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"Ellas hablan": El origen de los menonitas, la comunidad religiosa que protagonizó el escándalo sexual de la película

Esta comunidad ultrarreligiosa asentada en América Latina protagoniza el famoso film. Conocé sus raíces.

Foto BBC News Mundo
El origen de los menonitas, la cultura que protagoniza el escándalo sexual de "Ellas hablan".
Actualizada: 11/03/2023 11:06
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Los menonitas son una comunidad religiosa que ha encontrado en América Latina su tierra prometida. Desde su surgimiento en la Reforma protestante hace 500 años, padecieron de persecuciones religiosas que los llevaron a emigrar durante siglos por varios territorios de Europa y Norteamérica.

Finalmente, se asentaron a comienzos del siglo XX en América Latina, donde había tierra, recursos naturales y gobiernos dispuestos a respetar su deseo de no interferencia del Estado en sus prácticas religiosas y culturales.

Hoy son exitosos granjeros que comercializan grandes volúmenes de granos y alimentos producidos de forma autónoma. Y, aunque hay estereotipos sobre su apariencia, la realidad es que las comunidades son diversas.

El origen de los menonitas.

Menonitas, una cultura de buenas personas, pero también con su lado oscuro

"No hay un solo tipo de menonitas", le explica a BBC Mundo la antropóloga Ruhama Pedroza. "Los menonitas contemporáneos ya no son los que nos retratan en las revistas o aquellos de los estereotipos que tenemos".

La investigadora señala que mucha gente tiende a creer que todos son "buenas personas", por su gran sentido del trabajo duro y por su apariencia pulcra. Pero en interior de su comunidad también ocurren crímenes e injusticias.

De esto último trata "Ellas hablan" (Women Talking), un filme nominado al Oscar a la mejor película en los premios que se entregan este domingo.

Este relato ficcional está inspirado en un traumático caso de abusos sexuales vivido por unas 150 mujeres y niñas en una colonia menonita en Bolivia.

Las mujeres de la película están en una encrucijada: decidir si abandonan la colonia para ponerse a salvo junto a sus hijos de los abusos sexuales que han sufrido.

"Sabemos que los hombres son los que nos atacan. No los fantasmas, ni satanás, como nos han hecho creer. Sabemos que no hemos imaginado los ataques. Que nos dejaron inconscientes con tranquilizante para vacas. Sabemos que estamos magulladas, infectadas, embarazadas, aterrorizadas, locas… y algunas incluso muertas", dicen en una de las escenas del filme.

En el caso ocurrido hace unos años en Manitoba, Bolivia, ocho hombres menonitas fueron encarcelados por abuso sexual, un hecho extraordinario en una comunidad que evita cualquier influencia externa, incluida la justicia civil.

Pero lo ocurrido es una muestra de cómo son algunas colonias menonitas ultraconservadoras y el tipo de estructura social que tienen, explica Pedroza.

"El líder máximo de una colonia es el obispo, quien tiene sus ayudantes, que son los ministros, y éstos administran cierta cantidad de campos familiares. Y ahí hay jefes elegidos, pero todos son hombres", señala la antropóloga.

"Esta misma estructura, esta lógica organizativa y sociocultural, permite o tolera este tipo de abusos hacia las mujeres, hacia los ancianos o hacia los niños".

Y en países como los de América Latina, la intervención de la justicia civil es casi nula.

El origen de los menonitas

Su origen y migración hacia América

A mediados del siglo XIV, una rama del anabaptismo surgido de la Reforma protestante fue liderada por el predicador neerlandés Menno Simons (1496-1561), de quien se desprende el término "menonitas": los seguidores de Menno.

Tienen sus raíces en varios territorios de lo que hoy es Alemania, Países Bajos y Suiza.

En el siglo XVI sufrieron múltiples persecuciones religiosas, tanto de gobernantes católicos como de otros cristianos. Eso hizo que su historia estuviera marcada por las migraciones.

Al lugar al que llegaran, solicitaban a los gobernantes respeto a sus creencias, forma de vida y el Privilegium: la demanda de permanecer exentos del servicio militar, el juramento civil e incluso la educación oficial, explica el investigador Yann le Polain en un estudio documental sobre la migración menonita hacia América Latina.

Cada vez que los menonitas veían amenazadas estas garantías, optaban por buscar un nuevo hogar, por lo que durante siglos migraron por países como Bélgica, Países Bajos, Prusia, Ucrania y Rusia.

