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EL CHORRILLERO Y LA GENTE

Las Mirandas, el barrio que reunió a El Trébol Mercedino y a los cuarteteros más famosos; una historia recuperada de los vecinos que quedan de la época

El Chorrillero y la gente, ahora en Villa Mercedes, se mete en el corazón de una de las barriadas más simbólicas de la ciudad que remonta sus orígenes con la fundación de la ciudad.

Uno de los famosos bailes. (Foto José Llort)

Es imposible no remontarse al pasado cuando una de sus principales calles lleva el nombre de Santiago Betbeder, un francés que se asentó en esa zona y que tuvo un papel activo cuando se fundó el Fuerte Constitucional. Tampoco se puede pasar por alto la función que desde hace 70 años cumple el club ubicado en el corazón del barrio. El arraigo, el sentido de pertenencia y el amor permiten que esta linda historia sea contada.

Las Mirandas comenzó a poblarse casi con la fundación de la ciudad. Según los datos que están guardados en la Biblioteca Juan Bautista Alberdi y el Archivo Histórico y Periodístico Edmundo Tello Cornejo, una versión indica que la denominación tiene su origen en 1870 (hace 154 años) y está asociado a la familia Miranda que se instaló en una propiedad sobre calle Montevideo. La integraba el sargento Miguel Miranda, su esposa Gregoria Toledo y sus seis hijos: tres varones y tres mujeres. En ese lugar instalaron una posta y se hicieron muy conocidos. Se cree que en homenaje a las hijas del matrimonio ese lugar asumió un nombre para siempre. Otra dice que en la época vivían muchas familias con el mismo apellido, y ese también pudo ser el origen.

El barrio está situado hacia el oeste de la Avenida 25 de Mayo. Desde Chacabuco (Norte) a Junín (Sur); y desde Almafuerte (Este) y hasta Sallorenzo (Oeste), aunque por mucho tiempo se dijo para el oeste “no tenía límites” y la delimitación llegaba hasta el Dique Vulpiani. Después del 1983 comenzaron a construirse complejos habitacionales que lo fueron rodeando, como el ATE I y Los Poetas que quedaron adentro de Las Mirandas. Limita con otro muy popular y también antiguo: el San Antonio.

Para conocer hay que hurgar en la memoria de sus habitantes, y por eso durante varios días El Chorrillero caminó muchas cuadras y entrevistó a los vecinos más antiguos, que son pocos, los originarios. Abrieron sus puertas porque tenían mucho para decir. Los que ya partieron dejaron a sus hijos, nietos y bisnietos.

“Es muy difícil encontrar los que hayan vivido los comienzos, lamentablemente muchos ya fallecieron”, transmitió Osvaldo Castillo, un vecino que tiene el cuerpo y el alma en ese barrio, más de la mitad de su vida. En junio cumplirá 82 años. Desde su juventud fue plantando las raíces que lo pusieron ahí para siempre. Frente al Club Fomento Barrio Las Mirandas, como cuando tenía 16 años y un amigo lo invitó a jugar al fútbol, se sentó en la esquina de Coronel Iseas y Montevideo y recordó.

El Fomento Las Mirandas, que es el corazón del barrio.

Él vivía en El Criollo, pero en esa zona encontró el amor y ya no se fue. Se casó y tuvo tres hijas que crecieron ahí. De eso ya pasaron 53 años.

Todo lo bonito ocurría alrededor del Fomento Las Mirandas porque era el epicentro del encuentro familiar. Aunque ese monumento hoy está deteriorado por la falta de mantenimiento o el abandono, despierta un sentimiento inexplicable en los “más antiguos” o los hijos de los pioneros que lo hicieron grande. La primera comisión estaba integrada por jefes de familia que le dieron a la ciudad los apellidos más tradicionales. Tenían sangre italiana y española. Se vestían de traje.

En la década del 60′ Las Mirandas se hizo famoso por los bailes, por el cuarteto y la música cuyana. Allí se vivían también los carnavales y pasaban los artistas del momento. Todos los relatos llevan al mismo punto: cuando sobre la pista de baile se colocaban 200 mesas y 400 sillas, los mozos usaban chaqueta blanca y moño, y las veladas reunían a multitudes.

José Llort guarda como reliquia una foto (cuando tenía 3 años) que lo muestra parado delante del escenario. Su padre, que también se llamaba José, estuvo siempre muy ligado a las comisiones directivas y trabajó intensamente. Y además como era un aficionado de la fotografía registró con su cámara (que llegó de Europa) los momentos más gloriosos de la institución.

