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Eugenia Catalfamo, algo más que la candidata a vice del “Gato” Fernández: es Alberto Rodríguez Saá en la fórmula oficialista

Albertista pura, que tuvo un ascenso vertiginoso en la elite de jóvenes funcionarios. Tras convertirse en militante pro aborto emergió como la referente de la agenda feminista verde del oficialismo.

Actualizada: 04/06/2023 17:26
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Alberto Rodríguez Saá, Jorge Fernández, Eugenia Catalfamo y Alberto Rodríguez Saá (h)

Eugenia Catalfamo, la compañera de fórmula de Jorge “Gato” Fernández, resume como pocos el concepto “hijos del poder”, un nicho que en los últimos años se hizo muy evidente en el régimen kirchnerista que en San Luis conduce Alberto Rodríguez Saá, que tiene en el centro de las decisiones a su propio hijo.

Jóvenes con pasado en el poder y presente en Terrazas del Portezuelo a los que la buena vida les cayó de arriba sin que tuvieran la obligación de salir a buscar el pan de cada día con esfuerzo. Les gusta ostentar, aprietan a los que levantan la voz en su contra y se llevan por delante el mundo a los empujones con un comportamiento de casta que ya tiene cansados a muchos puntanos.

Foto ANSL

Así como a nivel nacional Máximo Kirchner hace y deshace dentro de la gestión de su madre, al mismo tiempo que incrementa su fortuna, en nuestra provincia la lista es larga, encabezada por el actual ministro de Obras Públicas, hijo no sólo del poder sino también del gobernador. Bajo su ala se vienen enriqueciendo varios funcionarios, a los cuales ya no les importa que sus derroches queden expuestos en las redes sociales mientras San Luis se desangra con el 62% de los niños bajo la línea de pobreza, al tiempo que la inseguridad se cobra vidas y bienes todos los días.

Eugenia Catalfamo porta un look canchero que jerarquiza con marcas europeas y va a tono con los símbolos y merchandising del movimiento feminista. No se desprende del pañuelo verde que significa el derecho a la legalización del aborto. Hasta ser ungida candidata lo tenía incorporado y lo exhibía como parte de su identidad, ahora lo guarda en las costosas carteras que usa como bandoleras. En las últimas semanas ya no las muestra, las deja en el vehículo que se mueve.

Viene de un episodio que revela la desfachatez con la que obran los “jóvenes inteligentes” de Alberto. En una entrevista en una radio el conductor, que al final terminó pidiéndole disculpas, suelto de cuerpo lanzó al aire: “Hay cada boludo, el otro día apareció un ministro sacándose una foto con una moto ahí y capaz que el tipo tiene la guita para eso, pero digo flaco, me parece que hay gestos que por allí son despreocupados…”. Ella que estaba en el piso se desentendió de que aludía a su marido.

Foto ANSL

Catalfamo es la esposa de Nicolás Anzulovich, el ministro de Desarrollo Social, quien mostró sin tapujos la moto KTM 1190 que se compró en Córdoba, valuada en 22 millones de pesos, subida además a su camioneta 4×4 que tiene un valor de mercado de 18 millones. Cuarenta millones de pesos exhibidos en una foto por un ministro que no tiene vergüenza en anunciar un aumento de $2.347 para el Plan de Inclusión que está dentro de su órbita. Hasta 2013 el ahora próspero ministro consorte fue empleado judicial raso.

Foto redes sociales.

Pero otros movimientos la hicieron conocida a la senadora nacional, que se mantiene desde hace una década en las capas de los estados provincial y nacional, y es afecta a las volteretas de acuerdo a las conveniencias del gobernador de San Luis. “Estas son mis convicciones, si no les gustan, tengo otras…”, bromeaba el gran Groucho Marx, una definición que le cabe como anillo al dedo a Catalfamo, siempre dispuesta a conformar a su jefe para mantenerse allí, al calor de los buenos sueldos y los privilegios, una categoría exclusiva que comparte con su marido, con el secretario General de la Gobernación, Micky Berardo y con Luciano Anastasi (ahora coordinador de la secretaría General de la Gobernación), entre otros. Su impresionante posicionamiento en el núcleo duro dejó aturdidos a quienes habitan en las orillas del poder.

Foto ANSL.

La joven senadora representa la fórmula con la que el oficialismo aspira a mantener la gobernación, la voz y sobre todo el rumbo que quiere Alberto Rodríguez Saá para San Luis.