A finales del siglo XIX se dio una gran migración a Canadá, donde se asentaron en la provincia de Manitoba.

Al ver nuevamente amenazado su modo de vida por políticas del gobierno canadiense de integración cultural, se dio la primera gran migración a México y Paraguay en la década de 1920, señala Le Polain en su investigación sobre los asentamientos en América Latina.

Comunidades menonitas

Los gobernantes de mano dura de esos países ofrecieron respeto a sus creencias y prácticas.

Y a partir de entonces los menonitas comenzaron a extenderse por otros países hasta conformar en la actualidad unas 214 colonias en nueve naciones del continente, explica Le Polain: Argentina, Belice, Bolivia, Colombia, México, Perú y Paraguay.

En el caso de Brasil y Uruguay, los colonos menonitas fueron principalmente migrantes de Rusia.

El territorio que ocupan en la actualidad es equivalente al de Países Bajos (+40.000 km2), según ha documentado Le Polain.

El traumático caso de Bolivia

Para los menonitas, los temas relacionados con la sexualidad y la salud femenina son un tema tabú.

Si una mujer sufre problemas de salud íntima, son los hombres quienes hablan por ellas con los médicos. Incluso las mujeres embarazadas optan por apartarse de la vista de niños para evitar las preguntas sobre su estado, explica Pedroza.

Eso es un factor cuando ocurren casos como el de la colonia ultraconservadora de Manitoba, Bolivia.

En esa comunidad remota, nueve hombres fueron detenidos en 2009 y luego condenados a prisión por violar a 151 mujeres y niñas. Empleaban sedantes para bovinos para neutralizar a familias enteras -hombres, mujeres y niños- y así cometer los abusos sexuales con impunidad.

"Debido a sus creencias religiosas, pensaron que algo malo, algo malévolo estaba sucediendo en la colonia", explicó Fredy Pérez, un fiscal encargado del caso. Las víctimas sentían mucha vergüenza de relatar lo que les pasaba.

Un joven que fue sorprendido irrumpiendo en una casa delató a 8 más. Aunque ellos negaban haber cometido las violaciones, hubo testimonios que los llevaron a recibir sentencias a ocho de ellos (uno escapó) de hasta 25 años de cárcel.

En las colonias menonitas, "cuando hay problemas, quejas, o casos de violaciones, son los mismos hombres los que hablan con los jefes", explica Pedroza. "Las mujeres están totalmente silenciadas, no pueden expresarse públicamente".

Para la antropóloga, lo que se plantea en la película "Ellas hablan" es un "retrato de la realidad terrorífico, pero no inusual".

"Cuando ocurre algo malo es un secreto a voces: todo el mundo sabe quién fue, qué pasó, todo el mundo se entera de alguna forma. Pero nadie habla como para generar un cambio en la conciencia, apunta.

También señala que la complejidad de las colonias menonitas no se reduce a lo planteado en el filme: "Los menonitas tampoco son todos violadores".

Cómo es vivir entre ellos

Para su investigación, Pedroza vivió entre 2015 y 2016 en la colonia Manitoba, en Chihuahua (norte de México), donde encontró varios aspectos de choque cultural notables.

"Su ética del trabajo es ‘uno trabaja como forma de agradar a Dios’. No se puede estar ocioso porque eso es pecado", explica.

"Te hacen amables cuestionamientos, como ‘¿Tú qué haces?, si no tienes campo, no tienes vacas, no tienes hijos'", recuerda.

Y es que, para los menonitas, las jornadas de trabajo son de sol a sol y solo tienen menos de una semana de descanso al año.

En el caso de Manitoba, en Chihuahua, hay menonitas liberales que tienen cierta apertura a la convivencia con los mexicanos o mestizos, como se refieren a todo aquel que no sea miembro de la comunidad.

"Al principio yo llegué a comprarme ropa de allá, por ingenuidad antropológica. Pero ya con la confianza, las mujeres me preguntaron ‘¿Por qué te vistes así? Tú no eres menonita. Nosotros sabemos que tú eres mestiza y las mestizas usan pantalones. A nosotros nos gusta cómo se visten’, recuerda.

Pero también mostraban interés por la cultura mexicana: "Mi vecina me pidió a través de su esposo que le enseñara español. Entendía un poco porque a escondidas veía telenovelas. Pero quería hablarlo. Y organizamos un grupo de estudio, solo de mujeres, para aprender español". (BBC News Mundo)

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