VILLA MERCEDES
La historia de Cachín y Pelusa; una pareja de artistas que llevan 43 años haciendo reír a chicos y grandes
María Celia Bonivardo y Ramón Benítez tienen el fuego encendido por la misma pasión. Primero se enamoraron y después crearon un dúo que a pesar del paso del tiempo es un canto a la vida.
Por Sonia Schoenaker
Son oriundos de Villa Mercedes. Ella tiene 76 años y él 66. Los une la vida, el escenario y sobre todo las pasiones. Viven en el Barrio Obras Sanitarias.
La historia comenzó en 1980 cuando Celia contrató a Cacho para que anime la fiesta de cumpleaños de su hija. “Fue un flechazo muy grande, quedé muy impactado cuando la conocí”, reconoció Ramón.
Él ya venía hace un tiempo con un grupo de animación de cumpleaños, pero un giro del destino hizo que el dúo se consolidara y continuara hasta el día de hoy.
Celia empezó a trabajar en las presentaciones de Cacho como maestra de ceremonias, pero un día la persona que tenía que actuar con Cachín no se presentó. Como ella sabía toda la rutina, se atrevió a acompañarlo en el escenario. “Me calcé el traje y dije allá vamos”, recordó.
El nombre de Pelusa nació en medio de una presentación. “Se me ocurrió decir ‘aquí estoy, soy un payasito nuevo, pero no tengo nombre ‘¿Ustedes no le quieren poner nombre?’”, los niños empezaron con las sugerencias hasta que terminaron todos coreando “Pelusa”.
“Los chicos han cambiado, pero en su esencia el niño sigue siendo niño”, dijo Ramón con respecto a la actualidad. Sin ignorar la existencia de la tecnología, tiene muy claro que los chicos siguen divirtiéndose con lo más simple. “Tenemos juegos inventados por nosotros y ellos participan. Ahí te das cuenta que los niños siguen siendo niños”, sostuvo.
“Cada vez que vamos a los cumpleaños nos divertimos más nosotros”, destacaron.
Para recibir al equipo de El Chorrillero se pusieron los trajes, las pinturas en la cara y sirvieron galletitas con jugo. Cantaron, transmitieron amor y alegría. Una actitud para celebrar la vida.
“Los chicos se integran porque nosotros les damos mucho cariño. Estamos con ellos sentados como indios, los besamos, los abrazamos y les damos ternura. Si alguien no ganó un juego lo repetimos, entonces el chico se siente integrado y participa”, expresó Benítez.
Lo mismo pasa con los adultos que están entre los invitados. “Al final hacemos jugar siempre a los grandes”, confesaron.
“Estamos cosechando algo que sembramos que debe haber sido lindo para permitir que los papás dejen que los niños nos abracen o se sienten en la falda. Es muy importante para nosotros”, manifestaron.
La pareja tiene varias distinciones que han obtenido a lo largo de los años. “Somos los primeros artistas infantiles por decreto 2619”, contó con orgullo Cachín. En las paredes de su casa están colgados los diplomas, certificados y fotos de algunas de las tantas experiencias que vivieron en su trayectoria.
Cuando cumplieron 10 años en la actuación obtuvieron el escudo de la ciudad de Villa Mercedes; en el predio de la Calle Angosta fueron reconocidos por decreto por su labor ininterrumpida de trabajo de todos los años. Cuando llegaron a los 35 años el Concejo Deliberante les brindó un reconocimiento y en 2022 fueron reconocidos por la Cámara de Diputados.
De manera muy prolija y ordenada, tienen guardados en varias carpetas recortes de diarios, fotografías y recuerdos de los 43 años de carrera.
“Es un orgullo y una satisfacción interna. Sobre todo, la satisfacción de seguir trabajando con los niños”, comentó Pelusa, que se considera una apasionada por su trabajo. “Cuando venía algún circo a la ciudad, yo me encargaba de llevar a los chicos del barrio”, contó con alegría.
Cachín y Pelusa tienen dos hijas y dos nietos. “El acompañamiento familiar es muy importante en las tareas que hacemos y ellos siempre están”, afirmaron.
El 20 de marzo cumplieron 43 años de trayectoria y están preparando un gran festejo para compartir con los vecinos de Villa Mercedes.
“Va a ser un estilo show como hicimos en los 35 años. Mientras nosotros hacemos un sketch viene alguien que va a hacer una coreografía para que nos vayamos cambiando para el próximo acto”, explicó Cacho.
“Una cosa continua que sea divertida y que los chicos la pasen bien con la familia”, añadió.
En los inicios las cosas no fueron fáciles: “Andábamos en bicicleta cargados con las cosas. No teníamos movilidad, todo lo hacíamos manual. A las casas de familia íbamos con dos horas de anticipación y poníamos las guirnaldas, los globos, todo. Un laburo infernal, pero era lo que nos gustaba a nosotros y los hacíamos con mucho amor”.
Con el paso del tiempo y los avances tecnológicos, Celia y Ramón lograron modernizarse y facilitar gran parte del trabajo. “Ahora ya tenemos dos banners, equipo de música, la computadora, los pen drives, hemos incorporado luces, todo muy bonito”, detallaron.
Otra pasión que los une es el atletismo. Cacho corre 100 y 200 metros llanos y practica salto en largo. “Lo hago con gran amor también porque me hace bien a la salud”, expuso.
Pelusa practica lanzamiento de bala, disco y martillo. Hasta hace un tiempo ambos competían a nivel nacional.
Pero no todo es de colores en la vida de nuestros payasos. En el año 2020 Pelusa debió combatir contra un problema de salud y a raíz de esto pusieron en pausa todas sus actividades. “Estuvimos haciendo todo para cuidarnos y estar bien”, señaló.
Se lamentó porque el año pasado no pudieron estar en cumpleaños y en las actividades por el día del niño.
“Hoy por lo menos ya nos pusimos el traje”, dijeron con alegría.
Ahora que los problemas se solucionaron están listos para decir “allá vamos”, como aquel 20 de marzo de 1980.
Fotos y video: Denise Vargas