Historias de San Luis: San La Muerte
Ver a un grupo de personas y vehículos al costado de una ruta desolada en nuestra provincia llama la atención.
Uno piensa que algo malo puede haber sucedido un accidente y tal vez sea útil. O que se trata de un hecho curioso.
Y la resolución para mi fue una sorpresa: estaba asistiendo a una ceremonia en honor a San La Muerte. O por lo menos eso creí en un principio..
Había una pequeña construcción dentro de la cual se destacaba la figura del nombrado, y varios elementos colgando en el interior.
Al lugar lo había observado muchas veces cuando circulaba por esa ruta, pero nunca había visto a nadie.
Y ahora, de golpe, una llamativa cantidad de personas.
Un hombre y una mujer vestidos con ropajes coloridos estaban cantando. Paraban para decir alguna frase y seguían con los cantos. Luego aparecieron los gritos y los brindis.
Mi observación de lo que sucedía era a una prudente distancia del epicentro del encuentro, pero podía percatarme de numerosos detalles.
Mi automóvil había quedado a una importante distancia.
Mientras miraba, se acercó una señora que estaba en el grupo.
Tras reconocerme y los saludos de rigor, me contó que se estaba celebrando un "compromiso", que para los seguidores de San La Muerte es similar a un casamiento.
Me aclaró que había personas de todo tipo de creencias religiosas, y también gente que creía únicamente en San La Muerte.
"¿ Le da miedo?", me preguntó sorpresivamente.
Le respondí que no, y que era la primera vez que veía gente reunida en ese lugar.
Me informó que no es el único lugar público donde se encuentra San La Muerte, y también tiene presencia en numerosos lugares privados.
Por supuesto que la conversación derivó en cómo se llama el invocado, pero se preocupó en aclarar que "no le pedimos por la muerte de nadie ni que le haga el mal o daño a alguien. Esa es la convicción errónea que se tiene por el nombre".
Y agregó: "fíjese, hoy estamos celebrando la unión de una pareja".
San La Muerte no es reconocido como tal por la Iglesia Católica. Lo consideran pagano, apócrifo.
Esto me recuerda que un sacerdote me comentaba que él hacía sacar todas las cosas de la bolsa o del paquete donde le traían algo para bendecir, porque muchos sostienen que el amuleto o la figura que lo representa solo actúa si está bendecida por un sacerdote católico.
Este cura me contaba anécdotas desopilantes de los lugares en que la gente escondía estos amuletos para que fueran benditos mediante un engaño.
Por eso le pedía a sus fieles que le dieran cada uno de los elementos que querían bendecir para tenerlos él en sus manos, y no hacer como muchos que en la misma mano donde llevaban una imagen de un santo católico, escondían la figura de San La Muerte y entonces el sacerdote que no tomaba estas precauciones bendecía ambos objetos.
Este religioso, conocedor del tema sectas y otras yerbas, aseveró que devotos de este santo apócrifo le habían contado entre otras condiciones, que el amuleto lo tenían que llevar siete viernes seguidos a distintas iglesias si podían, o a la misma si no había otra, y de esta forma tenían el poder de hacer un daño a otra persona.
Volviendo a la señora con la que conversé, me reconoció que hay algunos seguidores que utilizan al nombrado para hacer daño. Mezclo esto con una cuestión personal.
En varios momentos de mi vida, encontré esta imagen tétrica mezclada con tierra (supuestamente de cementerio), y excrementos en la puerta de mi casa.
Pero una buena oración y agua bendita solucionan todo.
Me cuidé de no tocar nada, y poner todo en una bolsa de residuos para hacer desaparecer tan desagradable hallazgo.
Alguna vez también arriba del capot de un automóvil que era de mi propiedad.
Si uno observa con atención, muchas personas utilizan las estatuillas de San La Muerte a modo de colgantes o se hacen tatuajes de esa figura representada con un esqueleto tapado y una túnica que carga una guadaña ubicada en su mano derecha.
Sus ojos son rojos y las túnicas o capas son de distintos colores.
Algunos no lo llaman San La Muerte sino el Santo de la Buena Muerte. De una forma u otra para la iglesia católica no es santo.
Pero también debo contar que la dama con la que estuve conversando del tema, me aseguró que lo invocan no únicamente para hacer el mal, sino para pedirle gracias si se están viviendo momentos difíciles.
O para celebrar, como estaban haciendo ese día, o pedir por trabajo y no perderlo si se tiene.
Su presencia es muy fuerte en el norte y el litoral argentino más que en otras zonas, y goza de popularidad en las cárceles.
Los que conocen de estos temas señalan que el mito nació en el siglo 18 en tiempos de la misiones jesuíticas guaraníes cerca de lo que ahora es la provincia de Corrientes.
Hay una leyenda que refiere a un monje que curaba y lo acusaron de hacer brujería. Lo encerraron en una celda inexpugnable.
Cuando sus carceleros abrieron la puerta, encontraron a un cuerpo esquelético que se encontraba de pie, y luego los guardias murieron de enfermedades desconocidas.
Hay muchas leyendas sobre esta creencia. Todas relacionadas con el mal y con la muerte. Por eso cuesta aceptar otras versiones edulcoradas que dan algunas personas.
Mi interlocutora quiso obsequiarme souvenir o estampas de este supuesto santo, pero respetuosamente no las acepté.
Hay domicilios donde se reúnen los seguidores. Lugares que ellos llaman templos. Y figuras distribuidas a lo largo y a lo ancho de rutas y caminos de la provincia.
Generalmente las ceremonias se realizan en lugares privados, pero en esta oportunidad los integrantes de la pareja querían que fuese en ese lugar al costado de la ruta por razones que no viene al caso explicar.