La mamá de Joaquín Sperani reveló una escalofriante charla que tuvo con un maestro de su hijo en el velorio
Mariela Flores celebró la decisión del ministerio de Educación de Córdoba, que apartó a los directivos de la institución para “garantizar el clima institucional”. De las negaciones constantes al cierre repentino de la escuela.
Los tres meses de lucha de Mariela Flores y Martín Sperani tuvieron consecuencias. El Ministerio de Educación de Córdoba apartó de sus funciones a la directora y al vicedirector de la escuela Ipem 278 “Malvinas Argentinas” de Laboulaye, donde Joaquín pasó sus últimos minutos de vida antes de ser asesinado de un golpe en la cabeza en una casa abandonada ubicada a la vuelta de la institución.
Desde la cartera provincial aseguraron que la decisión fue tomada para “profundizar la investigación administrativa” y para “garantizar el clima institucional”. A la vez, designaron a un director interino que está a cargo de la escuela por el momento y adelantaron que no se tomarán medidas contra otras docentes.
Mariela Flores, la mamá del adolescente asesinado Joaquín Sperani, de 14 años, celebró la decisión tomada por el ministerio de Educación y reveló a TN una serie de episodios que vivió con los directivos una vez que se conoció el crimen de su hijo.
“Alejandra Giménez (directora) en el velorio de mi hijo me negaba que él sufría bullying. Decía que eran dos amigos y que en la escuela no había pasado nada. Es una negadora. ¿Cómo podés confiarle un hijo a alguien así? Yo lo mandé a la escuela, no lo mandé a una fiesta de descontrol”, relató Mariela.
La madre de la víctima contó que mantuvo una discusión con el vicedirector de la escuela a raíz de un acta sobre el bullying que recibía Joaquín. “Decía que a mi hijo lo molestaban, le sacaban las hojas, le robaban y le escondían los útiles. Él dejó de usar pantalón chupín porque los compañeros lo molestaban. Era un hostigamiento de todos los días”, describió.
Según contó Flores, la autoridad que firmó esa acta fue el vicedirector. Pese a ello, y con el adolescente ya fallecido, él lo negó. “Me lo negó delante del ministerio y de mi abogado, después de sepultar a Joaquín. Yo tenía miedo de que hagan desaparecer todas las actas”.
El otro punto de conflicto nace a partir de que ninguna de las dos autoridades estaba en el colegio ese 29 de junio, en el que Joaquín y el chico que lo asesinó salieron por la puerta de entrada de la escuela para ir a la casa abandonada en la que ocurrió el crimen. Ambos habían ido a rendir un examen a Córdoba capital.
“Paramos en el hotel a descansar”, fue la frase que -según Flores- utilizaron los directivos para disculparse en el medio del velorio del adolescente. Eso hizo estallar de la bronca a la madre de la víctima: “¿Cómo me vas a decir eso cuándo yo tengo a mi hijo en el cajón? Estás viendo a tu alumno en el cajón, golpeado. Si tenés dos dedos de frente guardás silencio y te callás la boca”.
La mujer reclamó que ninguno de los padres recibió un aviso de los directivos: “¿En manos de quién dejaron la escuela si ellos no estaban en el establecimiento? Nos enteramos de que ellos no estaban por lo que pasó con Joaquín. Son unos irresponsables”.