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Juicio por Amancay: una condena con gusto a “poco”, una fuga comprobada y un proyecto de vida truncado

Jonathan Sandoval fue encontrado responsable del homicidio de la joven de 20 años y de haberse fugado. Sin embargo, la Justicia no pudo comprobar que se representó el trágico desenlace y actuó sin importarle. La familia esperaba más, mientras que la defensa se mostró conforme.

fotos aldo marchiaro
La sentencia se conoció pasadas las 17:30.

por Antonella Camargo

elchorrillero.com

Actualizada: 04/07/2024 22:00

Rocío Amancay Pedernera tenía 20 años, toda una vida por delante y muchos sueños por cumplir. Deseaba ser abogada y formarse en la profesión, pero también le gustaba cocinar. Había comenzado a trabajar en la cocina de un negocio y así buscaba cumplir paso a paso sus metas. Todo eso quedó truncado en la madrugada del 29 de julio de 2023.

Este jueves, cerró una etapa para sus seres queridos con la condena de Jonathan Werner Sandoval por el hecho. Sin embargo, la resolución no les llevó la paz que necesitaban porque esperaban más. Y saben que nada volverá a ser lo mismo sin “el alma de la casa y el corazón de la familia”.

El Tribunal integrado por Fernando De Viana, Adriana Lucero Alfonso y Hugo Saá Petrino encontró al ingeniero agrimensor responsable del delito de homicidio culposo agravado por la fuga. Lo sentenciaron a cumplir cuatro años de cárcel.

Hugo Saá Petrino, Fernando De Viana y Adriana Lucero Alfonso.

Luego de conocer el veredicto, la familia de la víctima salió de la sala en silencio y casi sin palabras. “Esperábamos más, pero nos conformamos que se coma cuatro años en la cárcel. Sentimos un poco de impotencia porque esperábamos más, se demostraron muchas pruebas y cuatro años me parece que fue poco. Como mínimo esperaba de seis a ocho”, transmitió la mamá, Gabriela Medero.

Después de escuchar la decisión del Tribunal sólo querían irse a su casa. No encontraron la respuesta que buscaban para marcar un precedente y tampoco honestidad en las palabras del acusado cuando les pidió disculpas.

“No fue sincero Sandoval, porque dijo que atropelló a un tacho y hoy me demostraron que sí la vio. Te dice ‘perdón, perdón amancay’, pero sinceridad no tuvo nunca”, expresó.

El debate finalizó este jueves.

“Ni siquiera se detuvo a ver lo que había atropellado”

A lo largo de más de una hora, la representante del ministerio Público Fiscal dio sus alegatos y expuso los argumentos para solicitar cuatro años y tres meses de prisión para Sandoval.

Inicialmente, aclaró que no logró acreditar durante el juicio el dolo eventual, esto es, que el imputado pudo representarse el trágico desenlace, y que actuó de todas maneras. A partir de eso, adelantó que mutaría la calificación legal a homicidio culposo agravado por la fuga.

Relató que la madrugada del 29 de julio, Amancay circulaba por el carril lento de la Avenida Santos Ortiz y usaba las medidas de seguridad. Fue a la altura del barrio Tibiletti cuando “de manera imperiosa, abrupta y violenta fue colisionada en la parte trasera”. Y así, el imputado “truncó su proyecto de vida”.

“Comenzó una secuencia de arrastre por más de 80 metros. A la moto se le fueron desprendiendo las partes, ella perdió las zapatillas, sus pertenencias y el cuerpo se vio sometido a múltiples golpes”, describió.

En este punto advirtió que el ingeniero conducía a exceso de velocidad y que “sin lugar a dudas hubiera resultado evitable si el proceder fuese el correcto”.

Virginia Palacios.

“Una vez producido el impacto continuó la marcha de forma indiferente. Ni siquiera se detuvo a ver lo que había atropellado. No era un elemento, era una persona. Ese irse constituye desdeñable. No solo porque denota indiferencia a la vida, sino porque obstruyó y se mostró indiferente a la investigación. Por lo que no se pudieron recoger pruebas irreproducibles. La alcoholemia se perdió porque se fue”, cuestionó.

Palacios subrayó que “esa es la matriz de la obstrucción” y “no conforme con eso se mantuvo en la tesitura de abstraerse de la Justicia”. Ejemplificó con los plásticos de la moto que encontraron en su casa.

