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La necesidad de trabajar y la inseguridad: el temor de los deliverys en San Luis a perder todo o no volver a sus casas

Uno de los trabajadores de Pedidos Ya fue víctima de la delincuencia y contó lo que viven a diario. Desde los puntos “rojos” en la ciudad, a la inacción de la Policía.

La Policia de San Luis y su inacción ante la inseguridad.
Actualizada: 15/01/2023 23:42
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Este sábado cerca de la medianoche, Agustín Niell sufrió el robo de su bicicleta en barrio ATE I. Fue luego de recibir un culatazo mientras que efectivos policiales estaban a metros de donde ocurrió todo.

En diálogo con El Chorrillero, el repartidor de Pedidos Ya contó cómo fue el traumático episodio y lo que implica trabajar a diario en el rubro. Reconoció que existen “zonas rojas” donde no pueden ingresar porque “son potenciales blancos de los delincuentes”.

El joven oriundo de Rosario llevó un pedido de una heladería hasta una semipeatonal que está a metros de la intersección de Martín de Güemes y Falucho.

“Cuando llegó a la zona, me detuve para ver el número de la clienta y llamarla porque no estaba bien la dirección. Esperé un momento hasta que me pude contactar con ella y salió. Se ve que en ese lapso en que estoy con el celular me vieron, ellos andaban en moto, pero yo no me di cuenta de que habían pasado”, relató.

Una vez que la clienta salió, le faltaban $100 e ingresó a buscarlos. Niell estaba por guardar la billetera cuando aparecieron los malvivientes: “Me salió uno de ellos por el costado, me apuntó con el arma y me dijo ‘dame todo lo que tenés’”.

“Me quedé congelado, no entendía nada. Miré al chabón a la cara y estaba con el casco puesto y ahí me pegó el culatazo”, recordó.

Fue en ese momento que lo despojaron de su bicicleta, una TuBi negra, que era su fuente de trabajo. Los ladrones eran dos y se trasladaban en una moto blanca.

Los vecinos de la zona salieron a auxiliarlo y le transmitieron que el mismo rodado había estado pasando por el lugar. Otro de ellos le mencionó que había dos efectivos apostados a metros de donde pasó todo.

Tras notificarlos de lo que había sucedido, esperaron el arribo, pero no pasaba. En medio de la indignación, el repartidor fue hasta el lugar y vio que estaban dentro de un mercadito.

“Me dijeron que como fue un asalto a mano armada tenía que esperar el móvil. Recién a los 20 minutos cayó el móvil con un solo oficial. Les dije ¿ustedes me están cargando? Yo no lo podía creer. Había dos policías en moto cerca de donde me robaron, que supuestamente están para ayudar y cuidar al pueblo, y a mí me ayudaron los vecinos”, cuestionó el joven.

Ante esta situación, otros deliverys dejaron de prestar servicio y fueron a acompañarlo. Fueron los mismos trabajadores que salieron a dar vueltas para ver si encontraban a los delincuentes.

“Tuve más respuestas de mis compañeros que de la Policía de San Luis. ¡Una locura!”, expresó con bronca.

Niell se detuvo en la inseguridad que asecha diferentes puntos de la ciudad y comentó que entre los repartidores tienen grupos de WhatsApp donde van consultándose sobre diferentes zonas, si es seguro ir hasta tales lugares y para ayudarse mutuamente en el oficio.

“Los locales aceptan pedidos de muchos lugares y después, nosotros le decimos que es zona roja y que no iremos, aunque queda en cada repartidor arriesgarse”, precisó.

Previo a este episodio, el joven había sido víctima de la inseguridad en el complejo de departamentos donde reside, donde también le sustrajeron una bicicleta: “Un amigo me consiguió una TuBi para poder salir a laburar y ahora de nuevo me robaron trabajando. Es un bajón”.

Para este trabajador, la presencia policial está solo en el centro y los barrios parecen zonas liberadas.

“En la Plaza Pringles siempre hay 15 policías dando vueltas en sus bicicletas, pero en los barrios donde los necesitas, donde hace falta seguridad, nunca hay nadie. Y los que están no hacen nada. ¡Todo vista gorda!”, sentenció.

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