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Paraguay le sacó el “tapón” al embalse de Yacyretá y casi afecta la generación eléctrica en la Argentina

El vertedero de Aña Cuá fue abierto al máximo y dejó correr el agua necesaria para hacer funcionar la estratégica represa de Yacyretá, vaciando parcialmente el embalse y poniendo en riesgo la generación de energía clave para la Argentina.

El presidente de Paraguay, Santiago Peña y Sergio Massa
Actualizada: 09/09/2023 13:49
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En medio de una tensión diplomática, Paraguay abrió en forma unilateral el vertedero de Aña Cuá al máximo y dejó correr el agua necesaria para hacer funcionar la estratégica represa de Yacyretá, vaciando parcialmente el embalse y poniendo en riesgo la generación de energía clave para la Argentina.

El vertedero de Aña Cuá es un brazo del río Paraná por donde corre un caudal ecológico de 1.000 metros cúbicos por segundo con unas enormes compuertas que pueden regular ese paso.

Los técnicos paraguayos de Yacyretá lo abrieron primero para dejar correr 2.000 metros cúbicos por segundo, y luego 4.000.

También efectivos de la Armada paraguaya se hicieron presentes en la central, ubicada a la altura de la ciudad correntina de Ituzaingó, para apoyar esa decisión unilateral.

El hecho ocurrió el jueves entre las 19 y las 23, y recién el viernes cerca de las 17, tras la intimación y el reclamo del titular de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) por Argentina, se logró restablecer el funcionamiento del vertedero.

“Ayer recibimos una comunicación que ellos, por una medida unilateral, decidieron abrir las compuertas del brazo Aña Cuá. Eso tiene una fuga de agua que normalmente es de 1.000 metros cúbicos por segundo, por el caudal ecológico, primero lo llevaron a 1.500, después a 3.000 y finalmente a 4.000 metros cúbicos”, dijo el titular de la EBY lado argentino, el formoseño Fernando de Vido.

De Vido explicó que tras el reclamo de la parte argentina al flamante titular de la EBY por el lado paraguayo, Luis Benítez Cuevas, las compuertas volvieron a quedar en su posición correcta.

Pero advirtió que si se hubiera mantenido la situación en el tiempo hubiera afectado la generación de energía.

“La apertura genera una descompensación en el embalse. Nuestro producto para transformarlo en energía es el agua y el salto, con eso generamos energía. Al haber una fuga del caudal más allá de lo previsto iba a tener un impacto, al final no se corroboró, pero hubiera pasado si se mantenía esa apertura en el tiempo”, graficó De Vido en declaraciones a La Nación.

La apertura unilateral del brazo Aña Cuá apenas tiene un antecedente. Ese brazo queda en la margen derecha del río, pero no se puede considerar como zona paraguaya porque el área de la represa es binacional.

Alta tensión.

La jugada de Paraguay eleva la tensión entre los dos países y sería una represalia por la incautación de diez barcazas paraguayas con combustible que realizó la Argentina por el no pago del peaje de la Hidrovía.

El viernes, el presidente paraguayo Santiago Peña anunció medidas por esta acción y, además de pedir un arbitraje, retirar el apoyo a la Argentina ante organismos multilaterales como el FMI y elevar una demanda ante el Mercosur por impedir el libre tránsito, le apuntó a Yacyretá.

Peña dijo que la EBY tiene una deuda “de alrededor de 150 millones de dólares” por la cesión de energía que realizó Paraguay, y que termina consumiendo la Argentina.

Además, anunció que desde ahora Paraguay retirará toda su parte de la energía que produce la central.

El vecino país, tradicionalmente, le cede a la Argentina la mayor parte de la energía que se genera en Yacyretá y luego recibe un pago por ese concepto. Peña hizo esos anuncios en el Palacio de Gobierno y rodeado de su equipo económico.

Tras los dichos del flamante mandatario paraguayo, De Vido explicó claramente que la EBY “no tiene registro de una deuda con Paraguay, nosotros no admitimos tal deuda”.

Y apuntó al “ordenamiento económico y financiero” que tiene pendiente la Entidad Binacional Yacyretá y que requiere de un acuerdo de los dos países que sea ratificado por ambos parlamentos.

El Estado argentino financió la construcción de la represa en los años 80 y 90, y las grandes obras complementarias que transformaron las ciudades de Posadas y Encarnación durante la década pasada y continúan hasta el presente.

“Acá el gran acreedor es el Estado argentino que puso todos los recursos financieros para desarrollar el emprendimiento y todas las obras complementarias”, argumentó.

Si bien no quiso dar una cifra del dinero que reclama el Estado argentino porque “debe acordarse bilateralmente”, hace dos semanas el ex titular de la EBY Oscar Thomas estimó que la deuda “por la construcción de la represa era de 9.000 millones de dólares más 14.000 millones de dólares de intereses”.

Thomas fue el director ejecutivo de la EBY con más años en el cargo. Estuvo entre 2003 y 2015, durante el gobierno de Néstor Kirchner y los dos de Cristina Kirchner. Tuvo a su cargo el funcionamiento a pleno de la Entidad y las obras que transformaron la región.

Respecto del retiro de la mitad de la energía que les corresponde, De Vido afirmó que los socios paraguayos “están en su facultad”.

“Hasta el 50 por ciento de la energía generada ellos pueden retirar. Es variable lo que utilizan, pero tradicionalmente se dan porcentajes de entre el 5 y el 7 por ciento del total”, explicó, al referirse a lo que ANDE, la empresa de energía paraguaya (equivalente a CAMMESA) retira y distribuye en el vecino país. (NA)

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