VILLA MERCEDES
Crimen de Mafalda Sánchez: los relatos de los vecinos coinciden en que hubo dos hombres en el lugar de los hechos
Hasta el momento, los testimonios concuerdan en que los sospechosos estuvieron parados en el gabinete de la luz antes del crimen. Dentro de la casa había una gorra y ese mediodía la víctima le iba a entregar dinero a su hija.
Por Sonia Schoenaker
El jueves 22 reanudará el debate oral por el crimen de Mafalda Sánchez, una mujer de 67 años que fue encontrada sin vida el 4 de septiembre de 2023 en su vivienda del barrio La Rioja, en la ciudad de Villa Mercedes.
Desde el lunes 12 se juzga a Guillermo Páez como coautor del delito de homicidio en ocasión de robo. Se cree que el acusado no ingresó a la vivienda, sino que actuó “cumpliendo la misión de apoyo y vigilancia”. En la instancia anterior, la fiscalía de Instrucción pidió una pena de 25 años de prisión y en el inicio del juicio, el Ministerio Público Fiscal sostuvo la requisitoria. Hasta el momento, la persona que ejecutó la muerte de la mujer no fue encontrada.
La fiscalía solicitó, a pedido de los testigos, que el imputado no esté presente en la sala en el momento de las declaraciones “por temor”. También pidió a la prensa que no se hicieran públicos los rostros y nombres de los declarantes.
En la primera audiencia, durante la etapa probatoria, declararon tres vecinos que residen en el mismo complejo de departamentos. En sus relatos, dos de ellos aseguraron que durante la mañana del hecho estuvieron presentes dos hombres vestidos con ropa de gafa oscura, que simulaban estar trabajando en un tablero de electricidad. Durante la rueda de reconocimiento, ninguno logró identificar al acusado como el autor de los hechos.
La otra persona que testificó en la jornada fue la mujer que se encargó de dar aviso a la Policía y a Sempro cuando observó la situación en el momento en que llegaba del trabajo.
En el inicio del debate, el fiscal de Juicio, Néstor Lucero detalló que los resultados de la autopsia arrojaron que la víctima estaba “muy golpeada” y señaló que las características físicas que describieron los testigos durante la investigación, coinciden con las del imputado.
La querella, representada por Emiliano Daniel Vera, por su parte, aseveró que tienen “evidencias claras e irrefutables” de que Páez participó del robo que terminó con la muerte de Mafalda Sánchez, mientras que la defensa del acusado, ejercida por Silvana Alejandra Zunini y el procurador Adolfo Cafieri, aseguraron que aportarán material fílmico que acreditará que su defendido no estuvo en el lugar del hecho durante el crimen, y adelantaron que solicitarán una sentencia absolutoria.
El Tribunal está integrado por Mauro D’Agata Henríquez, Daniela Estrada y Virna Eguinoa.
En la segunda audiencia declararon dos mujeres, también vecinas de La Rioja. Ambas identificaron a Páez en la rueda de reconocimiento y sostuvieron sus posturas. Sus declaraciones coinciden con las del primer día, que también aseveran la presencia de dos personas en el gabinete que controla la electricidad de los departamentos.
Al llegar de trabajar, mientras se dirigía hacia la puerta de su casa. una de ellas caminó a la par de uno de los presuntos trabajadores, que ingresó en el palier de la víctima, pero no pudo precisar si el hombre entró a la vivienda de Sánchez.
Lo describió como una persona de aproximadamente 1,69, “retacón”, con tez trigueña y calvo.
Esa tarde la llamaron a declarar y con seguridad identificó a un hombre. Lucero le consultó si la persona que marcó aquel día se trataba de Páez y afirmó: “Sí, es el mismo”.
La segunda testigo vive en el departamento de arriba de la víctima. Detalló que esa mañana se levantó una hora antes del mediodía, y cuando ingresó al baño le cortaron la luz. Su pareja pudo ver desde la ventana que dos personas estaban trabajando en el tablero.
Luego salieron a pasear a los perros y los encontraron en el pasillo. Sobre las características físicas coincidió en que la altura era de aproximadamente 1,70. La primera vez que lo vio llevaba una gorra puesta, y cuando regresó del paseo lo vio con la cabeza descubierta: “Ahí le vi la calvicie y algo en la cara, como un aro o algo así”.
Le mostraron camperas y anteojos que fueron secuestrados durante la investigación, pero no pudo precisar si eran las mismas que usaban aquel día los presuntos trabajadores.
Durante la tercera jornada brindó su testimonio Lourdes Soledad Colombo, la hija de Mafalda. Manifestó que su teoría es que “entraron a robar y no salió como lo esperaban”.
La última vez que Colombo vio a su mamá con vida fue el sábado 2 de septiembre, pero esa misma mañana del crimen estuvieron comunicándose por WhatsApp.
Como todos los mediodías, la mujer y su hijo irían a almorzar a la casa de la mujer. Soledad iba desde su trabajo, y el menor cuando saliera de la escuela.
Cuando el adolescente llegó a la vivienda de su abuela, no pudo ingresar y se comunicó con su madre, quien estaba llegando al lugar.
Soledad notó que la llave estaba puesta desde el lado de adentro, abrió una ventana y vio a su madre tendida en el piso. Algunos vecinos ayudaron a abrir la puerta a la fuerza para auxiliar a la mujer, que hasta ese momento pensaron que estaba descompuesta.
En la misma habitación donde estaba el cuerpo había una gorra tirada y eso les hizo sospechar que un delincuente pudo haber entrado y golpeado a Sánchez. “Sus manos tenían sangre, tenía sangre en la nariz y un hematoma cerca del párpado”, describió.
Ese mediodía, la víctima le iba a dar a su hija una botella de plástico con billetes, que serían destinados a los gastos del viaje de fin de curso de su nieto. El recipiente, que tenía una suma cercana a $50 mil, nunca fue encontrado.
Además testificó el primer efectivo policial que acudió luego de la alerta sobre una persona fallecida, que se realizó en la Comisaría 8º. Aportó que en el lugar intervino luego personal de Homicidios, y que la muerte fue constatada por un profesional del Sempro.
También prestó declaración una mujer policía, amiga de Mafalda de hace 20 años, que pidió permiso para ir cuando se enteró del hecho. Dijo que no ingresó a la vivienda, y que los vecinos le manifestaron la presencia de los dos supuestos trabajadores. Señaló que Sánchez “era confiada y no tenía miedo de que le robaran”, que solía dejar la llave en una ventana.
Un cartero que fue a un departamento a entregar una correspondencia ese mediodía, prestó testimonio y transmitió que en el gabinete de la luz “había dos hombres”, a quienes tuvo que pedirles permiso para ver la ubicación de la dirección donde tenía que ir, ya que en ese sector está escrita esa referencia.
Sobre los detalles físicos de los sospechosos, describió que “uno era más alto y otro más bajito”, y cuando estaban de costado pudo observar que uno de ellos llevaba un tatuaje en el cuello. Cuando se retiró, los sospechosos ya no se encontraban y habían cerrado el gabinete. Durante la rueda de reconocimiento, el hombre no pudo identificar a las dos personas que había cruzado al mediodía.
Cuando se reanude el juicio, quedarán algunos testimonios de parte de la querella, y luego tendrán lugar las declaraciones a favor del acusado.