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A casi 19 años del crimen de Gramaglia, Alberto Figueroa ratificó su inocencia: “No he tenido nunca un motivo para matar a nadie”

Mientras cumple una pena de prisión perpetua el implicado en el homicidio del kinesiólogo cuestionó a la Justicia y aseguró que está “condenado con un ADN falso”.

El nombre de Alberto Figueroa volvió a tomar trascendencia en mayo, cuando se fugó de la Colonia Penal, el predio que depende del Servicio Penitenciario y donde se encontraba alojando cumpliendo la pena a prisión perpetua. El hombre fue condenado por el crimen de Walter Darío Gramaglia en 2004.

Tras la captura en Buenos Aires, fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad en Pampa de las Salinas. Desde ahí, dialogó con El Chorrillero y volvió a ratificar que no fue el autor del homicidio.

“He sostenido mi inocencia todo el tiempo y lo seguiré haciendo. Y a las pruebas me remito. Estoy condenado con un ADN falso. Estoy con un ADN que no me lo han querido revisar. Me lo puede hacer una y mil veces y el ADN que se encontró en Gramaglia no es el mío”, aseguró.

Consideró que tuvo “mala suerte” porque la Corte Suprema había dejad sin efecto la sentencia y ordenaron a la Justicia en San Luis a hacer una revisión de la causa: “La Justicia provincial no lo hizo, quedó en desacato, pero desgraciadamente me aplicaron el artículo 280 del Código Civil, famoso no, el no conocido ‘certiorari’, que por falta de importancia pública no trataron mi caso”.

Alberto Figueroa.

“Me quedé sin justicia y no tuve los recursos para ir a un tribunal internacional. Pero la única prueba que directa es mi ADN y es falso”, sostuvo y a anticipó que en los próximos días su abogado presentará una revisión de causa.

Aclaró que no tiene “mucha fe porque los jueces están todos puestos por el poder y ya sabemos cómo actúa la Justicia de San Luis de hace más de 30 años, que no se ha logrado la intervención judicial por cuestiones políticas nada más”. “Realmente es vergonzosa, todo el sistema judicial de San Luis es vergonzoso”, aseveró.

El cuerpo de Gramaglia fue hallado sumergido y atado a una viga en el dique La Florida el 9 de octubre de 2004. Había desaparecido 17 días antes.

Figueroa evitó opinar sobre lo que pudo sucederle a Gramaglia, aunque mencionó que le llegaron muchas “historias”.

“Lo que sí que puedo decir es que la escena del crimen marca otra cosa distinta y nunca se la quiso investigar, ni siquiera se la discutió en el debate oral. Y lo que más me llamó la atención es que la familia Gramaglia, la propia familia Gramaglia, no quiso hablar sobre la escena del crimen”, planteó.

Sobre la hipótesis de la rivalidad que tenía con la víctima, la negó. Dijo que solamente era el kinesiólogo de su hija y que él no concurría a llevarla.

“Ella nació con una malformación severa y compleja. O sea, que cualquier estimulación que se le hiciera era de gusto. Y así fue, vivió 15 años ella y sin ninguna mejora.  Y bueno, yo creo que tuvo críticas de sus colegas también sobre eso, porque realmente, más allá de las cuestiones personales, hubo una falta de ética muy grande de mezclarse sentimentalmente con la madre de la criatura”, indicó.

En este sentido, Figueroa subrayó que “eso no era motivo para matar a una persona”. “No he tenido nunca un motivo para matar a nadie”, agregó.

“Habría que ver, no se miró ninguna otra pista que probablemente esté cercana también a mí”, concluyó.

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