VILLA MERCEDES
El ex comisario acusado en la desaparición de Abel Ortiz: “Hay otras personas que deben ser investigadas”
Marcelo Acevedo que está implicado en la desaparición de “Pochi” habló de la causa por la que estuvo preso, por la cual no le dan el sobreseimiento; y de los delitos por asociación ilícita que ahora lo llevarán a juicio. Cuestionó la investigación judicial.
Marcelo Acevedo es una de las tres personas que juzgarán como integrantes de una asociación ilícita que tuvo participación en la desaparición de Roque Abel Ortiz. Después de conocerse que la causa fue elevada a juicio, el ex policía habló con El Chorrillero para contar todo lo que sabe.
En la entrevista aseguró que hay personas “que deben ser investigadas”. Y que “no les interesa (en referencia a funcionarios judiciales) la asociación ilícita, sino que nos quieren meter a Abel Ortiz sea por donde sea”.
Recientemente las partes hicieron el ofrecimiento de prueba, que es la instancia previa para que se defina una fecha para el inicio del debate oral. Se han ofrecido alrededor de 100 testigos, más los peritos. El defensor del Acevedo, Hernán Echevarría, hizo oposiciones y cuestionó que la acusación “no es transparente ni concreta”, y que eso impide “la posibilidad de ejercer la defensa”.
“La causa que lo lleva a juicio es por asociación ilícita, no es por la causa de Ortiz. Esta última sigue estando caratulada, hasta la fecha, como una averiguación de paradero (en el Juzgado de Instrucción N° 2), y hace años no se investigó más. Me dicen que me llevan por la asociación, pero encubiertamente hay un homicidio”, aclaró. Expuso que no se hizo “una ampliación de la acusación para decir cómo es que lo mataron a Abel, cuándo y si fueron varias personas”, porque, advirtió, “el delito penal es totalmente diferente”.
La acusación del Ministerio Público Fiscal sostiene que la conducta que desplegaron como "integrantes de una organización está relacionada o tiene algún tipo de participación en la desaparición".
La defensa se opuso a la participación de la familia Ortiz, y fundamentó que “no debe tener injerencia”.
Los delitos contra Acevedo, Alejandra Espinosa (los dos como líderes) y María Vázquez son por tráfico de estupefacientes, zonas liberadas y por cometer ilícitos contra la propiedad. En el expediente hay declaraciones de personas que dicen que los mandaban a robar. Pero para Echevarría “no hay pruebas de que eso realmente existió”.
Acevedo contó que en julio de 2013 volvió a Villa Mercedes (antes de eso estaba con destino en la ciudad de San Luis), para ser jefe de la Comisaría 9°. En ese momento, aseguró, había una banda en el barrio Eva Perón que se enfrentaba a tiros con otras personas de la zona Las Rosas. Que todos los días había conflictos, y que Espinosa se movilizó y pidió a las autoridades provinciales más seguridad para los vecinos. Quería cámaras, y levantó firmas.
En el relato hizo énfasis en un hecho particular: la pueblada que se armó en marzo de 2014 cuando Espinosa y Ortiz se enfrentaron con la familia Figueroa (a quienes le quemaron la casa y tuvieron que irse).
“Me aboqué al trabajo para controlar esa situación, y bajamos el índice de delitos. Ella me daba información de las personas problemáticas, que tenían otras causas porque tiroteaban las casas. Pero inventaron que teníamos una relación sentimental”, sostuvo.
La investigación que hizo, indicó, le permitió detener a varias personas. Todas tenían antecedentes penales, y fueron enviadas al penal. Son los mismos que después lo terminaron acusando.
“Agustín Figueroa (que en ese momento tenía 16 años) le robó un pen drive a Espinosa de la casa, y lo vendió a un vecino por 10 pesos”, y así inició una disputa para recuperarlo. Cuando lo encontraron habían borrado todo lo que tenía adentro. Había imágenes que la peluquera y su pareja no querían que se conocieran, porque eran parte de la intimidad.
