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FILICIDIO EN SAN LUIS

Habló la madre de Marina Silva: “Algo más” atrás de la decisión, una “compradora compulsiva” y las mentiras de la familia

Paola Núñez contó quien era la mujer que asesinó a sus hijos de dos y siete años. Se refirió a las deudas y un motivo mucho más importante que ese. Además, se remontó a su rol en la Policía, hechos de violencia, una relación que estaba restableciendo, la relación con Jonathan Funes y un padre “narcisista”.

En la mañana del martes, los cuerpos de Bautista (2) y Sofía (7) fueron encontrados sin vida dentro de su vivienda, en el barrio Los Fresnos, en Juana Koslay. La madre y subinspectora de la Policía, Marina Silva, había dejado un escrito donde se autoincriminaba por el hecho. En el lugar, una garrafa abierta y en el dormitorio, los dos pequeños, con dos disparos.

Con sentimientos contradictorios, la madre de Silva rompió el silencio. Paola Núñez viajó desde Buenos Aires, donde vive hace tres años, a San Luis. Fue para darles el último adiós a sus nietos y también para intentar entender por qué su hija cometió un hecho tan aberrante.

En la entrevista exclusiva con El Chorrillero, Núñez pasó del dolor por la pérdida de los niños al odio a Silva por la forma en que los mató, y luego a la necesidad de verla para buscar respuestas y despedirse porque tiene la certeza de que no saldrá con vida del Servicio Penitenciario.

Así, se refirió al día del hecho, las deudas que tenía la subinspectora, la maternidad, el rol de los padres de los pequeños, una profesión para la que no estaba capacitada, una familia “desunida”, una mujer que se sentía sola, las conversaciones previas, un secreto que guardaba y también apuntó al padre de la mujer, Diego Silva.

Las deudas y “algo más” en el motivo

La situación económica de Silva tuvo un papel fundamental desde que se conoció la carta, donde hizo referencia a las deudas que tenía y que según el Banco Central, llegaban a los 6,7 millones de pesos. Esto también quedó reflejado en los mensajes que había intercambiado previamente con su madre y trasferencias que ella le realizaba con frecuencia por diferentes motivos, para la merienda de Sofía, porque quería comprarles algo a los chicos, porque había llegado el “ratón Pérez” y hasta para pagar servicios.

Núñez reconoció que su hija gastaba más de lo que percibía de ingresos. Buscaba darles a sus hijos una vida de “lujo”, pero también tenía problemas a la hora de comprar. “Si vos le veías el placard, tenía perfumes que ni siquiera los abría, ropa que ni siquiera usaba”, ejemplificó. Sumó a eso, un cumpleaños de Sofía donde no tenía dinero y le recomendó hacer una “tortita” y algo sencillo. Luego vio en fotos un cumpleaños con múltiples cosas y hasta un toro mecánico.

En el mismo sentido, precisó que la joven solía jugar a los denominados “casinos online” y “compraba todo” lo que compañeros o conocidos le ofrecían.

El día del hecho, el padre de la subinspectora habló con los medios y dijo que toda la familia la ayudaba económicamente e incluso le había sacado préstamos. La madre consideró que el hombre debería haberse ocupado de lo que estaba sucediendo y descartó que él se hiciera cargo del alquiler de la propiedad donde residía.

Explicó que los tíos de Marina habían acordado hacerse cargo de ese gasto durante un año, porque ella había cuidado a su abuela que estaba enferma hasta dos meses antes del hecho, cuando falleció.

Núñez consideró que las deudas no fueron el desencadenante de la decisión. “Hay algo más, que lo hablé en la Justicia. Quizás más adelante se enteren y sepan todo. Ahora no lo puedo decir, pero sí, hay algo más. Yo lo había borrado porque me daba vergüenza exponer lo que estaba pasando. Y ayer lo borré porque sinceramente no sabía si iba a hablar en la Fiscalía”, expuso.

Paola Núñez.

El rol de los padres de Bautista y Sofía

Asimismo, dijo que el padre de Bautista, Jonathan Funes no la ayudaba económicamente. Y contó que en los últimos meses habían vuelto a verse para restablecer la relación.

