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Las claves de las elecciones presidenciales en Rusia, en las que Putin aspira a la reelección

Esta semana, los rusos están llamados a las urnas del 15 al 17 de marzo para elegir a su próximo presidente. No se espera que las tres jornadas de votación arrojen ninguna sorpresa, ya que Vladimir Putin es el claro favorito para renovar en el poder. Los comicios llegan en un momento crucial para el país, en medio de la guerra en Ucrania, las sanciones de Occidente y un crecimiento económico ralentizado, aunque estable.

Un rescatista ruso habla por su teléfono móvil junto a una pared con una imagen del presidente ruso Vladimir Putin.
Actualizada: 12/03/2024 23:53
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Rusia está a las puertas de sus elecciones presidenciales. Dentro unos días, el viernes 15 de marzo, los rusos están llamados a las urnas en unos comicios donde se espera que el presidente Vladimir Putin salga reelegido y renueve su mandato hasta el 2030.

En medio de las críticas provenientes de Occidente sobre la fiabilidad de los comicios, el Kremlin ha defendido la legitimidad del proceso democrático ruso.

Sin una figura de oposición real, muchos países critican los más de 20 años que Putin lleva al frente del país, que se encuentra en plena guerra con Ucrania. Por el contrario, el Kremlin asegura que el servicio de inteligencia de EE. UU. está intentando interferir en las elecciones rusas y reducir la participación.

A continuación, las principales claves para entender el proceso electoral ruso.

¿Qué se vota este fin de semana?

En Rusia, las elecciones presidenciales no durarán una sola jornada. De hecho, están programadas desde el viernes 15 de marzo hasta el domingo 17, periodo en el que los ciudadanos podrán ir hasta sus respectivos colegios electorales y ejercer su derecho a voto. Esta es la primera vez que el país celebrará comicios presidenciales durante tres días seguidos.

Cualquier ciudadano ruso mayor de 18 años —excepto aquellos que están en prisión por una condena penal— podrá votar por su próximo mandatario. Eso se traduce en un censo de 112,3 millones de votantes dentro de Rusia y las partes de Ucrania ocupadas y otros 1,9 millones en el extranjero, según la Comisión Electoral Central (CEC).

Algunos ciudadanos ya han votado en Rusia. El voto anticipado en zonas de difícil acceso arrancó en la última semana de febrero y habilitó aproximadamente a 1,4 millones de personas para votar por adelantado en 39 regiones rusas —la anexionada zona ucraniana en la región de Zaporizhia figura entre estas—, según la agencia estatal TASS.

Esta será también la primera elección presidencial con votación en línea: la opción estará disponible en 27 regiones rusas y en Crimea, anexionada a Rusia en 2014.

Si ningún candidato obtiene más de la mitad de los votos este fin de semana, se celebraría una segunda ronda de votación tres semanas después. Pero, según lo que indican las encuestas y los politólogos, ese es un escenario muy improbable.

Este marzo, los rusos solo elegirán el cargo de presidente y hasta 2026 los rusos no volverán a las urnas, en esa ocasión para elegir a los parlamentarios de la Duma en unas elecciones legislativas.

Se espera que la participación sea más alta que en las últimas elecciones presidenciales, con un índice del 67,5%, y que en las parlamentarias de 2021, que lograron el 51,7%. Para este año, las encuestadoras VTsIOM y FOM la auguran en torno al 71%.

El ganador juramentará como presidente en la toma de posesión del 7 de mayo de este año.

Putin, ¿hasta cuándo podría estar en el poder?
El de Vladimir Putin es el nombre que más resuena para estas elecciones en Rusia y el favorito para repetir en la Presidencia. A sus 71 años, el mandatario figura como candidato independiente en estos comicios y busca una quinta reelección, con otro mandato de seis años. Y no se esperan sorpresas: todos los expertos apuntan que ganará.

“La opción múltiple se reemplaza por una simple y dicotómica: ‘¿Estás a favor o en contra de Putin?’”, apuntó Abbas Gallyamov, analista político que solía escribir los discursos de Putin, a la agencia AP.

