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En el Día de San Luis Rey, Barba pidió por “aquellos que más sufren por no tener para vivir dignamente”

El obispo encabezó la tradicional misa en la Iglesia Catedral, que continuará con una procesión por el centro de la ciudad.

foto archivo
El obispo de San Luis, Gabriel Barba.
Actualizada: 25/08/2023 15:26
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En el marco del 429° aniversario de San Luis y en el Día de San Luis Rey de Francia, monseñor Gabriel Barba dirigió la principal celebración de la jornada en la Iglesia Catedral, que comenzó pasadas las 10:30.

De la celebración religiosa participaron el gobernador electo, Claudio Poggi, la senadora Nacional, Gabriela González Riollo, autoridades municipales y concejales. Este año la presencia de la representación del Gobierno provincial saliente se redujo al ministro de Salud, Cristian Niño.

“Hoy es un verdadero día de fiesta para nuestra diócesis. San Luis escribe en el testamento a su hijo ‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con todas tus fuerzas’. Sin ello no hay salvación posible. El testamento que deja San Luis sin duda en primer lugar es el ejemplo de su vida. Por eso hoy es nuestro intercesor. Un hombre que ha sabido construir una verdadera santidad, un verdadero camino de santidad con lo concreto, con lo histórico desde su propio lugar”, comenzó diciendo en su homilía el obispo.

La celebración inició pasadas las 10.30.

Mencionó que el Santo Patrono “fue capaz de ayunar no solamente de alimentos ofreciendo ese sacrificio a Dios sino también el ayuno de San Luis ha sido procurar soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, como decía la primera lectura de hoy. Su preocupación verdadera, auténtica, concreta, eficaz hacia los más débiles”.

Barba consideró que la “verdadera grandeza” de San Luis Rey fue “vivir el Evangelio, iluminar su vida con la luz del Evangelio, buscar el reino, no solamente el terrenal o los bienes terrenales, sino un bien superior”.

“San Luis Rey nos enseña a amar amando. Tuvo una verdadera educación cristiana por parte de su madre, que lo marcó a fuego y él lo mismo transmitió a sus hijos. La importancia de una familia que acoge, una familia que educa, una familia que pone los cimientos para vivir el Evangelio. Los cimientos de una auténtica educación cristiana, que después es tierra fértil para todo lo demás. La santidad no es algo que se decreta o no es algo que se consigue mágicamente, por un momento para el otro, instantáneamente. La santidad, sin duda, es un proceso que nos va llevando toda la vida”, continuó.

Monseñor llamó a seguir el ejemplo del Santo y poner en práctica el bautismo: “A veces nos confundimos en que buscamos un tan alto grado de camino, de objetivo y de interés que pareciera que fuera inalcanzable. ¿Por qué podemos ser santos? Porque Dios nos amó primero. ¿Por qué podemos llegar a la santidad? Porque Dios perdonó mis pecados, porque Jesús en la cruz abrió el camino de la santidad perdonando mis pecados”.

En el cierre de la homilía, Barba hizo un pedido especial a San Luis: “Hoy quiero poner de un modo muy bien especial bajo su cuidado y protección a toda nuestra provincia. A aquellos que más sufren, aquellos que más sufren por causas materiales, por no tener para vivir dignamente, pero también aquellos que sufren por haber perdido la dignidad en sus distintas formas. La salvación justamente es el llamado a la plena dignidad”.

“Pidamos a Dios que también nosotros tengamos un corazón sensible como San Luis, un corazón atento para no seguir de largo, un corazón activo que pone por obra a aquellos que buscamos en la fe. Que proteja a nuestras familias, que nos ayude a construir familias cristianas que también preparen el corazón y la tierra fecunda de nuestras vidas para que el Evangelio pueda hacerse parte. Que seamos luz en medio de las tinieblas. Que se note nuestra fe, porque somos capaces también de construir juntos un mundo distinto. Que Dios bendiga por medio de San Luis Rey a nuestra provincia, que nos haga buenos ciudadanos, buenas personas, buenos cristianos. Y que desde aquí, desde cada paso que damos en la tierra, podamos ir acercándonos a aquel gran encuentro con Dios que nos espera en la casa del Padre, en la Patria Celestial”, concluyó.

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