X

Historias de San Luis: solo están Juancito y Miguelito

Juancito, a quien vemos sentado a la mesa frente a una torta de cumpleaños, es sobreviviente de una generación inolvidable que habitó el ex-Hogar de Ancianos "San Vicente de Paul" .

Juancito, es sobreviviente de una generación inolvidable que habitó el ex-Hogar de Ancianos "San Vicente de Paul" .

por Nino Romero

elchorrillero.com

Actualizada: 15/07/2023 23:16

Y todos los días lo vemos solo a Juan sentado en uno de los bancos de la entrada.

Ahora están solo él y Miguelito, quién vive postrado hace años en una cama.

Hombres y mujeres que estaban abandonados por sus familias, pero protegidos por el amor que recibían de la mayoría de los empleados del lugar, y de los integrantes de la cooperadora.

Participé de esa comisión cuando la señora Ducy Miranda era la titular, por eso puedo contar algunas cosas. Las viví.

Como cuando le hacían la vida imposible al padre Miguel Russo, que estaba en la capilla al lado del Hogar.

Llegó un momento en que le impedían ingresar para brindar la asistencia espiritual como lo había hecho siempre.

Porque a muchos de estos adorables adultos mayores había que confesar, darles la comunión, o simplemente conversar en sus habitaciones, ya que no se podían levantar de sus camas por las dolencias que padecían.

Pero volvamos a los colores que tuvo el Hogar, ubicado en la avenida Presidente Perón (ex Sucre) y Pedernera.

Los integrantes de la cooperadora y muchos colaboradores festejaban todos los cumpleaños a los internos.

Regalos, comidas especiales, serenatas, catering de lujo, torta, fotos, filmaciones, bailes, cantores, orquestas.

Todo era fiesta, vida.

 

Y en su casa. Porque ese era su hogar. Pero no como institución sino como el "hogar de su familia". No tenían a nadie en este mundo.

Si bien eso no gustaba mucho a las autoridades del lugar, las festicholas se hacían.

Y hacían las cuatro comidas diarias y algunas yapas, tarea que era responsabilidad de la cooperadora que nada faltara.

Además la cooperadora se hizo cargo de contratar un servicio médico de emergencia, porque se presentaban situaciones en las que no se podía aguardar una ambulancia de salud pública para atender o trasladar al paciente.

Y así se salvaron muchas vidas.

Todo se acabó en el 2015, cuando el gobierno provincial que aún permanece, llenó de funcionarios grises el lugar. Todos grises.

Se esfumaron por arte de magia valores, dinero, disolvieron a la cooperadora, llegándose a prohibir la visita de sus integrantes al lugar.

La cooperadora también se ocupaba de satisfacer necesidades de pañales, remedios, alguna atención médica especializada que el gobierno olvidaba o se demoraba en ocuparse.

También se solucionaron algunos problemas edilicios, que por expedientes hubieran tardado años.

Pero volvamos a Juancito.

Él era muy conocido porque andaba por las calles llevando en sillas de ruedas a Charito, que también vivía en el Hogar, y que no se desprendía jamás de su muñeca.

Siempre sentado en el primer banco de la capilla y saludando a todos.

Por más que le hayan cambiado de nombre al lugar, en la memoria colectiva es y será el Hogar de Ancianos.

Breve referencia a sus orígenes. En 1891 se creó la sociedad llamada “Hermanas de los Pobres”, y la primera comisión directiva estuvo presidida por la señorita Otilia Pastor, oriunda de San Francisco del Monte de Oro.

La integraban mujeres solteras de tradicionales familias de San Luis que realizaron numerosas tareas solidarias.

Tan es así que el artículo 1° del reglamento de la sociedad decía que “tiene por objeto aliviar en lo posible las necesidades y sufrimientos de los que se ven obligados a implorar la caridad pública para proporcionarse la subsistencia”.

Esta Sociedad creó primero el “Asilo de Mendigos” que se transformó en “Asilo de Ancianos” y luego en “Hogar de Ancianos San Vicente de Paul”.

El 27 de septiembre de 1898 se colocó la piedra fundamental en el llamado boulevard Sucre, entre Junín y Pedernera. En su actual ubicación.

Era gobernador don Lindor Quiroga y Presidente de la República el general José Evaristo Uriburu.

Y a partir de ese momento, es una larga historia con alegrías y tristezas. como el desalojo de las religiosas de la orden Hermanas Misioneras de San Francisco Javier.

Hubo hasta 60 internos en el 2003 que eran atendidos por mujeres enfermeras y hombres enfermeros.

De los que conocí y se fueron de este mundo terrenal ya no están Eva, Ceferina, Avelina, Cirilo, Patricio, Roque, Charito, Florencio, José María, Antonio, Enriqueta, Emilia, Osvaldo, Norberta, Héctor, Blanca, Angie, Ceferina. Y muchos que partieron antes.

Ahora trato de conversar con Juancito cuando está solo sentado en la entrada.

Ya me han corrido un par de veces con el argumento que está prohibida la entrada al lugar.

Pero lo mismo le doy unos pequeños obsequios que guarda en el bolsillo izquierdo de su saco.

Lo que no puedo es alcanzar las pilas a Miguelito para que escuche la radio, que es su gran compañía.

Pero de alguna forma lo voy a lograr. Siempre hay alguna mujer u hombre solidario en el hogar.

Ahora solo están Juancito y Miguelito.

Pero me contaron que Eva, Ceferina, Avelina, Cirilo, Patricio, Roque, Charito, Florencio, José María, Antonio, Enriqueta, Emilia, Osvaldo, Norberta, Héctor, Blanca, Angie, Ceferina y muchos más siguen viniendo. No los ve nadie. Pero siguen estando.

El problema es que los descubren cuando Ceferina se pone a cantar.

Y allí se diluye el gris y todo se vuelve a llenar de colores. De vida digna.

PUBLICIDAD

EN PORTADA EL CHORRILLERO

SUBIR