El caudillo sabe que la sociedad está inclinada a votar por un cambio y entonces metió un doblete que se combina como el agua y el aceite, pero lo que en realidad busca es capturar la preferencia de los que están hartos de sus manejos amagando con alguien distinto, campechano, manejable, que dice las cosas correctas en Fernández, al tiempo que mete una delegada de su ideología con Catalfamo, para fidelizar el voto verde y feminista, agenda que custodia María Luz Rodríguez Saá, hija del gobernador y directora de El Diario de la República.

Si el “Gato” Fernández, que todavía se esfuerza para salir del anonimato, representa el “cambio”; Catalfamo y su aura de hija del poder son la síntesis del modelo de continuidad.

Catalfamo, en su paso por el Senado de la Nación, tampoco se destacó como una legisladora activa y brillante, su actuación siempre se limitó a llevar la hoja de ruta del gobernador. Impulsó desde la presidencia de la comisión Banca de la Mujer las jornadas “Hacia una ley de gestión menstrual en la Argentina”, mientras el país entraba en un precipicio económico y la pobreza aumentaba de manera escandalosa. Sus prioridades, al igual que la de su amiga y actual ministra nacional Ayelén Mazzina, siempre pasaron por otro lado, al tiempo que fue radicalizando su posición feminista.

Foto redes sociales.

6º Cumbre Iberoamericana de Género en España.

La egresada del Aleluya llamó la atención de los medios por primera vez cuando pegó un giro tan fenomenal con el espinoso tema del aborto. Había estado en el obispado junto con Adolfo Rodríguez Saá, durante la gestión de Pedro Martínez, para reafirmar su oposición a la ley que por aquellos momentos buscaba su aprobación. Después argumentó que por su embarazo debió ausentarse durante las discusiones en comisión y en la primera votación, en la que el intento fue rechazado.

En la segunda oportunidad, ya durante el Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, con el pañuelo verde atado a la muñeca y una convicción totalmente opuesta, votó a favor de la ley, con la que siempre estuvo de acuerdo el gobernador de San Luis. Porque Catalfamo es la representación de Alberto Rodríguez Saá. Ella es la demostración de lo que dijo el día que anunció que había elegido al Gato Fernández, sin importarle que todo el mundo sepa que en el Superior Tribunal de Justicia era un mero delegado suyo: “La gente quiere un cambio, pero no de 180 grados…”.

Foto redes sociales.

Otro giro lo dio cuando formó parte del quiebre del bloque kirchnerista en el Senado, también por una orden de Terrazas del Portezuelo, ya que se había dado cuenta que estar pegado a Cristina y Alberto Fernández representaba una sangría de votos en San Luis. Pasó a integrar el bloque Unidad Federal, que encabeza Alejandra Vigo, la esposa del gobernador cordobés Juan Schiaretti, a quien se lo vio a los abrazos con Rodríguez Saá cuando el mandatario puntano tuvo un súbito e interesado ataque de amor hacia el peronismo que toma distancia de la grieta.

La única realidad es que en el cuarto kirchnerismo levantó la mano sin chistar para aprobar todas las leyes que mandó la vicepresidenta.

Foto web.

Sin dudas Catalfamo es la continuidad de la ideología de Alberto Rodríguez Saá, asegura que sigan en pie todas las políticas que llevaron a San Luis a la postración actual, con índices de pobreza por las nubes, inseguridad, mala atención en el ámbito de la salud y una educación en decadencia. Es su referente ineludible en la agenda feminista, lo que quedó demostrado cuando armó la Fundación Luminar, que es el ducto de fondos públicos provinciales para financiar actividades y proyectos en época electoral.

Por supuesto, todo con el estilo que ya es marca registrada: sin rendiciones, con gastos sospechados y subsidios para la clientela. Luminar no está obligada a someterse a los controles del Estado, porque el Estado son ellos, los Rodríguez Saá (padre e hijo).

Foto redes sociales.

Con esa fundación, el oficialismo “verde”, el que se oculta detrás de los gestos de sanluiseño del interior del Gato Fernández, da rienda suelta a prácticas clientelares y de otra clase.

Para que el negocio sea completo, la fundación que dirige Catalfamo tiene su propio festival, que organiza en conjunto con Inkieta Producciones, una agencia de la puntana Erica Laporte quien es la jefa del gabinete de asesores del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, que conduce Ayelén Mazzina.

 

Foto Presidencia.

Foto redes sociales.

Esa Catalfamo es la que se esconde a la sombra del “cambio” que encarna Jorge Fernández. La voz de Rodríguez Saá en las sombras, la de las convicciones tambaleantes, la hija del poder, una más en el San Luis de la casta que está armando las valijas.

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