Después ocurre el enfrentamiento donde ese joven termina con una herida de bala, y su familia con la casa incendiada. Es por este hecho que la mujer está encarcelada. Echeverría aportó que hoy el damnificado “tiene pedido de captura por un robo calificado”. En ese momento los testigos acusaron a Ortiz de efectuar el disparo, inclusive Espinosa.
“Ese fue el único drama que tuvo Ortiz en su vida, con los Figueroa, que se fueron a vivir a el barrio El Criollo, una zona cercana donde el 16 de septiembre Espinosa lo dejó en Guayaquil y Lisandro de la Torre (porque iba a ver unos amigos, pero nunca más lo vieron). Esta hipótesis la presentamos, pero no fue investigada. Ni siquiera para ser descartada. Creemos que él se metió en la boca del lobo, tal vez sin saberlo”, planteó Echevarría.
Agregó que “hay una persona que declaró ver cómo golpearon y se llevaron a Ortiz en un auto”, y que “todo eso está en el expediente, no es fantasía”.
Acevedo no niega “los mensajes” que suponían una relación con Espinosa, pero defendió que se dieron en un contexto “de trabajo” y de confianza porque ella le pasaba información.
A esa altura, también surge de los testimonios, Ortiz ya se había separado de ella, y vivía en la casa de una hermana en el barrio La Ribera. Ahí la última vez que salió dijo que se iba a encontrar con la ex.
Sin embargo también se revela que horas antes de desaparición ambos fueron a ver una casa “porque ella quería irse del barrio Eva Perón”.
“No era un jefe que estaba sentado en una oficina, me vestí muchas veces de civil para pasar desapercibido, fui a los lugares de conflicto siempre y buscaba la solución. Me proponía esclarecer dos delitos por semana, y la gente que me conoce sabe que fui así”, transmitió.
También señaló que lo involucraron “por una cuestión política y personal” en un momento en el que iba a ser designado responsable de la Unidad Regional II. No quiso explayarse en algunos detalles, pero anticipó: “En el juicio no me voy a guardar nada”. Este caso terminó con su carrera que tenía 28 años de servicio.
Recordó que el juez Leandro Estrada “hizo dos pericias en tres años” porque en el medio estuvo la pandemia del coronavirus: la autopsia psicológica de Ortiz y el peritaje de los teléfonos en Mendoza “donde contestaron que no había ningún delito para investigar”.
“Nunca se investigó la desaparición, siempre se trató la forma de condenar a tres inocentes, se investiga cómo perjudicar y encarcelar a tres personas. Pasaron 10 años y seguimos con la misma teoría. En el expediente no se habla de homicidio, la Cámara dice que no hay delito, y la asociación ilícita nunca se probó realmente, no hay un solo testigo que diga que se juntaban a tomar café, comer asados o a planificar un robo”, sostuvo el defensor.
“A la familia les pintaron que yo y las otras personas somos los responsables, los llevaron a tantas reuniones con esa hipótesis. No hay delito perfecto sino investigaciones malas, y desde el principio no se investigó como debían”, cuestionó.
El Chorrillero le preguntó si conocía a Ortiz: “Cuando fui a hablar con Espinosa por los conflictos que había en el barrio, él estaba ahí y fue la única vez que lo traté”.
También si tenía algo que ver con la desaparición o algún motivo para hacerlo: “Nada, no había ningún motivo”. Y por último qué cree que sucedió. “La hipótesis que te doy es la que surge del expediente, y es lo que presentamos. Yo no digo que son ellos, pero deben ser investigados”, añadió para referirse a las sospechas sobre los integrantes de una familia.
Acevedo ya pidió el sobreseimiento pero no le hicieron lugar.
El misterio sigue siendo el mismo de hace 10 años, igual que el reclamo de una familia: qué pasó con Abel.