“Es mentira que cuidaba a Bautista, porque yo lo he visto a Bautista venir todo paspado, golpeado de un fin de semana estando con él. Por algo tiene una denuncia por golpes, maltratos. Por algo no vivían juntos, aunque estaban arreglando las cosas. Pero Marina tenía terror de que de nuevo le falle, y le falte el respeto física y psicológicamente”, sostuvo.

Núñez hizo alusión al hecho por el que Funes fue condenado y que sucedió en 2022. Todo inició por un préstamo que habían sacado: “El señor quería un auto de alta gama y mi hija algo más chico y mudarse, porque vivían en un departamento chiquito”.

Describió que hubo una discusión donde él agarró un cuchillo y quiso lastimarla. La mujer se escondió en el baño y llamó a una hermana. Llegó su cuñado para ayudarla y en el forcejeo Funes lo apuñaló. Todo quedó registrado en las cámaras de la vivienda. Desde ese momento, terminaron la relación y Silva debió iniciar con un tratamiento psicológico.

Actualmente, se veían frecuentemente y estaban intentando retomar la relación. Funes solía ir a visitarla en las noches. Sin embargo, esto recibió el rechazo del padre y los hermanos de la subinspectora. El progenitor había amenazado con que si regresaban debía olvidarse del alquiler.

En relación a Carlos de la Rocha, el papá de Sofía, Núñez mencionó: “Fue un muy buen padre. Pero como pareja fue una mierda, porque a mi hija la golpeó, cuando estaba embarazada la dejó, la engañó. Como padre fue excelente. Tenía adoración por Sofía”.

Integrar una fuerza de seguridad pública

“Mi hija hace dos años que ya no tenía que ser policía. Cuando entró en un tratamiento psicológico y psiquiátrico, ya no tenía que haber sido policía. Tenían que haberle sacado la arma”, sostuvo la mujer. Y puntualizó que eso fue desencadenado por el hecho de violencia con Funes y que por eso, estuvo de licencia en la fuerza por casi un año.

En la misma línea, denunció que el padre de Silva “le pagó a un psicólogo privado para que le dé el alta y siga siendo policía”. “Eso ¿por qué no lo investigan? Eso se tendrán que investigar ¿Quién le dio el alta para que siga siendo policía?”, cuestionó.

La madre también confesó que el sueño de la mujer era ser abogada: “El padre quiso ser policía, pero no pudo entrar. Por eso le inculcó siempre eso a ella, el orgullo de ser policía”.

“Mi hija no estaba preparada para serlo. El primer caso fuerte que le tocó, me llamó a las cinco de la mañana llorando para que la vaya a buscar”, recordó.

“Perdón ma, te amo”

Así decía el mensaje que recibió Núñez el 1° de octubre a las 7:01. Fue lo último que le envió su hija. Sólo la primera respuesta pudo ser entregada, mientras que los demás textos nunca le llegaron.

La madre llamó a otra de sus hijas, quien a los minutos emprendió viaje hasta la vivienda de Juana Koslay. Luego de un rato, recibió la trágica noticia: “No están más acá los bebés”. Y le mencionaron que había dejado el gas abierto.

“Yo estaba segura que a mi hija la iban a encontrar muerta. Cuando me llamaron y me dijeron ‘está viva’, creo que fue lo peor. Me había agarrado un ataque y a los gritos decía ‘la voy a matar yo’. Y creo que, si en ese momento la hubiese visto, seguramente la mataba”, afirmó.

Desde ese momento, Núñez buscó entender el por qué de la determinación y la forma en que lo hizo. Así repasó permanentemente los mensajes de las horas y días previos con su hija. No había nada extraño.

Las conversaciones eran diarias. Silva le compartía imágenes y videos de los pequeños. Unos días antes, Sofía le agradecía en un audio a su abuela porque había llegado el dinero del “ratón Pérez” a través de una transferencia de Mercado Pago. Ese fin de semana habían estado en Potrero de los Funes y en una fotografía se veía Bautista. O el retrato de los dos almorzando fideos, mientras el pequeño hacía muecas. La madre también le había enviado un video del nuevo lugar donde estaba viviendo.

