El intendente Frontera sigue sin dar explicaciones sobre los empleados que se quemaron y quedaron con secuelas
Ese 10 de enero cuatro trabajadores municipales salieron como todos los días a realizar tareas de bacheo, pero un desperfecto mecánico les arruinó la salud. El hecho primero fue ocultado por el Gobierno municipal y ahora pretende ser minimizado.
Ya pasaron 15 días y los cuatro obreros que resultaron lesionados al extraer cemento de una máquina todavía no se recuperan. Según datos que pudo confirmar El Chorrillero están afrontando secuelas en la vista y respiratorias, por las cuales todavía concurren a los controles médicos. No se sabe cuándo estarán en condiciones de retomar sus tareas habituales, y en el medio se vive incertidumbre porque cuando el caso trascendió a los medios de prensa los afectados expresaron el temor de perder el trabajo.
¿Qué va a pasar con los trabajadores? Hasta el momento recibieron algunas presiones para que no hablen y recibieron, desde Acción Social, bolsones con comida. Además “algunos pesos” para comprar carne y verdura. Pronunciamiento del intendente Maximiliano Frontera no hay, y tampoco se hace responsable de la negligencia que se cometió porque él dio la orden.
El destino puso a prueba a quienes están en el poder y los trabajadores pagaron las consecuencias. El 10 de enero primaron dos cosas. La autohormigonera se detuvo frente a una cochera, en el momento justo cuando la propietaria de la casa necesitaba sacar el auto. Una mala suerte del destino que no tuvo nada de comprensión. La mujer es amiga de Frontera y lo llamó para que “sea como sea” movieran esa máquina. Testigos comentaron que se manejó con mucho nerviosismo hacia los municipales. El intendente, que estaba de vacaciones, no dudó en dar las directivas.
Frontera ya reasumió el mando con una agenda que tiene como prioridad la campaña electoral y la Fiesta de Calle Angosta. En el raid mediático ignora el problema que dejó secuelas en trabajadores que no pueden volver a sus puestos.
Cueste lo que cueste, al camión había que sacarlo. No priorizaron la salud de las personas. Además de calmar a la vecina había que “salvar” la máquina "porque era nueva" y no se podía romper. Ambas cuestiones importaron.
Entonces ya no había tiempo para perder, y los hombres fueron obligados a meterse a la máquina. Hacía un calor insoportable. Las fotos de ese día se viralizaron y hablan por sí solas.
Los obreros se iban turnando para sacar el cemento con las manos. Debían alivianar el vehículo para que fuera más fácil correrlo, pero ni siquiera con otra máquina pudieron sacarlo.
Por más de media hora estuvieron tapados por los químicos del hormigón que usan para emparchar las calles. Mojados hasta la mitad del cuerpo, sin remera, sin barbijos ni protectores en los ojos. Trabajaron así hasta que se dieron cuenta que no podían respirar y que se estaban quemando. Dijeron que no podían más y comprendieron que debían ir al hospital. Desde entonces tienen afectada la salud.
En una de las imágenes que trascendió se ve el cable del percutor que les hicieron usar para aflojar el hormigón.
¿Por qué no llamaron a una grúa? Un interrogante que hasta el momento nadie responde.
Se cree que el silencio que mantiene el sindicato de municipales está ligado a los “arreglos políticos que tiene con Frontera”. Dos de los directivos tienen en el municipio “acomodados” a sus parientes.
Todas estas irregularidades se dan en Obras Públicas donde el hermano de Frontera, Edgardo, ordenó también hacer “contratos ñoquis”, según fuentes a las que accedió este medio.