“Mirá que te como”: un churrero se creyó Dibu Martínez, desafió a una familia en la playa y se volvió viral
La secuencia ocurrió en Mar Azul, en donde el vendedor propuso regalar sus últimos churros si perdía una tanda de 10 penales.
En Mar Azul, una familia multitudinaria disfrutaba de una tarde de sol en la playa cuando escuchó la propuesta en una carpa vecina: “Me queda una docena. Les juego una tanda de penales. Si gano, me la compran. Si pierdo, se las regalo”.
La inesperada oferta la hizo un churrero, desconocido para ellos, que apoyó su canasto para mostrar que realmente le quedaban poco más de 12 churros para vender. “Les apuesto la última docena si me ganan los penales”, retrucó.
Tomás, protagonista de la historia que se hizo viral y testigo de sus génesis, indicó que, mediante frases y chicanas que emulaban al arquero Emiliano “Dibu” Martínez, el churrero dispuso una tanda de 10 penales para encontrar un ganador.
“Le dijo a dos vecinos de nuestra carpa que jueguen. Los desafió. Ellos ya estaban pateando penales y aceptaron rápidamente la apuesta”, contó el adolescente de 16 años, que vive en Centenario, provincia de Neuquén, y trabaja como programador freenlacer mientras culmina los estudios secundarios.
“Nosotros le hicimos hinchada al churrero y después de una tanda de siete penales empecé a filmarlos, ya que creí que esto podría ser una clara representación de lo que somos nosotros como argentinos”, contó Tomás.
El joven decidió compartir las imágenes en Twitter. Un video que apenas supera el minuto, pero permite observar el desenlace de los penales. Primero se lo observa al churrero, de remera blanca, short negro y gorra amarilla, cruzar su remate con la pierna derecha. En un arco improvisado con dos ojotas, su contrincante adivinó la intención.
Ante la atenta mirada de un puñado de curiosos, el compañero del arquero rival movió la arena para despejar la zona de tiro antes de abrir el pie. Escogió el palo izquierdo del churrero, que tras unos saltos y movimientos, confió en su intención y detuvo la pelota para ponerse nuevamente en ventaja.
Cuando el churrero atajó el penal se escucharon gritos de fondo y un festejo medido del vendedor. Tomás, detrás del teléfono, aclaró: “Si mete gana”. El churrero volvió a confiar en el remate cruzado, esta vez con éxito, y ganó su apuesta.
Tras la conquista, el vendedor comenzó a correr con los brazos abiertos y tanto Tomás como su familia celebraron a los gritos que el triunfo haya sido de él. “¡Dale campeón, dale campeón!”, corearon mientras el churrero, alegre y sonriente, celebraba su triunfo.
“Es la primera vez que lo hacemos y me sorprendió la gran repercusión que tuvo en Twitter”, comentó Tomás. El neuquino completó: “Ganó el churrero y los vecinos pagaron su deuda, decepcionados pero con buena onda. El churrero terminó con el canasto vacío y agradecido por el aguante que le hicimos”.