Sus dos abuelos eran inmigrantes: Angelo Pietro Leonardi (originario de Massa Carrara Fivizzano, Italia) y José Llort (de Vila Rodona, provincia de Tarragona, España). Ambos tenían almacenes de ramos generales. Uno en Montevideo y Marconi, y el otro en Betbeder y Paunero. En el barrio 1000 Viviendas una de las calles se llama Llort, en honor a ese inmigrante.

Llort hasta conserva los balances del negocio de su abuelo “Ángel” quien además tenía un horno de ladrillos, e integró la primera comisión de la Asociación de Fomento. No solo donó el material para la construcción del escenario del club, sino también para la Iglesia San Cayetano. Su mamá, Marta Leonardi todavía vive y si le preguntan recuerda muchas cosas.

La primera comisión de 1953 estuvo integrada de la siguiente manera: Carlos Minvielle (presidente), Italo Pollachi (vicepresidente), Felipe Mastellone (secretario), Apolonio Suárez (tesorero), Rafael Fernández (protesorero), Ángel Leonardi (vocal primero), Paulino García (vocal segundo), Andrés Quinteros (vocal tercero), Francisco Lucero (vocal cuarto) y Ángel García (vocal quinto). Revisores de cuenta: Hipólito Giménez y Domingo Olarte.

José revivió cuando los dirigentes contrataban a los artistas. “Primero veían cómo estaba el cielo, y recién después llamaban a Córdoba y les daban el ok para que vinieran los micros con las orquestas. Tardaban unas 8 horas”, dijo en referencia a los cantantes del cuarteto más famosos que recorrían el país. También aportó la anécdota que tiene con “La Mona” Jiménez cuando era el vocalista del Cuarteto de Oro: “Le decía a mi papá ‘Llort, esperanos con un asadito de costillas’. Compartí con él muchos asados”.

Las primeras épocas de los bailes más famosos de Villa Mercedes. (Foto José Llort)

Algunas veces cuando el clima no acompañaba, las presentaciones se suspendían (porque nunca la pista de baile estuvo techada), y si los artistas habían llegado “tenían que juntar el dinero para pagarles el combustible”. Muchas veces pasó eso.

Nadie se olvida del “terrible” éxito que tenían los bailes. Sebastián, Pelusa, El Negro Videla, Carlitos Rolán, El Cuarteto Leo, Los Wawancó y Trio Rubí, son solo algunos de los que pasaron por ahí. “De San Luis a Alcides lo teníamos de manera permanente, lo habíamos adoptado”, aseguró Castillo. También “El Potro” Rodrigo Bueno cantó en Las Mirandas cuando empezó su carrera como la voz de Manto Negro. Del rock nacional se lucieron Pomada, Trocha Angosta y Eleno.

Santiago Betbeder 

Los primeros habitantes eran dueños de quintas que tenían tres o cuatro manzanas. Así fue como se pobló la zona.

En una de esas vivía Betbeder, en un sector de la calle que lleva su nombre, y que es una de las arterías de conexión más importantes. Nació en Villenaje en los Bajos Pirineos (Francia). Se incorporó al ejército a los 21 años. Después de instruirse como militar en su país fue enviado a la Guerra de Crimea (1855) de la que regresó herido.

Arribó a Buenos Aires en 1856 junto a su hermano Cipriano. Pasaron por Rosario y llegaron a San José del Morro donde comenzaron a dedicarse al comercio en carreta. Fue así que logró tener su propia flota. Viajaba constantemente hasta Mendoza para llevar hacia el puerto de Rosario y Buenos Aires frutas secas, dulces y cueros. También traía mercadería europea que generalmente le encargaban.

En 1860 se estableció en Villa Mercedes, 4 años después de la fundación del Fuerte Constitucional. Aquí se casó, se dedicó a la actividad agrícola ganadera, y fue el primero en sembrar alfalfa. También dicen los historiadores que fue panadero.

La casa de Santiago Betbeder. (Foto Archivo Edmundo Tello Cornejo".

Su participación dentro de la sociedad le valió una página en la historia. En el libro "Episodios Puntanos" de Laureano Landaburu relata que Betbeder y sus compañeros "estaban aprestados a una heroica resistencia". Fue uno de los tantos extranjeros que en una trinchera defendió la ciudad de la invasión que se conoce como “asalto a Mercedes”, el 21 de enero de 1864. Lo hizo con su escopeta, que era una de las únicas armas que había para contrarrestar el ataque que sucedió en la esquina de Balcarce y Riobamba. Recibió el reconocimiento del jefe del Regimiento, Coronel Iseas y de toda la población. Cuando falleció (el 10 de julio de 1900), según el artículo de la revista "Caras y caretas" escribió: "El entierro fue un acto imponente, pues Villa Mercedes en masa se asoció al luto de la familia". Al mismo observó que concurrieron "sin distinción de clases".

