Fue escasa la adhesión al paro general en San Luis
El comercio, la industria y trabajadores autónomos decidieron continuar con sus tareas prácticamente de manera normal. En las escuelas y hospitales no se resintió el funcionamiento. Las voces del sector privado.
El segundo paro general a la gestión de Javier Milei desde que asumió el 10 de diciembre tuvo una adhesión dispar a lo largo del país. En San Luis fue prácticamente nula.
Si bien el llamado al cese de actividades por parte de la CGT contó con la participación de sindicatos y dirigentes, la actividad laboral siguió sin mayores cambios.
El comercio y la industria no alteraron su funcionamiento.
Según un informe oficial, las escuelas, la salud y la administración pública funcionaron normalmente, con un muy bajo nivel de acatamiento.
El Chorrillero consultó en distintos rubros, desde empleados en relación de dependencia, monotributistas, hasta encargados de negocios.
Nicolás, un taxista que aguardaba por un cliente en la esquina de San Martín y Pringles, señaló que, si bien sabía de la medida de fuerza, decidió salir a la calle.
“Hay que trabajar igual. Para mí no es importante (el paro), sé que es difícil la situación, pero hay que salir adelante. No creo que funcione, no se modifica nada”, dijo.
También contó que por la mañana se desempeña en un local bulonero y criticó a los gremialistas: “Cuando llaman a paro los sindicatos es para beneficio de ellos. Buscan el beneficio propio no el de todos, el de la gente”.
Luca, un encargado de un local de indumentaria ubicado sobre la peatonal Rivadavia, contó que decidió pagarles a los dos trabajadores del negocio un viaje en Uber a raíz del paro en el transporte urbano por la tarde.
“No estoy de acuerdo con el paro, sobre todo cuando lo hacen en el sistema de colectivos. Creo que hay que agotar todas las instancias antes de esto. Uno puede comprender, pero al final terminás perjudicando al otro trabajador y no a la patronal”, puntualizó.
Maxi, un empleado de una estación de servicio ubicada en Riobamba y Héroes de Malvinas, señaló que la actividad fue normal. El gremio al que pertenece no adhirió.
Pese a ello se posicionó en contra de la medida: “Está bien que trabajemos”.
Otro testimonio recolectado fue el de Tamara, una empleada administrativa . Más allá de “sentir indiferencia”, la empresa se vio afectada debido a que no recibieron documentación que debía llegar.
“Algunas cargas de exportación no salieron porque algunos transportes adhirieron al paro”, precisó.
Otras personas, como Brian, un trabajador de Pedidos Ya, se ubicó en la misma línea. Dijo que no se enteró que habían convocado a un paro y que no está de acuerdo.
“Trabajo hasta 12 horas por día. Hoy lo hice normalmente. No me interesa cuando hablan del tema. No me importa lo que digan los sindicatos”, indicó y calculó que por jornada no trabajada pierde alrededor de $50 mil.
También se escucharon otras voces a favor del paro. Luciano, empleado comercial de una ferretería, indicó que este jueves trabajó sin inconvenientes y que comprende la medida porque “la situación es insostenible”.
“Veníamos mal con el Gobierno anterior, pero ahora la crisis se profundizó muchísimo. Estamos muy mal. Si los reclamos no son escuchados es comprensible que se llame a un paro”, resaltó.
A él, se le sumó Facundo, que se desempeña en una empresa de repartos: “Estoy de acuerdo. Es la forma que tenemos para demostrar el descontento con las políticas del Gobierno de turno”.
Y agregó: “Es la manera en la que se pueden escuchar más las voces de quienes producen la riqueza, es decir, nosotros”.
La jornada en San Luis