X

Historias de San Luis: ojo por ojo

Esta historia sucedió también en la década del 30 en la zona de Aristóbulo del Valle y Justo Daract (antes Colón).

Los archivos policiales y judiciales describen la existencia del boliche de un señor de apellido Aguilera, donde los clientes encontraban “todos” los servicios que requerían, además de unos vinos, tonadas y buena comida.

En esa época los lugares públicos debían cerrar sus puertas a la medianoche.

Aguilera se estaba demorando en cerrar y llegó una delegación policial al mando del comisario Cecotti, quien le ordenó que cumpliera con la ley. O sea que cerrara de inmediato.

Aguilera se niega y se demora unos minutos en terminar un vaso de vino con el amigo que tenía de visita.

El policía se quedó con la sangre en el ojo, y se escondió detrás de un árbol cercano a la puerta de entrada del negocio de Aguilera.

Cuando éste salió a despedir a su amigo y cerrar la puerta, el comisario Cecotti apareció sorpresivamente y mató al Negro Aguilera de varios balazos.

El Negro tenía cuatro hermanos que pidieron hablar con el asesino, que estaba detenido en dependencias policiales.

Fueron autorizados a ingresar acompañados por el jefe de la Guardia.

Al llegar al calabozo donde estaba detenido el matador de su hermano, los cuatro Aguilera sacaron sus armas y lo acribillaron dentro mismo de la comisaría donde estaba preso el matador.

Por supuesto los hermanos Aguilera quedaron detenidos de inmediato.

Cumplieron su objetivo. Ojo por ojo, diente por diente.

PUBLICIDAD

EN PORTADA EL CHORRILLERO

SUBIR