En el archivo histórico están guardados todos los detalles de la vida de los Betbeder. Vale la pena leer.

Guitarrero y cantor, el barrio que unió a El Trébol Mercedino

El barrio tiene una historia muy grande de guitarreros. Un rincón reunió por mucho tiempo a El Trébol Mercedino. En Sargento Baigorria (a mitad de cuadra), entre Betbeder y Rivadavia, donde vivía Héctor Montenegro fue un lugar donde sonaron muchas serenatas. "El Chivo" fue la incorporación que hicieron los fundadores Hugo “Sapo Ávila” y José Requelme cuando Hugo Pereyra se fue a Buenos Aires. Allí ensayaban. Pero no solo por eso, para esta histórica formación, Las Mirandas tiene un fuerte significado. Fue en la casa de Doña Cora Barbosa (en una casita humilde que todavía está en pie) ubicada sobre Riobamba (entre Las Miranda y el San Antonio) donde nació oficialmente el trío, que se merece un capítulo aparte.

“Cuando íbamos a buscar a “El Chivo” para un ensayo, íbamos al barrio de la Miranda. Las grandes guitarras se hacían allí, grandes músicos y poetas, seguidos de la música cuyana donde todavía se mantiene viva”, revivió Viviana Ávila.

“El viejo era una persona que permanentemente estaba, era un hacedor de juntadas, de sobremesas. Los cumpleaños de él, por ejemplo, tengo el recuerdo de que duraba una semana, por ejemplo, de 150 personas, 200 personas, y nosotras trabajando, imagínate cómo! Un difusor de la música de Cuyo”, revivió.

El último referente de El Trébol fue Julio Coria. “Fue el lugar que los vio nacer”, sintetizó cuando le preguntaron del barrio. “Ibas un sábado y estaban Los Iracundos, los verdaderos. Había una vida cultural sumamente interesante porque traían a los mejores”, resaltó.

“Es un orgullo haber integrado por más de 20 años una formación icónica. La experiencia no fue solo musical sino cómo conducirte la vida, cómo ser una buena persona y cómo no olvidarte por más que estés donde estés de tus raíces, de ser humilde”, resaltó.

Jesús “Coco” Quiroga, creador de Los Remeseros Puntanos, fue otro ilustre vecino guitarrero, que tuvo como integrantes del grupo a Domingo Antonio Puglisi, Jaime Simioli, Ramón González y Rosas Camargo.

Fue un epicentro de artistas, un desfile de música de San Juan y Mendoza. Para los guitarreros de esas provincias, Villa Mercedes siempre fue referente.

En cada esquina hay un pedacito de historia. Hay casas que tienen 120 años, y otras que se derrumbaron para darle espacio a construcciones nuevas como complejos de departamentos. Otras tienen más de 60 o 70 décadas, aunque algunas han sufrido refacciones. Los vecinos aseguran que allí "vivían muchos albañiles” que levantaron sus casitas a su gusto.

Justamente el padre de Nélida del Carmen Morales de Mana, una vecina de la calle Uruguay, era el dueño de una empresa constructora. Él fue quien le hizo los ventanales de la casa que habita desde hace 53 años. Nely se instaló allí cuando se casó, y muchas escenas de su vida las vivió en el Fomento Las Mirandas.

“Mi esposo integró 12 años la comisión, y yo también, con muchas chicas que ya no están”, comentó. Recordó que “muchos guitarreros desfilaron” por su hogar. “Cuando llegaban, mi madre me ayudaba a atenderlos, vinieron muchos por acá”, agregó.

Esas paredes saben mucho de tonadas y de asados. Ella estudió piano y dio clases en muchas escuelas. Tuvo alumnos hasta hace muy poco. Con “Coco” Quiroga grabó algunas canciones: “Yo lo acompañé con el piano, era cuando existían los cassettes. Mi marido era muy folclorista por eso la casa se llenaba de guitarreros”.

Sobre Betbeder, antes de Montevideo están las ruinas del primer edificio que tuvo la ex escuela Nº 38. Lo único que está en pie es su fachada.

Las bochas

En 1953 se armó la primera comisión de bochas que se mantiene hasta ahora.

Castillo, que fue meteorólogo en la V Brigada Aérea, se apasionó con las bochas: lo único que no murió en Montevideo y Coronel Iseas. Todavía juega con su grupo de amigos, y visita los clubes de otros barrios. Es un cable a tierra. También fue dirigente. Con el esfuerzo hicieron las dos canchas de sintético que recibe regularmente torneos nacionales.