Algo posible después de las modificaciones a la Constitución durante el 2020, cuando el Gobierno ruso llevó a votación una serie de enmiendas constitucionales que incluía que Putin pudiera permanecer en el poder por dos mandatos más, es decir, hasta 2036.

De hecho, fue en esa misma votación, cuando Rusia utilizó por primera vez la elección en varios días, en la que el Kremlin obtuvo un respaldo abrumador por parte de los ciudadanos, con más del 76% de votos a favor de los cambios constitucionales.

Tras esta ampliación en el poder, muchos han comparado al presidente Vladimir Putin con Josef Stalin –que gobernó la Unión Soviética desde el 1924 al 1953—, por la cantidad de años que los dos líderes han estado al frente del país. Putin ha sido el único presidente que ha tenido Rusia en todo el siglo XXI.

No obstante, el Kremlin siempre ha defendido que las críticas de las naciones occidentales por los años que lleva en el poder están politizadas. Se ha comparado con otros mandatarios europeos –como Angela Merkel, que estuvo 16 años al frente de Alemania— y ha defendido que sus mandatos se deben a la voluntad del pueblo ruso.

No obstante, la opacidad de muchas políticas públicas rusas y la restricción del derecho a la manifestación o la libertad de expresión también ha hecho que muchas organizaciones internacionales, como Amnistía Internacional, expresen su preocupación por el reparto del poder en Rusia.

Por otro lado, las encuestas publicadas hasta el momento muestran que la opción favorita de los rusos sigue siendo Vladimir Putin. Según la firma VTsIOM –cercana al Kremlin—, el presidente obtendrá el 82% de los votos y, según FOM, su respaldo será del 80,8% de las papeletas.

Sin una oposición firme
En estas elecciones, una oposición estructurada brilla por su ausencia. Putin competirá contra tres políticos: Nikolai Kharitonov, del Partido Comunista; Leonid Slutsky, líder del Partido Liberal Democrático, y Vladislav Davankov, del partido Pueblo Nuevo.

El que sigue a Putitn como favorito es Kharitonov, candidato del Partido Comunista, que presenta tradicionalmente un contendor en cada elección desde año 2000, pero que se estima alcanzará el 6% de los votos en estos comicios. En 2018, el aspirante del Partido Comunista obtuvo el 11,8%, frente al 76,7% de Putin.

Davankov es el vicepresidente de la Duma, la Cámara Baja del Parlamento ruso, y Slutsky es el titular del Partido Liberal Democrático de Rusia, un partido caracterizado por el ultranacionalismo. A pesar de las diferentes opciones, se considera que la oposición es nula porque los otros tres candidatos son aliados del actual Gobierno.

Boris Nadezhdin, un candidato que se autoproclamó como “el candidato de la paz” por ser contrario a la guerra en Ucrania, fue vetado del proceso electoral después que la Comisión Electoral Central considerara “fraudulentas” algunas de las firmas que los políticos sin representación en la Duma necesitan para presentarse como candidatos. Algo parecido a lo que sucedió con Yekaterina Duntsova, a la que la CEC invalidó por errores en los documentos de registro de su campaña.

Sin embargo, aun logrando presentarse, ni Duntsova ni Nadezhdin cuentan con una base electoral para hacer frente a Putin, según demuestran los datos. Por ejemplo, a Nadezhdin las encuestas le daban tan solo el 5% de la intención de voto de los rusos.

Y es que el líder opositor con más seguidores y eco en la comunidad internacional ha quedado fuera del debate político. La muerte de Alexéi Navalny en 16 de febrero en una prisión de alta seguridad en Siberia –tras una parada cardíaca, según fuentes oficiales— sigue muy presente entre los rusos y es uno de los temas de fondo de estas elecciones. En 2018 intentó participar en las elecciones, pero la CEC rechazó su candidatura por tener causas judiciales abiertas.

