Anora de Sean Baker gana la Palma de Oro, el principal premio del Festival de Cine de Cannes
El neoyorquino se quedó con la consagratoria Palma de Oro de la 77ª edición del festival con una propuesta que mixtura sátira de enredos, thriller y comedia romántica. George Lucas recibió de manos de Coppola una Palma de Oro honoraria por su trayectoria.
Fue uno de esos premios por aclamación, pero no por previsible deja de ser merecido: a los 53 años, el neoyorquino Sean Baker ganó la consagratoria Palma de Oro de la 77ª edición del principal festival del mundo por “Anora”, mixtura de sátira de enredos, thriller y comedia romántica protagonizada por una extraordinaria Mikey Madison como una bailarina de un club nocturno que queda atrapada en medio de multimillonarios y mafiosos rusos. De hecho, luego de agradecer a dos maestros como Francis Ford Coppola y David Cronenberg, y de hacer una apasionada defensa de la experiencia de ver cine en las salas, el director de “Prince of Broadway” (2008), “Starlet” (2012), “Tangerine” (2015), “El proyecto Florida” (2017) y “Red Rocket” (2021) les dedicó el premio “a las y los trabajadores del sexo de ayer, de hoy y de mañana”.
No fue el único momento memorable para el cine estadounidense (y para los cinéfilos en general), ya que minutos antes del anuncio del premio máximo para Baker, subió al escenario de la Sala Lumière del Palais des Festivals de Cannes el propio Coppola (quien pocos días antes había estrenado aquí “Megalópolis”) para entregarle otra Palma de Oro, aunque en este caso honoraria por la trayectoria, a su amigo George Lucas. Hubo discursos varios, pero la emoción que se sintió en el largo abrazo que ambos se dieron mientras la platea los ovacionaba de pie durante muchos, muchísimos minutos, quedará inscripta en la historia grande de una muestra que, como Cannes, tiene acumuladas unas cuantas páginas de estas dimensiones en sus 77 años.
El Gran Premio del Jurado (segundo en importancia) fue para “All We Imagine As Light”, íntimo y sensible retrato de tres trabajadoras de la salud pública en una inmensa y caótica urbe como Mumbai a cargo de la realizadora Payal Kapadia, que fue la primera película de la India en competir en Cannes en las últimas tres décadas.
Los cinéfilos más radicales celebraron en particular que el jurado presidido por Greta Gerwig haya elegido al portugués Miguel Gomes como Mejor Director por “Grand Tour”, un film delirante y experimental que narra un viaje en 1918 por casi toda Asia, pero apelando en muchos casos a imágenes actuales de Myanmar (ex Birmania), Tailandia, Vietnam, Filipinas, Singapur, Japón y China.
El único film que obtuvo dos reconocimientos fue “Emilia Pérez”, largometraje del francés Jacques Audiard que narra la transición a mujer de un narco mexicano con elementos de thriller, de drama familiar y de comedia musical: Premio del Jurado y otro para sus cuatro actrices principales: Zoe Saldaña, Karla Sofía Gascón, Selena Gomez y Adriana Paz. Por su parte, la distinción a Mejor Actor fue para Jesse Plemons por “Tipos de gentileza” (“Kinds of Kindness”), lo nuevo del siempre provocador cineasta griego Yorgos Lanthimos.
Este año se sumó un Premio Especial para “The Seed of The Sacred Fig”, del iraní Mohammad Rasoulof (quien huyó hace poco de su país donde fue condenado a ocho años de prisión), que desató otra ovación de pie en la platea. Rasoulof denunció durante el discurso de agradecimiento que varios de sus colaboradores están en prisión o siendo presionados por los servicios de seguridad del régimen de su país.
El palmarés principal se completó con el premio a Mejor Guion para la francesa Coralie Fargeat por “The Substance”, film fantástico y de terror que tiene como una de sus protagonistas a Demi Moore, quien estuvo recorriendo la alfombra roja junto a la directora y celebró el reconocimiento desde su butaca.
Aunque algunos films notables como “Caught by the Tides”, del chino Jia Zhang-ke, se fueron con las manos vacías, fue en líneas generales un muy buen palmarés dentro de una Competencia Oficial algo despareja, pero con varios títulos valiosos que el jurado supo reconocer. En definitiva, un cierre a la altura de lo que propone, pregona y expone cada año el festival más influyente del mundo.