Tití Gallardo vive a cuatro cuadras de allí y la mueve el mismo amor por ese deporte. Su papá fue uno de los fundadores y por eso se siente orgullosa. “Me acuerdo que cobrara las entradas de los bailes, en la boletería, y que se venía a casa con la plata en una caja de zapatos. Eso ahora es algo impensado. Antes no había robos, nada de eso”, dijo. Ahora que la institución está en proceso de normalización, quiere regresar.

“Amo este barrio porque están todos mis recuerdos”, transmitió. Nació el 31 de diciembre de 1944 en la esquina de Sargento Baigorria y Juan W. Gez, que era la casa de su abuela, una ciudadana española. Ahí también vino al mundo su padre, en 1917. Cuando él se casó se instaló en la otra esquina. “No había un solo día que no fuera al club”, señaló. Las tierras donde se construyó ese edificio fue donado por la familia de Silvestre Quiroga, el primer presidente de la institución.

Daniel Méndez integra el grupo de bochófilos de la Subcomisión de Bochas. “Nos hemos criado acá, podíamos jugar recién cuando los grandes terminaban, y así nos ha pasado a muchos”, dijo. Con el aporte de que hizo con su hermano y de muchas otras personas lograron hacer las dos canchas de sintético que son el escenario de campeonatos a lo largo del año.

Recordó que en una época “cuando el presidente era Allegre, había que entrar a los bailes de zapato y corbata”.

Para el final se guardó cuál es el deseo de todos: “Es muy difícil volver a los tiempos de antes, de los bailes, pero lo que necesitamos todos los vecinos es que a esto lo arreglen. Antes de que cierre los ojos quiero ver que quede algo lindo, para hijos, mis nietos, para la misma gente que vive alrededor, que puedan volver”.

Integrantes de la primera comisión del Fomento Las Mirandas. (Foto José Llort)

Las instalaciones del club en la actualidad. (Foto Nahuel Sanchez)

Integrantes de la comisión en la década del 60′. (Foto José Llort)

Uno de los primeros grupos que sonaron en los bailes del Fomento. (Foto José Llort)

José Llort, en la previa de uno de los bailes. (Foto José Llort)

José Llort compartió su historia con El Chorrillero (Foto: Nahuel Sanchez)

Uno de los famosos bailes. (Foto José Llort)

Las primeras canchas de bochas. (José Llort)

El ingreso a las canchas de bochas. (Foro Nahuel Sanchez)

Daniel Méndez. (Foto Nahuel Sachez)

La historia del club. (Foto Nahuel Sanchez)

Archivos tomados de la biblioteca Bautista Alberdi y el archivo Edmundo Tello Cornejo.

Osvaldo Castillo, vecino. (Foto Nahuel Sanchez)

Sobre Betbeder, antes de Montevideo están las ruinas del primer edificio que tuvo la ex escuela Nº 38.

El barrio y los pedacitos de historia. (Foto Nahuel Sanchez)

El barrio y los pedacitos de historia. (Foto Nahuel Sanchez)

Viviana Ávila, hija de "Sapo" Ávila, fundador de El Trébol Mercedino. (Foto Nahuel Sanchez)

Una de las formaciones de El Trébol Mercedino. (Foto Archivo)

Julio Coria, ex integrante de El Trébol Mercedino. (Foto Nahuel Sanchez)

El barrio y sus habitantes. (Foto Nahuel Sanchez)

Tití Gallardo, vecina. (Foto Nahuel Sanchez)

Barrio Las Mirandas, un poco de historia en cada esquina. (Foto Nahuel Sanchez)

Barrio Las Mirandas, un poco de historia en cada esquina. (Foto Nahuel Sanchez)

Barrio Las Mirandas, un poco de historia en cada esquina. (Foto Nahuel Sanchez)

Barrio Las Mirandas, un poco de historia en cada esquina. (Foto Nahuel Sanchez)

Barrio Las Mirandas, un poco de historia en cada esquina. (Foto Nahuel Sanchez)

Barrio Las Mirandas, un poco de historia en cada esquina. (Foto Nahuel Sanchez)

Nélida del Carmen Morales de Mana, junto a la foto de su esposo.

Barrio Las Mirandas, un poco de historia en cada esquina. (Foto Nahuel Sanchez)

Barrio Las Mirandas, un poco de historia en cada esquina. (Foto Nahuel Sanchez)

Barrio Las Mirandas, un poco de historia en cada esquina. (Foto Nahuel Sanchez)

Video, edición y fotos Nahuel Sanchez

Fotos gentileza José Llort

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