Enumeró las pruebas recolectadas que hacen al hecho y la responsabilidad de Sandoval como el IPH, la intervención de los policías, los diferentes secuestros, las actas de levantamiento, el certificado de defunción, el croquis del lugar, las pericias, captaciones fotográficas y la ampliación de la junta médica.

En relación a cómo lograron establecer la conexión del imputado con el siniestro mencionó la carta de llamadas, los informes de pórticos y patentes, la información del dominio, las pericias sobre la camioneta, declaraciones de testigos y las cámaras de monitoreo.

"No es lo mismo que esté la camioneta (en el lugar del hecho) que salir a buscar a alguien que se va”, criticó.

“No tengo dudas que el factor humano es el causante y determinante en el suceso y el resultado. Si ambos hubieran circulado en la velocidad establecida, se hubiera evitado. Sandoval lo hizo por encima de lo permitido”, aseveró.

Jonathan Sandoval.

En otro tramo, se refirió al planteo de la defensa de que el accidente ocurrió en una ruta nacional donde la velocidad máxima es de 120 kilómetros por hora. “Existe un informe de donde surge que es una avenida”, afirmó.

“Como el señor se fue, hubo que recurrir a múltiples diligencias para establecerlo” sostuvo y ejemplificó con las cámaras de seguridad, que determinaron que hizo 1,80 kilómetros en 60 segundos.

“El cálculo físico arrojó 107 kilómetros por hora. Claramente por encima de lo permitido. Es infracción e inobservancia”, precisó.

En relación al consumo de alcohol en las horas previas, aseguró que “se ha acreditado” en la declaración de quienes participaron en la juntada. “Pero no pudimos saber los miligramos porque se fue”, añadió.

“Jonathan fue negligente e imprudente. Cometió un delito y el supuesto de fuga eleva la escala penal del delito. La conducta atribuida representa y se adecua al tipo penal”, indicó.

“Amancay iba en el capot, la vio a 60 metros y la atropelló”

“Ha quedado probado que el imputado llegó de viaje. Ingresó a San Luis a las 19 y de ahí cansado o no se fue a una juntada con amigos”, inició Guillermo Sánchez Pagano, el abogado del papá de Amancay, Martín Pedernera.

El letrado también apuntó a que “como se dio a la fuga no puedo acreditar que estaba alcoholizado”.

En su alegato, calificó a Sandoval como “un violador serial de la ley de tránsito” al que “no le importaron los resultados”. Fundamentó esto en que tras salir del boliche “el primer acto que hizo fue pasar un semáforo en rojo”.

Guillermo Sánchez Pagano.

“Amancay iba en el capot de la camioneta, la vio a 60 metros y la atropelló”, manifestó y consideró que el imputado “debió representarse el resultado y pudo realizar maniobras para evitar el accidente”

En este punto, dijo que sí hubo dolo, porque se representó lo que podía suceder bajo el argumento de que su vehículo tenía una visibilidad que alcanzaba los 60 metros.

“Nos mintió en la indagatoria, volvió a la teoría de que algo le habían tirado. He defendido a muchos delincuentes y lo que hacen es llegar rápido a sus casas para esconderse”, continuó el letrado.

Sánchez Pagano planteó que un accidente puede ocurrirle a cualquiera, pero “hay cosas que son de buen ciudadano, de buen padre de familia” y por eso tras el impacto debió “ir a buscar a la Policía”.

Se detuvo en el resultado de la autopsia, donde surgió que la joven agonizó cinco minutos: “Tuvo una sobrevida, pero el señor huyó y la abandonó. Una persona que tiene un incidente se queda en el lugar. El interés por la víctima es fundamental. Fue el primero que pudo socorrerla. Hubiera llegado viva al (hospital) Carrillo”.

En concordancia, aseguró que no se fue por temor a que le sucediera algo sino que “el único miedo que tenía era caer preso”.

Por otro lado, comentó que meses atrás la familia de Amancay tuvo un ofrecimiento económico para un juicio abreviado y pese a necesitarlo “lo rechazaron porque quieren justicia”.

Por eso, pidió que sea condenado por homicidio con dolo eventual y cumpla una pena de ocho años de cárcel.

“El dolo está porque arrastró por 88 metros a una persona viva”

Augusto Aguilera Marturano, representó a la mamá de la víctima, Gabriela Medero. En concordancia con su par, pidió una calificación mayor por el hecho y dijo que hubo “una mala lectura realizada por la Fiscalía”.

