VILLA MERCEDES
El drama del Colegio Nacional que está destrozado: mil alumnos deambulan por la ciudad para tomar clases
El estado edilicio no hizo posible que el ciclo lectivo comience con normalidad. Los estudiantes están divididos en tres establecimientos. El Gobierno no se hace cargo de las demoras y las negligencias que tienen hoy destrozada la edificación.
No fue para nada feliz la vuelta a clases de los 1000 alumnos que tiene el Colegio Nacional Nº 2 “Juan Esteban Pedernera”. Las instalaciones están destrozadas, y hace 20 días fueron abandonadas por la empresa constructora. Cada día se vive con tristeza e incertidumbre porque solo con mirar los techos se asoma como una edificación en ruinas.
La institución comenzó a ser refaccionada en septiembre del año pasado, pero fueron muy pocos los avances. Todo adentro estaba patas para arriba. La tormenta del 26 de enero terminó de romper todo. Destruyó la totalidad de las tejas. A los pocos días todo el material se removió pero como no se colocó ningún plástico de protección el agua de las lluvias siguientes entraron como por un colador.
En medio de todo esto quedaron 1000 estudiantes que ahora están distribuidos en tres instituciones. Las clases comenzaron el 13 de marzo. El polideportivo de la Escuela Normal se dividió con biombos y se ubicaron cuatro cursos. Ahí, según contó una docente ayer, hay cuatro aires acondicionados pero ninguno funciona, y que a las educadoras les reservaron el baño para personas con discapacidad pero no funcionan: tienen que usar baldes de agua.
En todos lados el problema es el amontonamiento y el calor. Los padres aseguran que no son condiciones dignas ni para los chicos ni para quienes van a trabajar.
El otro sector asignado es en el salón principal de la Casa de Cultura, en la Plaza del Mercado. “No hay ni ventiladores ni ventanas, está todo cerrado. Hoy tuve que retirar a mi hija que estaba descompuesta, a plena siesta. Y los maestros secándose el sudor con un pañuelo”, comentó una de las mamás que este jueves acompañó el abrazo simbólico para que las autoridades escuchen.
También hay alumnos en la Escuela Vicente Dupuy.
Todos viven con incertidumbre, porque con este escenario no está establecido cuál será en definitiva el sistema que se empezará para dar las clases. Gran parte de los tutores rechaza la virtualidad, que en estos comenzaron a poner en marcha, y pidieron que el Gobierno garantice que sus hijos van a aprender adentro de las aulas.
Este jueves tuvieron que salir a la calle por segunda vez. Ahora lo hicieron con el dolor de ver a la historia arruinada de un colegio que en cinco meses cumplirá 106 años. Le exigieron al Gobierno que "se haga cargo" y que asuman los compromisos. Ya no quieren escuchar más palabras “ni mentiras”, solo que "se pongan a trabajar".
Las justificaciones desde el Gobierno apuntaron que la gran culpa la tuvo la tormenta que arrasó con la ciudad en enero pasado. Y que la demora se debió a los trámites administrativos. Prometieron que en 10 días se comenzarán a colocar “los chapones” en el techo. Por lo tanto hasta entonces no hay nada que filtre el agua.
Lo que llama la atención es que uno de los temas centrales que se trató en una sesión del Concejo Delaberante fue la autorización (que modificó una ordenanza) para que se reemplazaran las tejas por chapas. De eso ya pasaron 21 días.
“Hoy ni siquiera se puede ingresar a las aulas porque las puertas no se pueden abrir por la deformidad del piso de pinotea que tiene más 100 años. Necesitamos respuestas inmediatas. No como hicieron hoy (por el jueves) de traer 10 personas a trabajar luego que se hiciera viral la convocatoria”, reclamó la presidenta de la cooperadora Andrea Barzola.