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Una semana del cruel filicidio en San Luis: el fin del aislamiento para Silva y los resultados del dermotest

La fiscalía de Instrucción N°4 avanza en la investigación contra la subinspectora de la Policía acusada de homicidio doblemente calificado, agravado por el uso de arma de fuego.

Silva está alojada en el Servicio Penitenciario.

por Antonella Camargo

elchorrillero.com

Actualizada: 09/10/2024 00:26

Este martes se cumplió una semana desde que la subinspectora Marina Abigail Silva les quitó la vida a sus dos hijos dentro de su vivienda, en el barrio Los Fresnos, de Juana Koslay. Bautista Silva Funes (2) y Sofía Ojeda Silva (7) fueron asesinados de dos disparos. Previo a eso, la mujer dejó una garrafa abierta para provocarles somnolencia.

Mientras Silva permanece alojada en el Servicio Penitenciario, la fiscalía de Instrucción N°4 avanza en la investigación para establecer lo que desencadenó el cruel hecho.

En este sentido, la fiscal María del Valle Durán transmitió a El Chorrillero que durante estos días han entrevistado al entorno familiar de la imputada y también a compañeros de trabajo.

Por otro lado, reveló que se sumó a la investigación la Unidad de Perfil Criminal de la Policía Federal debido a que el organismo cuenta con un equipo interdisciplinario integrado por médicos legistas, psiquiatras, psicólogas y grafólogos.

De esta manera, prestarán colaboración al ministerio Público Fiscal junto a la División Homicidios y el departamento de Delitos Complejos.

En la audiencia de formulación de cargos, Durán pidió dos pruebas relevantes para la causa, como el relevamiento de cámaras, una pericia caligráfica y la copia del chip del celular de Silva, debido a que arrojó su teléfono al dique.

Por su parte, el abogado querellante, Esteban Bustos transmitió que se realizó la técnica del dermotest en distintas partes del cuerpo de Silva a fin de determinar la presencia de restos de pólvora.

La pericia arrojó resultado positivo en la mano izquierda y también en ambos pómulos. “Se detectó la presencia de residuos de plomo, de pólvora, bario y antimonio, que impactan siempre y que quedan en el cuerpo de una persona que manipula y dispara un arma de fuego”, señaló Bustos.

En el mismo sentido, mencionó que también se llevó adelante la técnica del “baqueteo” sobre la pistola de la marca Bersa calibre 9 milímetros, que tenía la subinspectora cuando fue hallada en la zona del dique Cruz de Piedra.

A partir de eso, encontraron la presencia de los mismos residuos, lo que “indica que esa arma ha efectuado disparos”.

“La imputada ha actuado dolosamente, con una intención, un objetivo y un único propósito ¿Cuál era ese único propósito? Acabar con la vida de sus dos hijos menores de edad”, sostuvo el letrado.

Un día después del hecho, la mujer de 31 años fue imputada por homicidio doblemente calificado, por el vínculo y alevosía, agravado por el uso de arma de fuego, y trasladada al Servicio Penitenciario.

Dentro de la cárcel, la subinspectora se encuentra en un sector de aislamiento, por el que pasa cada interno que ingresa al complejo. Este proceso de adaptación se extiende por una semana y está previsto que finalice este miércoles.

Puntualmente, Silva está en un sector con monitoreo de cámaras permanente y donde no hay más de tres reclusas. En el lugar, se encuentra con acompañamiento psiquiátrico debido a que permanentemente hace alusión a la intención de quitarse la vida y pide por eso.

Cronología de un hecho brutal

El 1° de octubre, entre las 5:30 y las 6:30, Silva dejó el gas de una garrafa celeste abierta. La ubicó en el pasillo de su vivienda, en la casa 36, manzana 7 del barrio Los Fresnos.

Luego de eso, hizo un disparo en un colchón, a la altura de los pies, para comprobar el funcionamiento del arma, según expuso la Fiscalía.

Después, les disparó dos veces a cada uno. Como silenciador usó una almohada y un toallón.

La autopsia determinó que Sofía falleció producto de una lesión cerebro cardiopulmonar por pasaje de proyectil de arma de fuego, mientras que Bautista a raíz de una lesión cerebro pulmonar, por el mismo motivo.

Silva también escribió una carta, que quedó sobre la mesa del comedor: “Ni Jonathan (por el padre de Bautista), ni mamá me hicieron embargar el sueldo. Yo sola me llené de deudas y no supe manejarlo. Quise (que) no le falte nada a los niños. Perdón, perdón, ya no pude más. No es culpa de nadie. Pero necesito paz. Pa y ma los amo, hermanos, gracias por todo y Jonathan perdón también, te amo. Perdón por no poder seguir más”.

“No quiero (que) mis hijos sean una carga para nadie. Los amo tanto Bauti y Sofía, que necesito estemos juntos”, cerró en el texto.

Más tarde dejó un cartel en la puerta del patio con la leyenda “no entres” y otro en el ingreso que decía “llamá a la Policía, no entres”. Fue alrededor de las 6:40 que salió de la propiedad. Cerró la puerta de ingreso, dejó la llave en el suelo y las rejas abiertas.

A través del celular, avisó a la Comisaría 34° (donde trabajaba) para que envíen un móvil a la vivienda. Además, envió un mensaje al grupo de sus hermanos y otro a su mamá. “Perdón ma, te amo”, decía el último que databa a las 7:01.

Silva salió caminando del lugar. Llevaba una mochila, una sábana y su arma reglamentaria.

Alrededor de las 9:30 la encontraron en la cola del dique Cruz de Piedra. “Quiero irme con mis hijos y mi abuela”, le dijo a una policía que la contuvo. Cerca de las 11:30 la trasladaron hasta la Comisaría de Atención a la Niñez, Adolescencia y Familia (Canaf).

Un día después, se realizó la audiencia de formulación de cargos. Quedó imputada por homicidio doblemente calificado, por el vínculo y alevosía, agravado por el uso de arma de fuego. La jueza Natalia Lazarte Otero ordenó el traslado al Penal con prisión preventiva por 120 días.

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