De hecho, uno de los factores que podrían provocar inestabilidad serían las protestas en memoria del Navalny y la causa opositora que ahora encarna su viuda, Yulia Navalnaya. Miles de simpatizantes acudieron a presentar sus respetos en el funeral de Navalny en Moscú el mes pasado, a pesar de que el Kremlin había prohibido las protestas en memoria de Navalny poco después de su muerte.

Otra queja de Occidente es que sus observadores electorales no están invitados a los comicios. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa ha dicho que sus observadores electorales no fueron invitados a monitorear la votación de 2024 para garantizar una "evaluación imparcial e independiente" del proceso electoral.

Guerra y elecciones en paralelo: las votaciones en los territorios ocupados de Ucrania
Todos los candidatos a ocupar el Kremlin tienen algo en común: están a favor de la guerra en Ucrania, conocida en Rusia como “operación militar especial”. Los cuatro favoritos para ocupar la Presidencia han incluido en sus respectivas campañas la guerra, un punto que genera incluso votos en parte del electorado.

La votación también tendrá lugar en Donetsk, Lugansk, Zaporizhzhia y Jersón, las cuatro regiones anexadas tras el inicio de la guerra en Ucrania en febrero de 2022, aunque las fuerzas rusas no las controlan por completo.

No es la primera vez que sucede algo así. Rusia ya ha celebrado votaciones y referendos regionales en esos territorios, acción cuestionada por la comunidad internacional, pero con la que el Kremlin ha proseguido de igual forma. Su principal justificación: la voluntad de los ciudadanos que quedan en dichas regiones.

“El destino de la gente de Donetsk y Jersón les pertenece a ellos, por eso celebramos referendos: para saber qué es lo que quieren”, dijo Putin en una entrevista con el polémico comentarista conservador estadounidense Tucker Carlson.

Una retórica muy diferente a la de Kiev, que asegura que los habitantes locales han sido sometidos a amenazas y violencia para obligarlos a votar, algo que Moscú niega y que no se ha podido verificar de forma independiente.

Las personas que están en la zona como combatientes, también tendrán oportunidad de ejercer su derecho a voto. Los soldados rusos desplegados en Ucrania se encuentran en el grupo de ciudadanos amparados por el voto anticipado.

La economía, la mayor preocupación

Muchas promesas. Fue lo que la audiencia pudo oír en el largo discurso de Putin sobre el Estado de la Nación en febrero, con perspectivas económicas y presupuestarias como la inversión de miles de millones de rublos en la modernización de infraestructura, la lucha contra la pobreza y la desigualdad y la protección del medioambiente. Ese día, Putin también aprovechó para presentar un programa de gobierno hasta 2030.

Uno de los temas que más preocupa a los ciudadanos rusos es la economía que, a pesar de las sanciones y el aumento de la inflación, sigue al alza. El viernes 8 de marzo, el Ministerio de Desarrollo Económico de Rusia dijo que espera que la economía nacional esté por encima del 2% en 2024.

Una buena perspectiva para millones de votantes, preocupados por el aumento de los precios –debido a la inflación–, la inestabilidad provocada por la guerra en Ucrania, y la necesidad de que muchos se desplazaran hasta el frente.

En los últimos meses, las autoridades no han permitido las esporádicas manifestaciones de familiares de soldados pidiendo su regreso del frente. Por otra parte, los avances en Ucrania también han supuesto rédito electoral para Putin, ya que sitúa a Rusia como vencedora –no definitiva— en el conflicto.

Según declaraciones del propio Putin, la inversión en defensa seguirá como uno de los puntos principales de su gobierno, con otros proyectos destinados a desarrollar la demografía, los sistemas de Gobierno local y las infraestructuras del país. La idea de identidad nacional o nacionalismo también han marcado las campañas, tanto de Putin como del resto de candidatos.

Ahora, los rusos tienen que decidir en las urnas. En las calles de ciudades de todo el país se pueden ver carteles electorales con el signo en forma de “V”, similar al que usan las tropas rusas en Ucrania. Pero su referencia es otra, es una llamada al voto. El mensaje de campaña es claro: “Juntos, somos fuertes. ¡Votemos por Rusia!”.(France 24)

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