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Un comerciante denunció que recibe amenazas del senador Sergio Moreira y la intendenta Diamela Freixes por cobrarles una deuda

Ambos dirigentes retiraron de un corralón materiales para entregarlos durante la campaña electoral, según el propietario. Aseguró que la Policía no se ocupa del caso.

Sergio Moreira y Diamela Freixes acumulan una deuda millonaria con un corralón.
Actualizada: 06/02/2024 22:41
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Facundo Urbani, uno de los propietarios del Corralón “El Gallego” de Nueva Galia, denunció que recibe amenazas constantes del presidente provisional Senado, Sergio “Pitín” Moreira y la intendenta comisionada de la localidad, Diamela Freixes por cobrarles la deuda que ambos mantienen con el negocio.

Según el comerciante, los dirigentes albertistas retiraron materiales en la última campaña electoral que luego entregaban a los vecinos del pueblo y del departamento a cambio del voto.

“Moreira amenaza a mi familia por llamadas telefónicas. Nos dijo que nos van a sacar del pueblo, a hacernos daño o que nos iba a generar una causa y meternos presos si no dejamos de cobrarles”, manifestó Urbani en declaraciones a El Chorrillero.

De Freixes recibieron mensajes intimidatorios: “Sin pelos en la lengua nos dijo que nos iba a prender fuego la casa y a obligarnos a cerrar el corralón e irnos del pueblo”.

También aseguró que hay personas que sacan fotos y merodean las viviendas de la familia.

"Tienen atemorizado al pueblo para que no nos compren materiales y en la Policía tampoco nos toman la denuncia", dijo.

La deuda inicial fue de $40 millones, pero actualizada en base al aumento de costos, desde la campaña hasta la actualidad, ronda en los $120 millones. Entre los productos que retiraron mayormente eran puertas y ventanas, pero también llevaron bolsas de cemento, arena, chapa, perfiles y hasta cielorraso de machimbre. Un promedio de alrededor de $300 mil pesos por grupo familiar.

¿Cómo se manejaban? Moreira avisaba a los propietarios del corralón que un funcionario de la Municipalidad de Nueva Galia, Rubén Ponce, pasaba a retirar los materiales y luego entregarlos a las familias con el objetivo de captar el voto.

Esta maniobra de los dirigentes albertistas los dejó “casi en bancarrota”.

“Gracias a la gente del pueblo que nos sigue comprando y muchas veces nos pagan materiales adelantados, estamos saliendo adelante, aunque es muy difícil. Sacamos préstamos y ahora pusimos en venta nuestras casas de Nueva Galia y a pesar de que nos quedaremos sin hogar, lo que queremos es arreglar todo con nuestros proveedores porque ellos confiaron en nosotros desde un principio”, planteó.

Por otro lado, Urbani expuso que sus abuelos, quienes comenzaron con el comercio, “tomaron la decisión de irse del pueblo porque no pueden vivir tranquilos ya que se le han metido varias veces al patio y son personas grandes”.

“Ellos tienen 74 y 78 años, no merecen ser amenazados porque lo que estamos pidiendo es lo nuestro nada más”, contó.

Esta semana intimará, mediante carta documento, a Moreira y Freixes para que paguen la deuda.

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