“Repaso toda la charla y no encuentro la falla. Y es algo que no me deja dormir”, expresó con frustración Núñez. Y es así, los mensajes transcurrían con normalidad, bromas, dinero para prestarle, las guardias y los niños. Incluso, uno de los últimos videos fue grabado por la subinspectora. Estaba acostada junto a Bauti, él con el dedo en la boca sonreía y decía que no tenía sueño.

El celular y el suicidio que no se concretó

Cuando Silva fue encontrada por una compañera, en la cola del dique Cruz de Piedra les dijo que había tirado al agua su celular. El aparato no pudo ser recuperado y a través de pericias buscan saber qué había dentro.

Núñez indicó que tomó esa acción “porque hay cosas que no quiere que se sepan” y que ya están en manos de la Justicia.

“Intenté buscarle todas las vueltas posibles. La lógica sería que se hubiese quedado ahí con sus hijos y se hubiera matado ahí. Los mató y los dejó solos. Los mató, hizo cartas, hizo cartelitos y los dejó solo. Me dejó solos a los dos nenes. Y después pasaron dos horas y y estaba viva. ‘Tuviste tiempo hija de puta de matarte’”, se cuestionó la mujer.

Planteó que “no tuvo huevos, esa es la palabra. Pero cómo tuvo huevos para matar a los dos hijos no lo entiendo. Ni los perros hacen eso. Ni dos animales dejan solas a las crías tiradas así. Porque cuando a un gato, a un perro se le muere un hijo lo larga y está ahí, lo larga y uno tiene que ir y sacárselo. Lo he visto mil veces. Pero esta hija de puta los mató y los dejó”.

“Esa no es mi hija, a esa persona yo no la reconozco”, dijo con rechazo Núñez.

Un cumpleaños en prisión

Este sábado, Silva cumplió sus 31 años. Lejos de ser un día de celebración, todo parece ser una pesadilla para su entorno. Está en un pabellón aislada, custodiada y con medicación. No puede recibir visitas porque su estado mental no es apto para eso, así lo determinó una psiquiatra este viernes, cuando la madre quiso verla.

Ni su padre, ni sus cuatro hermanos menores quieren verla. Sólo Núñez buscó acercarse para escuchar de su boca el por qué y para llevarle ropa. No lo consiguió por el desequilibrio que presenta. Sí pudo dejarle prendas y también una carta, para cuando mejore la situación emocional.

Hoy, mirando hacia atrás. Núñez cree que su hija nunca estuvo “capacitada para ser madre”, sino que “jugó a serlo” y “forzó muchas cosas”. Se refirió a diversas situaciones para llegar a esa conclusión, como ligarse las trompas después de dar a luz a Bautista, porque no quería volver a tener un hijo.

Dentro de la cárcel, pide que la maten. Por eso también quería verla una última vez, porque pese al odio, al dolor y al rencor, es su hija. Y sabe que la vida de todos cambió para siempre en esa mañana del 1° de octubre.

Núñez no quería hablar con los medios, pero su rechazo a las mentiras que decía el padre de Silva y la familia Funes, la impulsó a hacerlo. Pidió hacerlo de espaldas por el temor a que en Buenos Aires sufra un hecho de violencia.

Insiste permanente en que no podrá perdonar a su hija y que nada justificará lo que hizo. Pero también en que nadie sabe lo que había detrás y todo su pasado, fundamentalmente el progenitor. Por eso volvió a apuntar a él y a un antecedente similar cuando le pidió el divorcio. Fue cuando Silva estaba recibiéndose de Policía. Una jornada, iban padre e hija en moto, la tiró del rodado y él se arrojó abajo a una camioneta, recordó Núñez.

Dos luces que se apagaron

Bautista y Sofía tenían una vida por delante. La inocencia en los ojos. Pero la luz de ellos fue apagada por su madre de una forma cruel.

Sus tías, abuelas y hasta una docente de la pequeña los despidieron en las redes sociales. Allí, plasmaron anécdotas, recuerdos y describieron quienes eran.

En los videos e imágenes que Núñez mostró a El Chorrillero surgió lo mismo. La picardía de Bautista y la dulzura de Sofía. Eran dos niños, de solamente dos y siete años. Eran vida y son las únicas víctimas del brutal filicidio que conmueve y duele a San Luis.

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EN PORTADA EL CHORRILLERO

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