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"LLEGÓ LA PIPA"

El caos de la droga: “Es una pandemia que se está llevando al ser más querido, y atrás de ellos van las madres”

Este es el testimonio de una mujer que lleva años luchando para salvar a sus hijos adictos. Sus palabras grafican a la perfección lo que están viviendo en los barrios de la ciudad. Un pedido de ayuda que no siempre se consigue.

Foto web
En Villa Mercedes aseguran que crece el consumo de la cocaína fumada.

por Catalina Ysaguirre

elchorrillero.com

Actualizada: 24/07/2023 11:39

Los allanamientos a los hogares de Remar tuvieron una gran repercusión, y a su vez expusieron una realidad de la que poco se habla: la droga. Las sospechas sobre explotación laboral en esta institución, fueron noticia nacional y eso generó cierta preocupación, principalmente entre las familias que tienen alguien contenido en esa organización. Como pudieron fueron exponiendo el mal más profundo que está causando estragos en la sociedad.

El Chorrillero tomó contacto con algunos de esos casos. Por un lado, lo que envuelve a las familias que tienen alguna persona con adicciones es el miedo de hablar, y por el otro la angustia que les retuerce el estómago por no saber qué hacer.

Lo que relatan los padres, pasa a la vuelta de la esquina, o al lado de la casa. Todos hablan de los transas que “manejan el barrio”, y cuestionan que las autoridades “saben lo que pasa y no hacen nada”.

Por el miedo que tiene a sufrir represalias, es que este medio reservará la identidad de una madre que moriría por ver a sus hijos salvados de la droga.

“Cuando en San Luis me dijeron en las instituciones que tenía que pagar $70 mil, me largué a llorar porque no tenía esa plata ¿Sabés lo que me dijo mi hijo? ‘No me hagas sentir más mierda de lo que ya soy mami, por mí no llores, dejame tirado acá”, relató la mujer. Fue tal vez el momento más oscuro que transitó en el camino por lograr la rehabilitación de su hijo. Fue como caminar en medio de la oscuridad.

El Chorrillero le preguntó qué pasa en los barrios de Villa Mercedes, y graficó un panorama lamentable. “No te imaginás cómo está, las mamás vienen a pedirme ayuda todo el tiempo”.

“No hay prevención ¿Ves en la tele que haya prevención de adicciones? ¿Alguien habla de las adicciones a las drogas? Porque esto involucra a todos, a los políticos, a los médicos. Solamente una persona, un familiar de adictos se da cuenta cuándo alguien consume o no. En la política hasta los mismos políticos consumen. Estoy a punto de un ACV, pero quiero salvar a mis hijos”, expuso para remarcar que tiene problemas de salud.

Dejó en claro que en los barrios de Villa Mercedes “vos sabés dónde está el tranza, pero no podés decirlo porque te pueden hacer algo".

No tiene dudas que la droga “está manejando la vida” de las personas: “Es una pandemia que se está llevando al ser más querido. Atrás de ellos, del adicto, van las madres, y ¿sabés quién más? La familia. Mis hijas me ven mal porque yo vivo batallando con las adicciones de mis hijos. Yo dejé mi familia por estar atrás de ellos. Un adicto se pasa durmiendo de día y de noche está viendo de dónde robar para llevarle a los tranzas y que le den algo”, continuó.

“Tenés al tranza que te puede vender la mitad del baguyo, como ellos hablan, o la bolsa de cocaína de $500 hasta $1000 ¿De dónde sale la plata si no trabajan? Tienen que robar para drogarse, y los tranzas le reciben de todo, y la Policía sabe bien dónde están, los conocen. Ellos mismos les dicen ‘che sacá las cosas que esta noche te reventamos’. Están con los tranzas. Les tiran un sobre y ahí no más ellos se hacen los distraídos”, dijo.

Después de “golpear muchas puertas” su hijo encontró un lugar en Remar San Luis donde lo recibieron “gratuitamente y lo vistieron, porque él estaba en situación de calle”. Contó que ahora lleva varios meses “limpio”, y que ella “duerme más tranquila”.

“Si cerraran este lugar tengo que traerlo acá que siga robando, que siga delinquiendo, que siga juntándose con toda esa sarta de delincuentes que día y noche andan todo el tiempo drogados”, opinó.

“Acá conozco una persona que está yendo a la salita que está al lado del Policlínico. Le dan una pastilla porque le hacen un tratamiento ambulatorio, y la madre le tiene que dar la pastilla. Cuando querés ver, él se tomó la pastilla con vino y se volvió loco. Se va y hace cualquier cosa”. De esa manera respondió sobre el lugar que tienen las madres para pedir ayuda médica en estos casos.

“Angustia mucho esto, porque golpeas puertas y no te las abren ¿Sabés lo que es tener un hijo adicto y que la sociedad te lo margine, te lo denigre? Porque son chorros, son negros para ellos, y desgraciadamente no hacen nada para ayudarlos”, agregó para apuntar a las autoridades.

“Si no nos ayudan tenemos a todos nuestros hijos tirados en la calle, porque la droga los lleva a eso. No saben de conductas ni de responsabilidades. Pido la ley de salud mental, todo padre de adicto lo está pidiendo, porque si nuestros hijos no quieren internarse no podemos hacer nada, tiene que ser voluntario”, señaló.

“Llegó ‘la pipa’ a Villa Mercedes”

Cristian Aguilera es el subdirector de Remar en San Luis, y fue consultado para profundizar la realidad de las drogas en Villa Mercedes: “Llegó ‘la pipa’, la están fumando y por eso está la gente así. Desde aquí estamos al tanto de todo. La ciudad es un caos en este tiempo como nunca antes lo habíamos visto. La demanda de personas con problemas de adiciones es terrible”.

Contó que reciben al menos “10 ingresos semanales inmediatos”, y son “unas 100 personas de esa ciudad las que se están rehabilitando en hogares de diferentes ciudades del país”.

Aguilar, que es oriundo de Villa Mercedes, aseguró que la situación es dramática porque los chicos “se están ahorcando, se están matando entre ellos”.

Los especialistas cuentan que la cocaína fumada va ganando terreno en los sectores más vulnerables, y que su propagación está ligada al contexto económico y social.

Son sustancias baratas, nocivas y altamente adictivas, que se obtienen como residuos en el proceso de extracción y purificación del clorhidrato de cocaína. Para venderlas, muchas veces “se estiran” con otras sustancias o productos. Son las que se conocen como “paco” o “crack”. En cualquiera de los dos, el efecto es parecido: “rápida y efímera sensación de euforia”. Y se fuman en pipa.

Actualmente un grupo de Remar visita la ciudad para dar charlas de prevención en el Barrio San Antonio. Esa labor es una de las más urgentes.

“A mi hijo me lo mataron los transas”

Luis Acosta lo dijo todo cuando su hijo, Fabricio “El Guengue” Acosta falleció en una esquina del Barrio Eva Perón. Fue el 17 de abril cuando recibió un disparo.

El joven era adicto. Su historia permitió que detrás de la tragedia se conocieran otras cosas: “Lamentablemente se me fue de las manos, y la droga me lo llevó. Hoy me toca vivirlo, pero hay muchos chicos como él que la están padeciendo. Cuando estaba bien era un buen chico, no tenía problemas con nadie, pero cuando se drogaba andaba en su mundo. La droga hace que entre ellos se desconozcan”.

También contó que muchas veces fue al juzgado a pedir ayuda para que lo internaran: “No lo conseguí, porque necesitábamos su consentimiento”.

Colaboración: Sonia Schoenaker

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