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“Sí mami, voy con el primo”: la nena de 10 años que cayó en una trampa y la quemaron viva

Guadalupe empezaba quinto grado cuando la mataron, en marzo de 2020, en Lobos. Sergio Ramón Oliveira, el único acusado, está preso desde entonces a la espera del juicio.

Guadalupe Ezeiza tenía 10 años: fue asesinada y calcinada por su primo de 22 a principios de marzo de 2020.
Actualizada: 18/03/2023 11:45
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El femicidio de Guadalupe Ezeiza, la nena de 10 años que fue asesinada y calcinada por su primo de 22 a principios de marzo de 2020, conmocionó entonces a la ciudad de Lobos no solamente por la brutalidad del crimen sino, sobre todo, por el calvario que la víctima sufrió antes de su muerte.

El cuerpo quemado de la menor fue encontrado en la casa del femicida, Sergio Ramón Oliveira. Estaba recostado contra una pared, sobre unas brasas. El estado en el que se encontraba le impidió a los peritos establecer si se había consumado la violación, pero no quedaron dudas de que Guadalupe se defendió de un ataque sexual y murió por las quemaduras que sufrió en la zona genital.

Oliveira está detenido desde entonces a la espera del juicio. “La causa hoy está en el Tribunal Criminal Oral N° 3 de La Plata”, indicó a TN Patricia Hortel, la fiscal que tuvo a cargo la investigación. Y precisó: “El imputado continúa preso por abuso sexual seguido de muerte y homicidio doblemente agravado por Alevosía y Criminis Causa”.

Hortel confirmó que el expediente ya fue elevado a juicio, sin fecha prevista de inicio hasta este momento.

El imputado permanece detenido a la espera del juicio.

La mentira

Era un domingo todavía caluroso de marzo cuando vibró el teléfono celular de Severiana, la mamá de Guadalupe. Su sobrino, Sergio, le había mandado dos mensajes de WhatsApp para decirle que su hija mayor estaba en una pileta y que si él la iba a buscar solo la chica no iba a querer irse. Por eso, le pidió si podía dejar que Guadalupe lo acompañara con una muñeca para que después se fueran los tres a jugar. Esa fue la trampa, y la mujer accedió sin ningún recelo.

“Le tenía confianza porque lo criamos nosotros. Es mi sobrino, el hijo de mi hermana. Nunca se me cruzó por la cabeza que él sería capaz de hacer algo así”, señaló en ese momento Severiana ante los medios que cubrían la noticia.

“Le pregunté a mi hija si quería ir y me dijo ‘sí mami, si es el primo’”, relató. Y así se fue Guadalupe y jamás volvió a su casa. Una hora después de que se fueran, contó, le empezó a mandar mensajes a Oliveira para saber en dónde estaban y no tuvo respuesta. Así empezó la pesadilla.

“Me mandé una cagada”

La mujer denunció en la comisaría que no sabía nada de su hija y se dio inicio a la búsqueda de la nena. Mientras tanto, Oliveira apareció en la casa de un familiar en la ciudad de Roque Pérez, a unos 37 kilómetros de Lobos. Estaba nervioso, y afirmó: “Me mandé una cagada, por la nena no pude hacer nada”.

Casi en simultáneo, la policía entraba por la fuerza al domicilio del acusado, ubicado en avenida Yrigoyen al 1200, a unas 20 cuadras de distancia de la casa donde vivía la víctima con su familia. La escena que descubrieron allí era espeluznante.

Una de las marchas que se hicieron en Lobos para pedir justicia por Guadalupe.

Guadalupe ya estaba muerta, sentada contra la pared y sobre unas brasas. Su cuerpo también presentaba fuertes traumatismos de cráneo y tenía signos de haber sido golpeada en la cara.

La quemó viva

La hipótesis más fuerte para la fiscalía fue que Guadalupe, apenas una nena que no pesaba más de 30 kilos, trató de defenderse de una agresión sexual y Oliveira, después, quiso destruir toda prueba que pudiera incriminarlo.

En esa línea, tras intentar abusar sexualmente de la menor, Oliveira tomó brasas calientes, las llevó en una esquina del departamento y cuando hubo fuego suficiente colocó a la víctima, inconsciente por los golpes, pero todavía viva, sobre las llamas.

Guadalupe fue golpeada y murió por las quemaduras.

Entonces dio el golpe de gracia: cerró las ventanas, puso una garrafa a centímetros de la nena y se fue del departamento, pero antes cerró la puerta con llave.

“Criamos a un monstruo”

Totalmente conmocionada, Severiana, la mamá de Guadalupe, habló días después del hecho con la periodista Mónica Gutiérrez en Crónicas del Trece (eltrece), y aseguró: “Nunca me esperé esto de mi sobrino. Criamos a un monstruo”.

Severiana, la mamá de la víctima, dijo que había criado a Oliveira como si fuera su hijo.

Para la mujer, el crimen había sido planeado desde un principio. “Me acabo de enterar de que había puesto una garrafa como para fingir que la nena murió en una explosión”, reveló Severiana, y lamentó: “Para mí era como mi hijo”.

La versión del detenido

En su primera versión ante la policía, Oliveira intentó convencer a las autoridades de que Guadalupe había sido asesinada por ladrones que entraron a robar a su casa. No lo consiguió, y poco después confesó la verdad.

No se encontraron indicios en la escena del crimen que probaran la participación de una tercera persona, por lo que Oliveira fue el principal y único sospechoso detenido.

La autopsia realizada al cuerpo determinó que la víctima fue golpeada y quemada viva. Justamente, las quemaduras que la nena sufrió en la zona genital, las mismas que le causaron la muerte, evitaron que los peritos pudieran establecer si se había consumado la violación.

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