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El empresario descuartizado le había pedido un arma a una amiga por "las amenazas y el miedo que tenía"

La mujer declaró que Fernando Pérez Algaba había perdido mucha plata en el negocio de las criptomonedas y en apuestas.

La mujer también confirmó que Algaba le debía 300 mil dólares a Gustavo Iglesias, integrante de la barra brava de Boca Juniors.
Actualizada: 03/08/2023 16:58
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A medida que pasan los días, se siguen conociendo datos sobre la vida privada de Fernando "Lechuga" Pérez Algaba, el empresario que fue encontrado descuartizado en el partido de Lomas de Zamora, y en esta oportunidad una amiga declaró que el hombre le había pedido un arma por "las amenazas y el miedo que tenía".

Según su testimonio, Algaba había perdido mucha plata en el negocio de las criptomonedas y en apuestas en casinos, por lo que vivía amenazado y necesitaba protección.

Por este motivo, entre febrero y marzo de este año, el empresario pidió de prestado una pistola calibre 9 milímetros. Ese dato fue aportado por Flavia Lorena B, dueña del arma y amiga del empresario asesinado.

Además, en su declaración confirmó que Algaba le había señalado que le debía 300.000 dólares a Gustavo Iglesias, integrante de la barra brava de Boca Juniors, y del que aparecieron audios amenazantes en su celular.

“Yo no te voy a matar, te voy a sacar los ojos y cortar las manos para que no puedas contar más plata”, dice uno de los mensajes de voz que le envió el barra brava a "Lechuga".

En su relato contó que Algaba e Iglesias compraban y vendían autos y que en uno de los negocios, el empresario comenzó a deberle plata.

Al ser consultada sobre cuándo fue la última vez que se vieron, Flavia B. explicó que fue el 8 de julio pasado cuando "Lechuga" le llevó de regalo un reloj. Un día antes había ido a buscar a su perro Cooper ya que ella lo había cuidado mientras él estaba en Miami.

“La relación con las personas a las que les debía dinero era cambiante. Había veces que se trataban bien y otras en las que se gritaban y se insultaban. Haciendo memoria, entre febrero y marzo pasado, cuando Fernando regresó del exterior, fue a visitarme y como soy legítima usuaria de un arma de fuego y en casa tengo una pistola Bersa nueve milímetros, me la pidió prestada. Me dijo que tenía miedo y que quería tener un arma”, señaló.

A pesar del pedido, la mujer se negó y cuando el empresario se fue de su casa ella constató que le había robado la pistola: "Lo llamé y me dijo que era una broma y al día siguiente me la devolvió". (NA)

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