X

VILLA MERCEDES

Consiguen los alimentos, se juntan a cocinar y distribuyen viandas a los que no tienen qué comer

Son voluntarios de una Iglesia Adventista de la ciudad. Con el calor o con la lluvia reparten comida a los sectores más vulnerables. La demanda es cada vez más grande.

Fotos Nahuel Sánchez
Una de las personas que recibe una vianda, duerme en la Terminal.
Actualizada: 07/01/2024 21:43
PUBLICIDAD

Por Sonia Schoenaker

Había alerta amarilla por tormentas fuertes, pero tenían el compromiso y la amenaza climática no podía detenerlos. Más de 70 personas dependían de la comida que les llevaran, así que alrededor de las 18:30 comenzaron a cocinar. Una vez por semana tienen la misma responsabilidad. Lo que va cambiando es la cantidad de los platos: cada vez son más.

El miércoles pasado, El Chorrillero fue testigo de la labor que lleva adelante el grupo Ayuda Urbana. Cerca de las 21:30 iniciaron el reparto en medio de los relámpagos de la tormenta que trajo mucha agua. Prepararon 78 viandas.

A las 18, Verónica Saavedra, la mujer que está al frente de la iniciativa, llegó a Madre Cabrini 131 para ponerse manos a la obra junto al resto de los voluntarios de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que funciona en esa dirección.

Lo primero que hacen es el pan que acompaña el menú principal que hacen gracias a los productos que reciben de donaciones.

Los ayudantes visten remeras y pecheras naranjas. Ese día les tocó abrir las latas de arvejas y de “jardineras” para preparar un arroz primavera.

En el salón de la Iglesia es donde elaboran los alimentos, y la temperatura se siente por el uso de la cocina.

En el patio, algunas personas aguardaban por su comida. Pero el destino de la mayoría está en la periferia.

El Chorrillero acompañó a Lía y Emanuel en la distribución, y conoció historias diferentes pero todas relacionadas por la misma realidad económica: hombres, mujeres y niños que no tienen los recursos para comer. Otros que ni siquiera tienen un techo.

La primera parada fue en la Terminal de Ómnibus, donde se refugia hace más de un año y medio Coco, un anciano de 75 años. Cuando le dejaron su comida, conversaron un poco y se abrazaron para hacer una oración a Dios.

En Profesor Hamman y Guayaquil dejaron 4 bandejas para Verónica y sus tres hijos: Facundo, Lucas y Luisana. Para subsistir, la mujer contó que realiza costuras y lava ropa a mano. No siempre tiene plata para alimentar a los chicos.

En el extremo norte de calle Bolivia, encontraron a Raúl, de 65 años, que vive en una piecita en la parte trasera de la casa de un sobrino. En varias ocasiones se alimentó de lo que encontró entre la basura.

“A veces no me alcanza para comer y tomo mates con pan”, comentó, y aclaró que siempre está en búsqueda de “una changuita”.

La tormenta estaba cada vez más cerca y los voluntarios no se detenían. Entregaron casi la totalidad, porque a algunos (los que están en situación de calle) no los encontraron. Por eso lo que sobró se lo llevaron a una familia que pedía ayuda por las redes sociales.

Era una joven embarazada de 8 meses que no había comido en todo el día, y que vive en el barrio Ate 2. Saavedra comentó que “hay mucha necesidad”.

“Tenemos voluntarios con problemas de salud física y emocional, y esta actividad es su cable a tierra, ayudar a otros los hace salir de su mundo de dificultades. Dar amor sin esperar nada a cambio es un sentimiento tal lleno que te da fuerzas para seguir adelante”, aseguró.

Comentó de las dificultades que encuentran a diario: “Chicos que se alojan en casas abandonadas, también en la vieja estación de trenes. A veces los encontramos, otras veces no. Es muy triste la situación, porque están con adicciones. Necesitan mucho amor y saber que son importantes para nosotros. Les aconsejamos que se acerquen al hospital para asistencia psicológica. Muchos tienen su familia, pero se aíslan”.

Desde este lunes 8, el equipo se trasladará a la sede de León Guillet y General Guido, donde tendrán un espacio más amplio y otras comodidades para poder cocinar.

El lugar requiere de algunos arreglos, ya que sufrió daños debido a las fuertes tormentas que pasaron la ciudad. Por esto están recibiendo la colaboración de la comunidad, en todo lo que puedan.

Para el aporte de donaciones, mano de obra o mercadería pueden comunicarse al 2657510700, o bien dirigirse a los dos domicilios donde tienen su base operativa. En las redes aparecen como "Asa Solidaria".

Un posteo de agradecimiento.

Los colaboradores en plena tarea.

Las viandas que se repartieron en la semana, arroz primavera.

Las viandas listas para repartir.

PUBLICIDAD

EN PORTADA EL CHORRILLERO

SUBIR