de 400 las plantas diseminadas por el país a las que se les hacía imposible llegar con las reformas a tiempo. Eso llevó a que las provincias, empujadas por los empresarios locales, se opusieran a la intención del Gobierno. Apenas habían aceptado flexibilizar el proyecto cuando se habló de utilizar medios mecánicos, lo que también tranquilizaba a los gremios. Pero finalmente tampoco hubo acuerdo con eso y la Secretaría de Agricultura desistió por completo de llevar adelante el troceo, algo que ya se sabía porque había empezado 2023 y la infraestructura de los frigoríficos seguía siendo la misma.
El fracaso también va a la cuenta del Consorcio ABC, que agrupa a 25 grandes exportadores de carne vacuna, que ya implementan el sistema debido a que así se los exigen los mercados internacionales. Para ellas era la oportunidad de ganar terreno en la Argentina, bajo la excusa de una “modernización”. Incluso negociaron vender cortes baratos en el mercado interno contra la promesa de que se implementaría el troceo a corto plazo.
Las provincias fueron convocadas muy tarde al debate, cuando ya entraba en un callejón sin salida. Pero se sumaron a la resistencia del consumo interno, sobre todo de los abasteros y matarifes, que dejaron entrever que podrían cancelar sus matrículas nacionales y sacar otras provinciales y municipales para vender como siempre, lo que llevaría sin remedio a gran parte del sector a la marginalidad. Recién allí reaccionó el Gobierno y armó una Mesa Técnica, recurso muy utilizado por los funcionarios para frenar todo y dejar que se calmen las aguas.
La Mesa Técnica arrancó mal. La primera propuesta de Agricultura, si bien habilitaba medios mecánicos, era tan restrictiva que se volvía inaplicable, sobre todo en el Conurbano bonaerense, donde las carnicerías no tienen rieles o ganchos, como establecía la medida.
El jueves pasado, en el segundo encuentro y con las provincias casi en pie de guerra, el jefe de gabinete de Agricultura, Juan Manuel Fernández Arocena, aceptó eliminar la exigencia del troceo obligatorio de la media res, aunque quedaron en seguir charlando para ver cómo implementan los medios mecánicos, pero ya bajo la órbita del Ministerio de Trabajo y ya no de Agricultura.
Así, la resolución emitida en abril de 2021 quedó sin efecto, aunque sigue siendo un asunto de índole laboral y ya no una discusión sanitaria y comercial como intentó encauzarla el Gobierno nacional. Las secuelas son inevitables, porque aunque deroguen el texto que dice que “las salidas de carnes de los establecimientos de todo el país, destinadas al comercio minorista, solo podrán hacerse en unidades resultantes del fraccionamiento de las medias reses en trozos cuyos pesos individuales no superarán los 32 kilos”, la decisión final será de las empresas, que apostarán a lo que les resulte más conveniente.
O sea, cualquier método, ya sea paquetes, cajas, cuartos, trozos e incluso medias reses, pero respetando el mandato de que los trabajadores no carguen más de 32 kilos, por lo que los medios mecánicos serán una realidad. El control quedará a cargo del Ministerio de Trabajo, algo que debió hacer siempre, aunque desde Agricultura quisieron cambiar las reglas de juego.
Tampoco debieron los tomadores de decisiones olvidarse de conciliar un verdadero plan para modernizar el comercio de carnes. No hay dudas de que la media res debe ir despareciendo de forma paulatina. Lo que estuvo mal fue hacerlo a los empujones, con la única intención de beneficiar a un solo sector, que justamente es el que tiene más poder económico.