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Frontera dio la orden que sacaran la máquina urgente porque estaba en la puerta de la cochera de una amiga

El hecho sucedió cuando el vehículo que transporta el hormigón sufrió un desperfecto y había que alivianarlo para poder moverlo. En ese momento se realizaban tareas de bacheo en la ciudad.

Foto Municipalidad de Villa Mercedes
Maximiliano Frontera.
Actualizada: 22/01/2023 22:38
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Ya pasaron doce días del incidente que terminó con los empleados municipales quemados e intoxicados por los químicos del cemento.

Nunca la intendencia ni el sindicato de Municipales, que debería responder por sus afiliados, se expidieron sobre lo que pasó. Todo se manejó en silencio y bajo presiones para que los afectados no hablaran, ni tampoco sus familiares. Sin embargo el tiempo fue acomodando el rompecabezas y hoy se puede reconstruir esa jornada laboral que puso en riesgo la salud de cuatro trabajadores. Pudo ser una tragedia mayor.

El martes 10 de enero la máquina que transporta el hormigón sufrió un desperfecto cuando se realizaban tareas de bacheo en General Paz y Arenales. El Chorrillero, con algunos testigos pudo reconstruir lo que vino después.

El vehículo se detuvo frente a una cochera, justo en la casa de una mujer que debía sacar su auto para llevar a su hijo a una consulta médica. Y no podía esperar. Casualmente ella es pediatra, y como el tiempo apretaba se puso muy nerviosa con el personal municipal. No comprendió que ninguno de los que estaba ahí podía solucionar el problema “inmediatamente” como lo pedía.

Una fuente a la que accedió este medio pudo saber que la profesional amiga de Maximiliano Frontera lo llamó directamente, y de ese modo llegaron las directivas para proceder. El intendente, que estaba en plenas vacaciones y que había dejado a cargo del Ejecutivo al concejal Roberto Mones Ruiz les dio las órdenes a los encargados de actuar y mover el camión “como sea”.

Así, los trabajadores fueron obligados a entrar al trompo y extraer desde el interior el cemento para alivianar la autohormigonera, inclusive intentaron empujarla con otro vehículo, pero fue imposible. Lo intentaron todo en medio de un ambiente de nerviosismo e incomprensión. Los funcionarios también llamaron a los bomberos de El Fortín, pero fue solo para que ayude a colocar agua adentro de la máquina y evitar que los sedimentos se adhirieran.

La dueña de casa no pudo sacar su automóvil, y finalmente la ayudaron a conseguir un taxi.

Los obreros, que pertenecen a la Subsecretaria de Obras Públicas, terminaron con la piel quemada y con secuelas que todavía están siendo tratadas. Por ejemplo, problemas respiratorios y en la vista.

El episodio generó malestar “entre los compañeros”. Primero que nada porque Frontera no se responsabiliza de la negligencia y “porque quieren minimizar” lo que sucedió.

Frontera tiene trabajando en esas condiciones a beneficiarios del Plan de Inclusión y a monotributistas, a quienes mantendría por una cláusula “para que el Municipio no se haga responsable de lo que le suceda” mientras cumplen funciones.

Se ha expresado malestar porque el sindicato “consiente” las irregularidades en la contratación laboral y precaria, y le resulta más fácil “mirar para otro lado”.

Frontera tampoco quiso que se difunda cuando un empleado monotributista en octubre del año pasado se cayó de una luminaria cuando la estaba pintando y sufrió politraumatismos. El poste “estaba podrido”.

De a poco se van conociendo nuevos detalles alrededor de cómo se gestiona dentro de la Municipalidad.

El Tribunal de Contralor hizo una presentación para conocer cuestiones que deben ser oficializadas, por ejemplo los funcionarios que estaban al frente de la obra. También la situación de contratación de los empleados. Más allá de esto, todavía prevalece el silencio.

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