Fue hasta el hospital para parir, tardaron en atenderla y tanto ella como su bebé murieron
Natalia Resser tenía 30 años y había ingresado al hospital Pasteur con contracciones. La familia denunció a los médicos por negligencia y mala praxis.
Una mujer y su bebé recién nacido murieron en el hospital Pasteur, en Córdoba, y la familia sostiene que los médicos tardaron en atenderla por un paro que se desarrolló durante el mismo día.
La víctima fue Natalia Resser, de 30 años, quién había ingresado al centro de salud con contracciones. La madre contó que la atendieron “gracias a un policía que pateaba la puerta y pedía ayuda". La familia denunció a los médicos por negligencia y mala praxis.
“En ese tiempo que esperó, sufriendo como un perro, al bebé le dejó de latirle su corazoncito y mi hija hizo un pico de presión”, relató la mujer y agregó en declaraciones televisivas: “La manosearon, la ultrajaron, le lastimaron un brazo. La habían anestesiado con epidural para hacerle la cesárea, no tendrían que haberle tocado el brazo, pero la sacudieron tanto para sacarle el bebé que la lastimaron toda. Gritaba de dolor, cuando siendo una cesárea se anestesia y no duele nada".
“La pasaron a una pieza común donde le agarró una grave hipotermia. Las médicas se asustaron y la volvieron a pasar a terapia. Ella estaba muy ida, no reaccionaba nada. Se estaba yendo en sangre y no lo pudieron controlar”, continuó el relato la mamá de la joven.
Natalia tenía 30 años y un hijo de tres. En una desgarradora carta, la tía de la víctima la despidió y describió a los médicos de la institución como “delincuentes con batas que descartaron, así como así a una mamá que recién comenzaba su vida”.
“Solo pensar en tanto sufrimiento me duele hasta la piel. Te arrancaron la vida, la alegría, lo más lindo de tu ser, pero solo agradezco a Dios Santo que te crecieron alas para que puedas volar y ser feliz junto a tu bebé”, escribió Mónica.
“Natalia era una niña/mujer llena de vida que andaba siempre con una sonrisa y que estaba dedicada a sus estudios, su familia, su hijito de tres años y su bebé por nacer”, expresó con angustia.
Y finalizó: “Perdón por no estar para defenderte de los que te hicieron mal, tengo sed de justicia. No descansaré hasta que mire al cielo y te vuelva a ver con esa hermosa sonrisa y diciendo ‘ya puedo descansar en paz. Se hizo justicia por mí y por mi hijo’”. (NA)