Fútbol suspendido, Cintia Ramírez es la única culpable
La ex funcionaria albertista es una protagonista excluyente del affaire de San Luis Fútbol Club que ensució al deporte y sigue condicionando la presencia de las instituciones en competencias oficiales.
En la Justicia ordinaria de San Luis ingresaron varias demandas en contra de Cintia Ramírez y se sumará, al menos, una más que por estas horas termina de redactar el fiscal de Estado, Víctor Endeiza. Estas acciones condensan la corrupción de intereses embarcados en arrancarle a los magistrados y a este Gobierno un certificado de impunidad para seguir manejando el club acaballo de la discrecionalidad con la que venían obrando.
Diego Armando Maradona, el 10 de noviembre de 2001 tras su partido de despedida acuñó una de sus frases más invocadas: “La pelota no se mancha”. A esta altura no es necesario traducir qué quiso decir porque forma parte de su perenne legado de manifestaciones. De todos modos, esa frase cayó una y otra vez en saco roto porque borbotean hechos de corrupción que involucran a los gerentes y aprovechados del mundo del fútbol en todas las latitudes.
Acá mancharon la pelota y mucho más. Una funcionaria fue acusada de malversar recursos que pasaba del Estado a cuentas del club manejado por ella misma y su marido. Todo sucedió mientras el aparato mediático oficial de turno nos hacía mirar cómo el equipo en tiempo récord encadenaba logros en las canchas.
Esta misma gente quiere seguir regenteando el club que nació en las faldas del poder y se pudo mantener de pie solamente porque se alimentó de fondos públicos. Hay que decirlo, aunque sea políticamente incorrecto.
Es un caso único por donde se lo mire. Cabe preguntar si en algún otro lugar normal existe una institución que se financia íntegramente con fondos públicos y al Estado se lo condiciona para que renuncie a su obligación de indagar, ante indicios fundados de delitos en el uso de la plata que pagan los contribuyentes cada día con más esfuerzo, y menos voluntad porque ven a los gobernantes convertirse en millonarios que se dan el gusto de refregarles la opulencia en la cara.
Esta es una secuencia de las denuncias:
La Asociación del Fútbol Argentino puso el grito en el cielo por la intervención y condicionó la actuación del resto de los equipos puntanos en los torneos al cese de la gestión del triunvirato nombrado por la Oficina de Personas Jurídicas.
A poco de andar el Consejo Federal mostró qué camiseta tiene puesta designando a Ramírez en la vicepresidencia.
El Gobierno dio por terminada esta semana la intervención y anunció el calendario de elección de las próximas autoridades.
Esa medida derivó en una reacción que definitivamente no deja dudas. La AFA dijo el viernes que la única forma de levantar la sanción al fútbol de San Luis será devolviendo a la ex funcionaria de Alberto Rodríguez Saá a la presidencia de SLFC.
Cintia Ramírez podrá asumir la conducción si la eligen en la asamblea del 2 de febrero. La novedad es que podrán decidir soberanamente 153 socios y no se reducirá al grupo de subordinados de la secretaría de Deportes que en su momento la ungieron.
Sin embargo, se aprovecha del puesto en la AFA para hacer lobby y ser repuesta en el cargo desde el cual habría cometido más de un delito.
Traducido: si no es ella la que ahora tome las riendas, los clubes locales son excluidos de las competencias.
Es muy peligroso el mensaje que se desprende de los actos de la AFA.
El daño de la gestión de Ramírez en SLFC trajo consecuencias que serán recordadas, inclusive más allá del mundo del deporte