Augusto Aguilera Marturano.

“El dolo está durante el hecho porque hubo arrastre. Lo que arrastró por 88 metros fue a una persona viva. Durante eso, se dio el tiempo necesario para evitar el resultado dañoso”, afirmó y sumó que “contaba con información porque la visibilidad era óptima”.

Además, hizo alusión a las abrasiones que había en la carpeta asfáltica y que durante varios metros Amancay quedó sobre el capot del vehículo: “No accionó, no apretó el freno ni giró el volante”.

“La ve en el capot y manifestó desprecio por la vida humana”, especificó.

“No lavó la camioneta, no ocultó piezas y se presentó antes de la orden de detención”

Marcos Juárez buscó descartar la teoría del dolo eventual y también que su defendido se escapó de la escena del crimen.

En el comienzo de su alegado apuntó a la investigación en la etapa de instrucción y dijo que “el clamor social influyó de manera directa” en la causa, en la testimonial y también en los funcionarios actuantes.

El abogado, también introdujo la responsabilidad de Amancay por “el estado de los neumáticos de la moto que estaban lisos, no iba respetando todos los reglamentos y no llevaba espejos retrovisores”.

Agregó a eso el “estado deplorable de la calzada con parches, baches y ondulaciones y las condiciones de iluminación, con dos luminarias quemadas”.

Marcos Juárez.

De la misma forma indicó que Sandoval “no solamente colaboró en el secuestro del vehículo, sino que también se secuestraron elementos que permitían conectar el hecho con la camioneta”.

En otro tramo, se centró en el segundo allanamiento donde encontraron plásticos de la moto en la basura de la vivienda: “Está claro que esa evidencia fue plantada para mantenerlo un año detenido con la presunción de que intentó ocultar pruebas”.

Sobre la declaración del ingeniero sostuvo que “tiene correlato con la prueba” y desestimó la certeza de que había consumido alcohol por contradicciones en las declaraciones de quienes estuvieron las horas previas.

Sobre la velocidad estimada en la pericia de 107 kilómetros por horas, tuvo en cuenta que “es teórica porque no se pudo establecer” y que tampoco hubiera sido exceso porque “la ruta es nacional y no una avenida”.

También respondió sobre el semáforo en rojo que cruzó el imputado antes del hecho. Se amparó en que “antes detuvo la marcha por 10 segundos” para corroborar que no pasara otro vehículo.

“No lavó la camioneta, no ocultó piezas y se presentó antes de la orden de detención. Si hubiera sabido que atropelló a una persona esa madrugada habría llamado a alguien”, reiteró.

Finalmente, aclaró que no frenó porque sucedió “en un lugar sumamente peligroso, con falta de iluminación”. “Estaba pasando por el lugar más peligroso de San Luis”, especificó sobre la zona del barrio Tibiletti.

“No estamos en presencia de un criminal, estamos hablando de un error”

El otro defensor, Ramiro Rubio, fue el encargado de cerrar la etapa de alegatos. Puntualmente se refirió a la pena que podría llegar a recibir Sandoval.

El letrado hizo énfasis en que “quedó desacreditado el exceso de velocidad y la fuga”. Por eso, descartó el dolo eventual y un homicidio agravado.

Ramiro Rubio.

Rubio planteó que la situación de Sandoval es única por el tiempo que lleva con prisión preventiva por un hecho de tránsito y por eso, insistió en la libertad. Sumó a eso que el fin de una pena “debe ser la resocialización”.

“No estamos en presencia de un criminal, estamos hablando de un error. Demostró su arrepentimiento y fue sincero”, expuso.

Solicitó que fuera condenado a dos años de prisión en suspenso, la inhabilitación para conducir y el decomiso de lo que el Tribunal considerara necesario. Mientras que en el caso de una calificación agravada, tres años en suspenso.

El perdón y la sentencia

En la última posibilidad de hablar, Sandoval volvió a pedir perdón a la familia de Amancay. También agradeció a sus seres queridos por acompañarlo.

“Estoy en nombre de Dios y que se haga su voluntad”, cerró.

Una hora más tarde, De Viana leyó el veredicto que le impuso una pena de cuatro años de cárcel y ocho de inhabilitación para conducir.

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