Historias de San Luis: una fiesta popular prohibida por un sacerdote
Alguna vez contamos lo sucedido en la zona de San Martín con los padecimientos de los devotos de Santa Librada por el autoritarismo de un sacerdote.
O tal vez era su convicción. Pero la transmisión de la idea fue violenta y desacertada.
Villa de la Quebrada, Renca, Santa Librada y tantas otras devociones son fiestas religiosas sin dudas, pero también populares.
Quién no lo entiende así está confundido. Y lo religioso y lo popular conviven. Hay cientos de ejemplos en el país.
Menos mal que tenemos un Obispo que no está en contra de estas manifestaciones, obviamente en un marco de organización y respeto.
Pero volvamos a Santa Librada en San Martín, San Luis.
Hace un par de años, el actual Obispo recibió las quejas de la comunidad de San Martín y los devotos de Santa Librada en nuestra provincia.
Sucedió que luego de la misa, procesión y almuerzo popular comenzó un espectáculo artístico como sucedía todos los años.
El sacerdote de ese lugar primero bajó el volumen de los equipos de sonido sin pedir permiso a nadie, y luego directamente los desenchufó cuando actuaba un conjunto de chamamé.
¿Las razones del padre Eduardo Larroudé? Que a él no le gustaba el chamamé y menos el baile.
La gente quedó muy afectada, ya que venían trabajando y juntando fondos desde hace un año para revivir un festejo ancestral.
Indudablemente no son las formas.
El Obispo se disculpó públicamente ante la comunidad del lugar por lo sucedido, y también llamó a los artistas que se vieron afectados por esta reacción.
Con todo bien organizado, las fiestas populares que generan estas devociones pueden llevarse adelante.
Todos podemos convivir en el respeto. Dicen.