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Le quisieron robar la panadería, se defendió a cuchillazos y se “trepó” al ladrón para que no se lleven su recaudación

Una empleada de una panadería de Córdoba se defendió como pudo de un ladrón que ingresó al local a llevarse la venta del día.

Sin pensarlo, la dueña de una panadería sacó un cuchillo e intentó defenderse de un asalto.
Actualizada: 02/03/2023 18:34
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El local de una panadería del barrio La France, en la ciudad de Córdoba, fue robado en dos días consecutivos. La dueña del lugar decidió defenderse con un pequeño cuchillo y amenazó al delincuente, que tenía en su mano un arma de fuego.

El primer asalto a la panadería ocurrió el sábado, momento en el cual el hombre ingresó con el casco puesto, amenazó a la empleada y le exigió el dinero de la caja. El ladrón se llevó cerca de $40.000 y fuera del local lo aguardaba su cómplice, quien manejaba la moto en la cual escaparon.

Al día siguiente, el hombre que el sábado manejaba la moto fue quien ingresó al mismo negocio para robar las ventas del día. En la panadería estaba Cintia, la dueña del lugar, quien sin pensarlo sacó un cuchillo e intentó defenderse.

Jorge, el marido de la víctima, habló con el móvil de Radio Mitre Córdoba y contó que hace cinco años pusieron la panadería y que ante los hechos de inseguridad decidieron que realizarán refacciones para evitar los robos como los que sufrieron recientemente.

“Lo primero que hice fue revisar las cámaras para ver quien era. Fue lo primero que hice para ver que sucedía y ahí me di cuenta de que era la misma persona que había robado el día anterior”, indicó Jorge, quien aseguró que el ladrón “venía con una gorra y el casco de la moto, porque había otra persona que lo esperaba a la vuelta. Ahora lo que estamos haciendo es venir los dos. Voy a ver si pongo algo para que se pueda atender desde afuera en esos horarios que son más peligrosos”.

Cintia por su parte conversó con distintos medios de la zona y cuando le preguntaron por qué reaccionó de ese modo manifestó: “No lo pude controlar. Quise hacerme a un lado, pero la emoción me llevó. No fue lo más razonable, fue el instinto”. “Uno se cansa de trabajar todos los días para los chicos, para uno, para todo el mundo y que te quieran sacar lo poco que tenés. Me cuesta un montón mantener la panadería, entonces los impulsos me llevaron a eso”, lamentó la mujer.

 

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