Cinco años de la muerte de Matías Auderut, el reflejo en el crimen de Tomás Tello y el reiterado pedido de justicia

El comienzo de año no es una fecha más para la familia de Matías Auderut porque cinco años atrás tuvieron que ver apagarse la vida del joven de 31 años. Hoy además de conmemorarse un nuevo aniversario, ven por la televisión lo mismo que atravesaron en 2019, pero con otro nombre: Tomás Tello.

Auderut recibió una brutal golpiza el 30 de diciembre de 2018. Todo ocurrió en avenida Illia y Constitución. Los golpes más fuertes fueron en la cabeza. Permaneció internado varios días, pero las heridas eran tan severas que el 4 de enero de 2019 murió.

En las primeras horas de 2024, la familia del joven puntano se enteró de la agresión mortal que recibió Tello en Santa Teresita. La modalidad fue la misma, una patota y una violencia sin control. Lo mismo habían sentido en enero de 2020 cuando mataron a Fernando Báez Sosa en Villa Gesell.

“Lamentablemente un hecho más, como lo que pasó a Matías y también se asemeja a Fernando Báez Sosa. Un hecho premeditado, un hecho de alevosía y sobre todo en estas épocas”, reflexionó el padre, Hugo Auderut.

En declaraciones a El Chorrillero trazó un paralelismo con lo que sucedió cinco años atrás: “Siempre insistimos en el tema de las políticas públicas que se deben abordar y sobre todo desde la prevención. No ha cambiado mucho porque los casos se siguen repitiendo”.

Por el crimen de Auderut hubo dos juicios. El primero finalizó en octubre de 2021 donde Federico Zamudio y Fabián Pino fueron condenados a 15 años de prisión. En agosto de 2022, Gilcimar Vispo Souza fue absuelto.

En ese entonces, se ordenó una investigación para determinar el rol del personal de seguridad del bar Say No More, por incitar a la agresión contra el joven. Sin embargo, esa causa no tuvo avances en este tiempo.

“Vamos a seguir insistiendo, este año quizás con más fuerza para realmente determinar cuál fue la responsabilidad del personal de seguridad, que creemos es bastante”, sostuvo.

Auderut pudo ponerse en los zapatos de Daniel y Samanta, los padres de Tomás: “Es un dolor que solamente quienes lo están atravesando pueden dimensionar”.

“En nuestro caso y de la familia, hemos tratado de a este dolor canalizarlo a través de que este tipo de hechos no le puedan suceder a otra persona. Creo que se tiene que hacer justicia, pedir que sea justicia”, afirmó.

“Es muy dura la pérdida de un hijo, que de hecho no tiene nombre cuando matan a un hijo, pero hay que afianzarse en el apoyo de la familia, de la comunidad y de que se pueda hacer justicia y que esto no se repita hacia otras personas”, concluyó.