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VILLA MERCEDES

Cómo fue el asalto y quiénes son los imputados por matar a Jesús Muñoz; escondieron la moto entre los pastizales del Río Quinto y la ofertaron

En la audiencia de este miércoles donde les formularon cargos por “Homicidio criminis causa en concurso real con robo en poblado y en banda”, se conocieron los detalles de cómo actuaron y lo que hicieron después.

Este miércoles los tres sospechosos fueron imputados.

por Catalina Ysaguirre

elchorrillero.com

Actualizada: 28/02/2024 22:45

Jesús Muñoz era alto, de buen porte. Los tres delincuentes sabían que había que enfrentarlo a golpes para poder robarle. Y así lo hicieron. Cuando dos de ellos se le fueron encima, primero puso en resguardo a su novia y le pidió que fuera a pedir ayuda, y trató de protegerse. Creía que podía controlarlos, pero estaban armados. Después se sumó el tercero y comenzaron con las agresiones físicas: le pegaron con los puños, patadas y con el casco. Lo derribaron, lo dejaron indefenso y cuando ya estaba en el piso le asentaron la puñalada en el pecho, que fue al corazón y que poco después le provocó la muerte en un hospital.

Para el fiscal José Olguín está todo comprobado. No hay ninguna duda que los tres actuaron con el único fin de robar, y que cada uno cumplió un rol. No mediaron palabras, levantaron el celular del piso y escaparon con la moto.

En principio, no hay ningún dato que determine que esa noche estuvieran bajo los efectos del alcohol o las drogas. Solo tenían el mandato de cometer el delito a cualquier precio. Aunque eso significara acabar con una vida.

A la esquina de Jujuy y Pedro B. Díaz, en el barrio 1000 Viviendas, los asaltantes llegaron en la moto de Isaías Suárez, de 18 años. Él la manejaba. En el medio se sentó Jonathan Moreno, de 24 y atrás Rodrigo Chilote, de 21. Estos dos son hermanos. Moreno fue el autor de las puñaladas.

Como no tenían la llave, Moreno y Chilote rompieron los cables, la encendieron, se subieron y huyeron. Suárez lo hizo en la suya. Ni bien llegaron al barrio comenzaron a ofertar las cosas a los vecinos.

La Fiscalía junto a un equipo de policías que integran Homicidios e Investigaciones de la Policía provincial comenzaron a unir los eslabones de una cadena que los llevó al lugar exacto. El teléfono estaba en un asentamiento ubicado al final de la calle Amaro Galán, donde las viviendas son muy precarias. Más datos que fueron llegando les permitió cerrar la historia. Finalmente, en la madrugada del martes lograron detener a los protagonistas. En la primera casa allanada terminaron encontrando todo.

Cuando los efectivos del COAR entraron a las casillas, los tres intentaron escapar, pero como en las películas, estaban rodeados.

De manera instantánea, uno de ellos les indicó dónde estaba la moto de Jesús, y otro a los gritos les decía a los policías que “no iba a caer solo”. Nunca negaron que participación del crimen. Ventilaron la parte que hizo cada uno. Se echaban la culpa.

El vehículo de Jesús estaba a pocos metros de las viviendas, tapadas con yuyos y tierra, al lado del Río Quinto. “Para no advertir” que les estaban pisando los talones, el rastrillaje en ese lugar no lo habían concretado, pero era parte del operativo.

Estaba en una zona donde “todo el mundo sabe” que los malvivientes esconden el motín de sus delitos. Por eso hasta resulta justo cuando se escucha el reclamo de los vecinos, en cualquier parte de la ciudad, decir que hagan tareas de desmalezado y que pongan iluminación.

El celular lo habían vendido a una vecina por $20 mil, quien cuando supo de la situación lo entregó de manera voluntaria a los investigadores. A la motocicleta también estaban por comercializarla, pero no a través de las redes sociales, y se descartó que pidieran recompensa.

Moreno tiene una causa por asalto a mano armada (con un cuchillo). Estuvo en la cárcel por eso, pero mientras esperaba que le hicieran juicio estaba en libertad.

Ninguno de los tres estudia ni trabaja. Aunque para subsistir dijeron que “hacen changas”. Viven con los padres.

El juez Santiago Ortiz les concedió la prórroga de los 8 días, y fijó una nueva audiencia para el 7 de marzo. Olguín ya adelantó que pedirá la prisión preventiva por cuatro meses.

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