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La mortalidad tras el primer infarto ha bajado salvo en pacientes con diabetes tipo 1

Estudios anteriores han demostrado que las personas con diabetes tienen peores resultados tras sufrir un infarto de miocardio que las personas sin diabetes, pero nuevos estudios han mostrado un descenso sustancial de la mortalidad general y de los resultados cardiovasculares (CV) entre las personas con diabetes.

La mortalidad tras el primer infarto ha bajado salvo en pacientes con diabetes tipo 1.
Actualizada: 18/09/2023 23:35
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Las tasas de mortalidad tras un primer infarto han bajado en las personas tanto de las personas sin diabetes como de las que padecen diabetes de tipo 2, pero no de las que tienen diabetes de tipo 1, según una nueva investigación que se presentará en octubre en la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), en Hamburgo (Alemania).

Estudios anteriores han demostrado que las personas con diabetes tienen peores resultados tras sufrir un infarto de miocardio que las personas sin diabetes, pero nuevos estudios han mostrado un descenso sustancial de la mortalidad general y de los resultados cardiovasculares (CV) entre las personas con diabetes. Sin embargo, aún no se han estudiado en profundidad las tendencias en la supervivencia tras un primer infarto de miocardio en personas con diabetes y sin diabetes.

El doctor Linn Glynn, del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia), y sus colegas identificaron, utilizando datos de entre 2006 y 2020, a 2.527 individuos con diabetes tipo 1 (DT1), 48.321 individuos con diabetes tipo 2 (DT2) y 243.170 individuos sin diabetes con un primer infarto en registros sanitarios nacionales.

Los resultados medidos fueron las tendencias en la supervivencia (mortalidad general y muerte cardiovascular) y los eventos cardiovasculares graves (MACE), es decir, los resultados combinados de ictus no mortal, infarto de miocardio no mortal, muerte cardiovascular e insuficiencia cardiaca hospitalizada. Se utilizaron modelos informáticos y estadísticos para establecer cualquier variación en estos resultados.

Los individuos con DT1 eran más jóvenes (62 años) y con mayor frecuencia mujeres (44%) en comparación con los individuos con DT2 (75 años) mujeres (38%) y con el grupo de control sin diabetes (73 años) mujeres (38%). Las tendencias a tres años en muerte, muerte CV y MACE entre los grupos se muestran en el resumen completo.

Durante el seguimiento y tras múltiples ajustes (sexo, edad, comorbilidades, factores socioeconómicos y medicación) se observó una tendencia significativa a la disminución de la incidencia anual de muerte por todas las causas en el grupo de control (-1,9% anual) y en los individuos con DT2 (-1,3% anual), sin que se observara tal tendencia en los individuos con DT1 (sin cambios).

Las cifras correspondientes a la muerte CV fueron para el grupo de control -2,0% al año, DT2 -1,6% al año y DT1 -0,5% al año, pero el resultado para DT1 no fue estadísticamente significativo. En cuanto a los MACE, la incidencia en el grupo de control descendió un 2,3% al año, en la DT2 un 1,9% al año y en la DT1 un 0,6% al año, pero de nuevo el resultado para la DT1 no fue estadísticamente significativo.

En cuanto a las posibles razones de los resultados, los autores afirman que la atención estándar tras un infarto de miocardio ha mejorado gracias a una mayor disponibilidad de, por ejemplo, la intervención coronaria percutánea y un mejor tratamiento médico general. Sin embargo, esta atención estándar debería haber mejorado en los tres grupos.

En esta población de estudio, los autores señalan que las personas con DMT1 tenían una mayor duración de la diabetes y una hemoglobina glucosilada media más elevada (una medida del nivel medio de azúcar en sangre durante los últimos 3 meses) que las personas con DMT2, lo que podría repercutir en el riesgo de desarrollar un infarto de miocardio, así como en el pronóstico tras un infarto de miocardio.

"Durante los últimos 15 años, el riesgo de muerte y de eventos cardiovasculares mayores en personas sin diabetes y con diabetes tipo 2 tras sufrir un primer infarto de miocardio ha disminuido significativamente –señala el doctor Linn Glynn, del Instituto Karolinska–. En cambio, esta tendencia decreciente no se observó en las personas con diabetes de tipo 1. Nuestro estudio subraya la necesidad urgente de conocer el riesgo cardiovascular en personas con DT1″, añade.(europapress.es / infosalus.com)

 

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