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Historias de San Luis: exorcismos

“¿Por qué no me das el atado de cigarrillos que compraste recién en el kiosco de la esquina?”.

Esa fue la contundente frase con que M recibió al sacerdote cuando este entró a su casa convocado por la familia, ante los extraños comportamientos del hombre.

Y nadie, excepto yo, sabía que el religioso había comprado cigarrillos antes del llegar al domicilio del supuestamente poseído por el demonio.

Han pasado muchos años de esta situación, y puedo contarla en primera persona porque el sacerdote me pidió acompañarlo.

El cura oró, usó agua bendita en algunos momentos y el signo de la cruz.

Nada que ver con la película donde aparecían llagas en el cuerpo de Linda Blair, retorcía su cuerpo o daba vuelta la cabeza.

Lo que hacía M era insultar, dar algunos detalles de familiares del sacerdote, provocar y gritar mucho.

El religioso en ningún momento dejó de rezar ni entabló conversación ni respondió ninguna palabra.

Después de una hora, M se desplomó sobre una silla como desmayado, y sus padres, que estaban en la sala del comedor, se apresuraron a taparlo con una frazada.

Entró en un sueño profundo que se manifestaba con profundos ronquidos.

El día siguiente, fui a la parroquia y contó el sacerdote que M junto a su familia habían ido a la iglesia, y que el exorcizado no recordaba nada de nada.

Ni siquiera haberlo visto en su casa.

M era mayor de edad, pero el cura había pedido que sus padres estuvieran
presentes.

Me contó que la compra del atado de cigarrillos y que M supiera que los llevaba en un bolsillo, le confirmó que estaba ante una posesión, además de conocer detalles de su familia y otros signos no tan evidentes.

“Hay que ser prudentes, ya que podía tratarse de alguna enfermedad y no de una posesión”.

Le pregunté por su silencio, y la respuesta fue que había aprendido que con los espíritus malignos no debía entablar diálogo.

Hay muchos detalles, pero forman parte de la intimidad no relatarlos.

Este fue un sacerdote católico, pero los pastores evangélicos y titulares de otras creencias me han contado que ellos también hacen exorcismos.

Obviamente existen creyentes y no creyentes de estas situaciones y prácticas.

Generalmente la gente que no cree en Dios niega por supuesto la existencia del demonio, y califica a estos hechos como alteraciones mentales.

“San Luis en el Misterio” es un libro escrito por Alfredo Salinas que aborda entre otros temas, posesiones y exorcismos ocurridos en esta provincia.

Un caso ocurrido en un barrio de la zona oeste de la capital puntana debió ser resuelto por la policía ante la falta de profesionales o religiosos en un momento muy crítico.

Se lo cuento el próximo domingo junto a otras extrañas situaciones que suceden muy cerca nuestro.

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