VILLA MERCEDES
Vive en una casilla rodante a un costado de la ruta y lo quieren correr: “No tenemos adónde ir”
La Justicia tiene una orden para que se vayan del pedazo de tierra que están ocupando, justo en una zona donde están haciendo una obra. Ahora él pide ayuda para conseguir un hogar digno.
La historia de Ángel no es la única de dolor que hay en Villa Mercedes, y que deja al desnudo el caótico problema habitacional que hay. Villas miserias y gente durmiendo en la calle hablan de la pobreza pura que atraviesa a la sociedad. Ya nada sorprende. Hay familias que están viviendo al límite todo.
El hombre tiene su casilla al costado de la Ruta 148, frente al Tiro Federal. Ahí se instaló hace 6 años porque no tuvo una mejor posibilidad de vivir más dignamente. Y mucho menos tuvo la plata para pagar un alquiler.
Habita ese lugar con su esposa que sufre de epilepsia. Sobreviven con el poco dinero que él cobra de las changas, y también vende leña. Ahora decidió hablar con los medios de comunicación porque lo quieren correr del único lograr que encontró para estar.
“Con el intendente Frontera trabajamos juntos en el Plan de Inclusión y cuando fui a pedirle ayuda no me solucionó nada. Pedí que me trajeran un baño químico y me dijeron que no, les pregunté que se lo podía pagar, me dijeron que eran $8 mil, pero nunca vinieron ¿Me lo hacen porque son cordobés? Hace 26 años que estoy acá, y siempre vi que los extranjeros tienen más beneficios, que un perro tiene mejor trato que nosotros”. Así de desesperanzado está Ángel, y así lo transmitió a El Chorrillero que se acercó para conocer su problema.
Dijo que “en todos lados” molestan, que ahora quieren hacer una obra privada “detrás” y que hasta recibieron “amenazas”.
“Nosotros no usurpamos terrenos, estamos en un sector donde no molestamos a nadie. Siempre nos prometieron ayuda, y nunca nos dieron nada”, aseguró.
También está enojado porque de un día para el otro llegaron representantes de la Justicia con la orden de sacarlos. “Si quieren que me vaya que me den una casa para pagarla como todo el mundo, yo no pido que me regalen nada”, aseguró.
La improvisada casa está entre los árboles y la absoluta precariedad. Un baño que no es baño, que solo sirve para poder bañarse, porque las necesidades las hacen “por ahí” en el campo. Las imágenes que tomó El Chorrillero hablan por sí solas.
https://web.facebook.com/elchorrillero/videos/765694351709931
“Tienen que venir a ver cómo vivo. Que nos den una vivienda digna y nos vamos.
Para ayudar a Ángel se lo puede contactar al 2657-780048.
Entrevista y fotos: Cintia Escudero